Expertos aseguran que el 85% de la población tiene una alimentación de "mala calidad", basada en carnes, harinas y azúcares.
La dieta argentina que preocupa a los especialistas
Los argentinos somos famosos en el mundo por nuestras carnes: con el asado a la cabeza, no hay quien pueda resistirse a los exquisitos platos locales. Sin embargo, esta dieta - que además tiene exceso de harinas y azúcares - preocupa a los especialistas.
Es que, según estadísticas, el 85% de la población del país tiene una alimentación de "mala calidad". Para probar este punto, el nutricionista Sergio Britos, director del Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación, lanzó una detallada encuesta.
El estudio "¿Cómo comen los argentinos?" no solo se enfoca en los productos consumidos, sino también el por qué: y que casi el 40% de la población esté por debajo de la línea de la pobreza, no es un dato menor.
No solo es la falta de recursos económicos, sino también la escasa concientización sobre temas alimenticios, lo que lleva a una serie de hábitos perjudiciales para la salud.
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Britos, en alianza con la Universidad Católica Argentina y la Red Argentina de Bancos de Alimentos, con la colaboración de otros profesionales como Alberto Cormillot, Mónica Katz, y la microbióloga Claudia Degrossi, propuso crear un programa con un manifiesto consensuado, señala Clarín.
Datos que preocupan
Según los datos en los que los especialistas se basaron para elaborar el informe, la alimentación de los argentinos es poco variada y en ella predominan los alimentos con alto aporte calórico.
Cerca del 80% del consumo energético proviene solamente de 40 productos, una tendencia más marcada en hogares con menores ingresos. Para Britos, una dieta "ideal" debería contener al menos 90 productos diferentes.
Harinas, panificados, papa y carne con alto contenido graso encabezan la lista de alimentos más consumidos en Argentina, cuando lo más saludable es basar la alimentación en productos como frutas, verduras, legumbres y yogur.
"Comemos mucha harina, muy poca fruta y verdura, y muy poca legumbre", explicó la nutricionista Mónica Katz al mencionado sitio. Y esto no solo en los hogares con pocos recursos, sino en el 98% de la población.
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Además, la especialista detalló que se consume muy poco pescado en relación al porcentaje de azúcares, snacks, harina y golosinas.
No es menor el dato sobre el avance de productos ultraprocesados: en Argentina aportan más de un cuarto de la energía diaria recomendada, según un informe de la Organización Panamericana de la Salud. Galletitas y gaseosas son los grandes "enemigos".
Falta de variedad
La monotonía en la dieta es un problema igual de preocupante: "Los argentinos comemos de una manera muy monótona en todos los aspectos, si hablamos de verdura, puede comprobarse que comemos siempre lo mismo: tomate, y con suerte se le agrega zanahoria y lechuga; y mucha gente cree que la papa es una verdura cuando en realidad es harina", explicó Katz.
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Por esta razón es que los especialistas sugieren que en Argentina se aplique una política definida en cuanto a la alimentación, con herramientas que alcancen a toda la población.
Cambios urgentes
Los cambios de hábito son fundamentales y tienen carácter de urgencia. Para mantener una dieta de saludable, es importante reducir la cantidad de carnes rojas y aumentar el consumo de vegetales.
"Tenemos el enorme desafío de acompañar un necesario cambio de hábitos alimentarios en la población. Aumentar el consumo de vegetales y disminuir inteligente, y razonablemente, el exceso de carnes rojas, no solo mejora la calidad nutricional de la dieta, sino que también tiene un impacto económico, ya que disminuye el gasto en alimentación", explicó Mariana Albornoz, integrante de CEPEA.
Para los expertos también es fundamental cuidar la representación social de lo que es rico, ya que consideran que "la gente come por placer".
Además, agregaron que para generar un cambio de paradigma es necesario trabajar en "la educación sensorial y emocional en niños".
Consejos para enriquecer la dieta
-Incorporar frutas y verduras de estación;
-Disminuir el consumo de carnes rojas;
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-Reemplazar cereales refinados por legumbres o cereales integrales;
-Diversificar el consumo de lácteos.
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