Que en la primera noche de la Fiesta de la Cerveza haya ocurrido una serie de hechos desafortunados, y todos en un solo día, fue casi lo mejor que nos pasó para quienes asistimos a la segunda jornada. Bajaron notablemente dos cosas: la temperatura y la afluencia de público.
Turf y Babasónicos le pusieron rock a la Fiesta de la Cerveza
El lugar es inmenso, tan grande que el trayecto hasta el escenario invita a reflexionar, conversar y hasta sacar conclusiones mientras uno camina. Sin embargo, el viernes por la noche, miles de personas nos acercamos con un mismo propósito: disfrutar de las bandas que son parte esencial del rock nacional.
A pesar de algunos retrasos en los horarios, que parecían guardados bajo siete llaves, imaginamos que Turf salió al escenario un poco más tarde de lo previsto. Joaquín Levinton, con un impecable traje gris, brilloso y moderno, pisó el escenario y, con su inconfundible estilo, saludó al público presente al ritmo de sus canciones, en su mayoría hits.
"Hace 27 años que vinimos por primera vez", mencionó el cantante en un momento, en una misma frase y sin equivocarse. Un montón de tiempo a juzgar por la respuesta de los asistentes, fieles seguidores que bailaron y corearon cada tema. La presentación de Turf fue discreta, sin demasiadas exaltaciones. Ni siquiera cuando Levinton se lanzó al público, dejándose llevar en andas para luego el mismo público hizo que regresara al escenario. Una imagen, algo vintage en estos tiempos modernos.
Luego de los aplausos y una despedida acorde, llegó el momento más esperado: Babasónicos.
Cuando ya habían pasado 15 minutos del nuevo día, la música y la performance de Babasónicos transformaron el ambiente por completo. Con un Dárgelos que, religiosamente, saludó con muy pocas palabras se mostró a gusto y con ganas de dar y recibir. Aunque hubo algunos problemas con el sonido, por momentos no se escuchaba nada bien algo muy extraño- especialmente- de un show de Babasónicos.
Pero la noche, ya muy fría, lograba una conjunción perfecta con la energía de la banda, la cerveza en mano y el polvo en suspensión que, como un efecto especial natural, ya habíamos adoptado como parte del ambiente.
Mientras la procesión de asistentes comenzaba su retirada por la calle interior de la pista del Hipódromo, el cierre de la jornada quedó a cargo de Zeta Bosio. El legendario bajista de Soda Stereo ofreció un espectáculo que combinó música en vivo con el acompañamiento de sonidos electrónicos, en un set que sumó un toque diferente al final de la noche.
Cerveza, rock, y la mejor energía de un público que supo disfrutar al máximo la segunda noche de la Fiesta de la Cerveza. Una experiencia que, para muchos, seguramente fue única.