La neurociencia entiende a la memoria como un proceso de cambios constantes en las conexiones del cerebro.
¿Cómo proteger el deterioro natural de nuestra memoria?
La memoria es la capacidad de adquirir, almacenar y evocar información. Es decir, primero aprendemos algo, luego lo guardamos en nuestro cerebro y, por último, cuando queremos recordarlo, evocamos ese dato.
Todos los recuerdos están en nuestro cerebro y llegaron ahí gracias a dos procesos: adquisición y consolidación. Cuando aprendemos algo, no formamos instantáneamente memorias, sino que desencadenamos un proceso de consolidación que se irá fijando el recuerdo.
Luego de esto, viene el momento de evocar, que es buscar ese recuerdo entre miles, es traer aquel momento que vivimos hace mucho al presente.
La memoria es la capacidad de adquirir, almacenar y evocar información
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La neurociencia entiende a la memoria como un proceso de cambios constantes en las conexiones del cerebro. Nuestros recuerdos se encuentran almacenados en conexiones entre neuronas, llamadas sinapsis y son de las funciones más importantes de nuestro sistema nervioso.
Cada vez que aprendemos algo, nuestras neuronas se ponen en contacto mediante una conexión sináptica, y mientras dure ese vínculo estrecho entre ellas, los recuerdos perdurarán.
¿Recuerdos que duran más que otros?
Vanesa Tascón, médica geriatra, diplomada en Discapacidad y Medicina pre hospitalaria señala que "hay recuerdos que duran desde unos minutos hasta algunas horas. Esas memorias, llamadas de corto plazo, nos permiten recordar el pedido que nos ha hecho mamá antes de ir al súper. Este tipo de memorias al día siguiente serán olvidadas, como olvidamos los detalles de las películas que vimos la semana pasada".
"En otro lugar se encuentran los recuerdos más viejos. El primer día de clases, las galletitas que comíamos en la merienda con la abuela, el perfume de nuestro amor adolescente...esas memorias son llamadas "memorias de largo plazo", expresa Tascón.
Y agrega: "Nuestra conciencia de los estados transitorios se limita sólo a momentos en que son vividos y no pasa a formar parte de las experiencias de nuestro pasado. La memoria a largo plazo es aquella que traemos al consciente del pasado".
Cada vez que aprendemos algo, nuestras neuronas se ponen en contacto mediante una conexión sináptica
Aliados tecnológicos
Ya no es necesario recordar fechas de cumpleaños, reuniones, autores de libros o recetas, porque a través de alertas de calendarios, recordatorios en redes o el rápido acceso de Google, nos soluciona al instante tener a mano el dato que necesitamos.
Sabes que nuestro cerebro tiene una pareja digital nos quita la enorme responsabilidad de guardar recuerdos, por lo tanto, evitamos esforzarnos innecesariamente.
Sin embargo, aunque sea una gran herramienta, debemos usarlo con prudencia ya que ejercitar nuestro cerebro, preparándolo para el deterioro propio, depende de cuánto lo "pongamos en marcha".
Olvidar
A partir de los 30 años nuestro cuerpo empieza a marcar más el proceso de envejecimiento, siendo esto totalmente natural. Si recordásemos todo, estaríamos tan incapacitados como si no recordásemos nada. El resultado paradójico es que una condición para recordar es que debemos olvidar.
Olvidar es un procesos natural. El problema radica cuando ese olvido no está dentro de lo que esperamos para nuestra edad o para nuestra actividad. ¿Qué es lo que influye y suma factores a esto? El estrés es uno de los puntos más importantes, sobre todo cuando es crónico.
Cuidar la memoria
Lo primordial es controlar todos nuestros parámetros vitales, tensión arterial, glicemia, perfiles lipídicos, alimentación saludable, realizar ejercicio físico. Además debemos sumar dos factores protectores sumamente importantes: el desafío intelectual y los vínculos afectivos.
Todo ellos actuarán de manera conjunta para proteger el deterioro natural de nuestra memoria.
Una condición para recordar es que debemos olvidar
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