Tomar alcohol, incluso solo un poco al día, puede hacer un cerebro de 50 años equivalente al de una persona de 60 años.
El alcohol puede encoger tu cerebro, incluso si tomás poco
Confirmado: tomar alcohol no es bueno, ni siquiera en cantidades pequeñas.
Según un estudio publicado recientemente en Nature Communications, su consumo, aunque sea moderado, puede llegar a encoger el cerebro.
Se trata del resultado de una investigación llevada a cabo por científicos del Centro Penn para Estudios de Adicción. En él, analizan los datos de 36.678 personas, del Biobanco de Reino Unido, un amplio estudio observacional sobre salud realizado en ese país.
Los autores de este estudio querían comprobar si beber alcohol podría afectar al envejecimiento medido en el cerebro.
Para eso, observaron los datos sobre consumo de alcohol a la semana o al mes de todos los participantes.
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Dichos datos, previamente extrapolados a consumo diario, se clasificaron en unidades, la medida oficial de Reino Unido para medir el alcohol. Cada unidad equivale a 10 mililitros u 8 gramos de alcohol puro, por lo que no se puede decir que sea igual a un vaso. Un vaso mediano de vino, de unos 175 mililitros, puede alcanzar las dos unidades de alcohol.
¿La conclusión? Una persona con 50 años y un consumo de 4 unidades diarias de alcohol tiene un cerebro equivalente al de alguien de 60 años.
En el Biobanco había imágenes tomadas por resonancia magnética del cerebro de los participantes. Tanto en la materia gris como en la blanca. Esto les permitió relacionar ambas informaciones, controlando factores como la edad, el índice de masa corporal o el sexo biológico. Así, podrían comprobar si había alguna relación entre el consumo de alcohol y la salud del cerebro. Y la hubo.
Vieron que una persona de 50 años que bebía cuatro unidades diarias de alcohol o más tenía en realidad un cerebro equivalente a una al de alguien con 60 años. Puede parecer que esto es mucho alcohol, pero recordemos que cuatro unidades de alcohol pueden ser dos vasos de vino grandes.
De todos modos, incluso las cantidades de alcohol más pequeñas dieron resultados preocupantes. Por ejemplo, si se pasaba de una sola unidad de alcohol a dos diarias, la edad cerebral aumentaba rápidamente en dos años.
Los cambios que experimentaron todos estos participantes pasaban por una reducción en los niveles de materia cerebral, gris y blanca. Es decir, un encogimiento que tuvo lugar a nivel general en todo el cerebro, pero más concretamente en tres áreas de la corteza: el tronco encefálico, el putamen y la amígdala.
El primero supone la mayor vía de comunicación entre cerebro, médula espinal y nervios periféricos. Además, controla funciones como la respiración o el ritmo cardíaco.
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El segundo se encarga principalmente del movimiento del cuerpo.
Y finalmente, la amígdala tiene un papel esencial en el control de las emociones y la memoria.
Todas esas funciones pueden verse afectadas en lo que se observa como un envejecimiento cerebral. A más alcohol, más encogimiento del cerebro y más edad en comparación con la cronológica.