Cada vez más personas se animan a dejar el café por una semana. Lo que parece un simple desafío en redes, en realidad genera cambios reales en el cuerpo y la mente. Esto es lo que dice la ciencia sobre lo que pasa cuando frenás la cafeína ¿Te animás a probar?
¿Qué pasa si dejás de tomar café por una semana?: la ciencia responde
Despertarte sin café es, para muchos, como empezar el día sin alma. Pero en redes sociales no paran de aparecer desafíos tipo "7 días sin cafeína", con promesas de más energía, mejor sueño y menos ansiedad.
¿Es realmente así? ¿Qué pasa en el cuerpo cuando dejás de tomar café, incluso por una sola semana? La ciencia tiene respuestas claras, y no todas son cómodas.
Los primeros días vas a tener abstinencia, parecida a la que generan las sustancias prohibidas.
Sí, el café genera dependencia. No al nivel de una droga dura, pero la cafeína es un estimulante del sistema nervioso central, y tu cuerpo se acostumbra a su presencia diaria. Por eso, al dejarlo, aparecen síntomas de abstinencia.
Según un informe clínico de la Johns Hopkins University School of Medicine, más del 50% de los consumidores regulares de café presentan síntomas físicos al dejarlo, incluso si solo tomaban una taza diaria.
Los síntomas más comunes: dolor de cabeza, fatiga o somnolencia durante el día, irritabilidad, dificultad para concentrarse, náuseas leves o constipación.
"Los síntomas de abstinencia por cafeína pueden comenzar 12 a 24 horas después de la última dosis, alcanzar su pico entre las 20 y 51 horas, y durar hasta nueve días", señala el estudio dirigido por la doctora Laura Juliano, experta en psicofarmacología.
Llega la calma después de la "tormenta": mejor descanso y menos ansiedad
Una de las primeras mejoras que se reportan al dejar la cafeína es la calidad del sueño. Aunque no lo notes, la cafeína puede afectar tu ciclo de sueño incluso si la tomás 6 horas antes de dormir. Un estudio del Journal of Clinical Sleep Medicine demostró que ingerir café hasta 6 horas antes de acostarse puede reducir el tiempo total de sueño en más de una hora, sin que la persona lo perciba.
Además, para personas con ansiedad, el café puede ser un potenciador de los síntomas. Al dejarlo, muchas personas reportan sentirse más calmadas, menos propensas a pensamientos acelerados o ataques de pánico leves.
Día por día: así reacciona el cuerpo cuando dejás el café
Día 1: Leve cansancio, ganas de tomar "algo caliente".
Día 2-3: Dolor de cabeza, cambios de humor, fatiga más pronunciada.
Día 4-5: El cuerpo empieza a regular su energía sin el estímulo externo.
Día 6-7: Mejor sueño, digestión más estable y sensación de limpieza mental.
Esto, por supuesto, puede variar según cuánta cafeína tomabas al día y cuán dependiente sea tu cuerpo.
¿Dejar el café es para todos?
No necesariamente. La cafeína también tiene beneficios comprobados: mejora la concentración, eleva el estado de alerta y, en cantidades moderadas, puede reducir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas, como el Parkinson o el Alzheimer, según estudios del National Institutes of Health (NIH) de Estados Unidos.
El problema no es el café en sí, sino la relación que cada uno establece con él. Si lo necesitás para funcionar o no podés pasar una mañana sin tomar al menos una taza... quizá valga la pena experimentar cómo es tu vida sin él.
Conclusión: no se trata de renunciar para siempre, sino de entender el vínculo
Probar dejar el café por una semana puede ayudarte a resetear tu sistema, conocer mejor tu cuerpo y descubrir si realmente lo necesitás o si solo era un hábito automático. Si después de eso volvés al café... que sea por elección, no por dependencia. Ya sé , es fácil decirlo, pero intentá.
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