Cada mañana repetimos el mismo gesto sin pensarlo: agarrar el celular. Pero ese acto automático puede estar afectando tu energía, tu ánimo y hasta la forma en la que vivís el día. Acá te contamos por qué y qué hacer en su lugar.
Si hacés esto al despertarte, estás saboteando tu energía sin darte cuenta
Te despertás. Abrís los ojos. Y sin pensarlo... agarrás el celular.
Antes de estirarte. Antes de decir "buen día". Incluso antes de preguntarte cómo te sentís. Ya estás ahí, con la cara iluminada por esa luz azul, deslizando el dedo como un autómata.
¿Te suena?
No estás solo. Según un estudio de la firma IDC (International Data Corporation), el 79% de los usuarios de smartphones revisan el teléfono en los primeros 15 minutos del día. Y muchos lo hacen en menos de 60 segundos después de abrir los ojos.
Pero lo que parece inofensivo... podría estar drenando tu energía, tu enfoque y hasta tu estado de ánimo.
¿Qué le pasa a tu mente cuando ves el celular apenas te despertás?
El cerebro, apenas se despierta, está en un estado conocido como fase alfa. Es ese momento intermedio entre el sueño y la vigilia, donde tus pensamientos son más creativos, más sensibles... y más influenciables.
Es el momento ideal para: Plantar ideas positivas; hacer afirmaciones o visualizar objetivos; escuchar lo que realmente sentís.
Pero si lo primero que hacés es entrar a WhatsApp, leer noticias negativas, mirar redes sociales o ver notificaciones... estás llenando ese espacio con caos externo.
Literalmente, te estás reprogramando con ansiedad ajena.
¿Y desde la energía?
Distintas corrientes espirituales coinciden en que la mañana es un "portal energético". Lo que hacés en los primeros minutos marca la vibración que vas a sostener todo el día.
Según el Ayurveda, por ejemplo, la energía de la mañana está dominada por Vata, un dosha ligado al movimiento, la ligereza y la inspiración. Mirar el celular apenas despertás rompe ese equilibrio y acelera la mente antes de tiempo.
El resultado: cansancio, desconexión emocional y sensación de "apuro" constante.
¿Por qué igual lo hacemos?
Porque se volvió hábito. Y como todo hábito, se instala sin que lo notemos. También porque el teléfono nos da dopamina inmediata: novedades, validación, respuestas. Pero como toda recompensa rápida, tiene efectos secundarios: estrés, dispersión, insatisfacción.
¿Qué hacer en vez de agarrar el celular apenas te despertás?
No se trata de convertirte en monje tibetano. Se trata de recuperar esos primeros minutos del día como si fueran tuyos. Porque lo son. Y lo que hagas ahí, en ese pequeño ritual personal, puede cambiar cómo se siente todo el resto de la jornada.
Acá van algunas alternativas poderosas y reales:
1. "Chequeo interno de 30 segundos"
Apenas abrís los ojos, antes de moverte siquiera, hacete tres preguntas en silencio: ¿Cómo me siento ahora mismo, sin juzgar? ¿Qué sueño recuerdo? ¿Qué objetivos tengo hoy?
¿Por qué sirve?: Esto activa tu conciencia emocional antes de entregarte al torbellino externo. Es como tomar el timón mental antes de que el mundo te lo quite. Te conecta con vos y te vuelve protagonista de tu día.
2. Mirar por la ventana (aunque sea un minuto)
Sí, literal. Te sentás en la cama, corrés la cortina y mirás el cielo. No importa si está gris, celeste o nevando.
¿Por qué sirve? Porque la luz natural (aunque sea poca) le dice a tu cerebro que es hora de activarse, sincroniza tu reloj interno (ritmo circadiano) y baja los niveles de melatonina. Además, mirar lejos relaja el sistema nervioso.
Esto lo recomiendan neurólogos del Huberman Lab y es simple, gratis y efectivo.
3. Escribir una línea (solo una)
Un cuaderno en la mesa de luz. Y cada día, escribís una línea apenas te despertás. Puede ser: Un deseo, algo que soñaste, una palabra que te inspire.
¿Por qué sirve? Escribir apenas te despertás accede a una parte de tu mente más intuitiva, creativa, y vulnerable. Si lo sostenés unos días, puede volverse un oráculo emocional muy valioso.
4. Un gesto simbólico: manos en el pecho
Ponete una mano sobre el pecho y otra en el abdomen. Cerrá los ojos por unos segundos. Sentí tu respiración. Nada más.
¿Por qué sirve? Este gesto activa el sistema parasimpático (el que calma), y transmite una señal interna de autocuidado. Es como decirte "estoy acá, conmigo". No hace falta meditar ni repetir mantras. Solo estar.
Bonus: Dejá el celular lejos antes de acostarte
Si querés que todo lo anterior funcione, no duermas con el celular en la almohada. Dejalo en una mesa o rincón donde tengas que levantarte para buscarlo. Ese solo gesto cambia todo.
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Fuentes: fielding.edu; smallbiztechnology