En la casa más famosa del país, dos participantes fueron eliminados del reality entre lágrimas y deseos de revancha.
Noche picante en Gran Hermano: dos expulsados y nueva placa
A un mes del inicio de Gran Hermano, la tensión en la casa crece mientras los participantes se preparan para la primera gala de eliminación. Giuliano Vaschetto, designado líder de la semana, se enfrentó a la difícil decisión de subir o bajar de placa a uno de sus compañeros. La dinámica del juego se complicó cuando Big Brother decidió eliminar a dos jugadores en una sorprendente jugada.
Santiago del Moro, al inicio del programa, anunció la decisión del reality, enfatizando que era un desenlace esperado. Se hace eco del sufrimiento de Keila Sosa, quien ha estado lidiando con la nostalgia de estar lejos de su familia. "Hoy sucedió lo que muchos anticipaban. El programa no puede mantener a alguien que no desea competir", afirma el conductor.
Horas antes de su expulsión, Keila, originaria de Tigre, expresó su angustia emocional. "No soy esto", dice entre lágrimas, sintiéndose atrapada y afectada por la lejanía de sus seres queridos. Reconoce que su estado de ánimo ha cambiado y que se siente en deuda con quienes la eligieron para el casting: "Siento que me estoy fallando a mí misma y a quienes creyeron en mí".
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A medida que su angustia crece, Keila describió su experiencia como un desafío abrumador. "Me siento encerrada. Necesito ver a mi familia. Estoy desesperada", confiesó, visible en su desasosiego. Durante este momento crítico, sus compañeros, Brian Alberto y Lourdes Ciccarone, intentan consolarla, pero el peso de sus emociones es evidente.
A pesar de sus esfuerzos por mantenerse en el juego, Keila admite la ansiedad que le provoca permanecer en la casa y lo mucho que extraña su vida normal. En un giro irónico, afirma que no se irá "por la puerta giratoria", pero finalmente, Big Brother tiene la última palabra. "Ustedes fueron elegidos para vivir esta experiencia con gratitud", le recuerda el programa, antes de comunicarle su expulsión.
La noticia desata una ola de emociones, y Keila se despide entre lágrimas de sus compañeros, deseándoles lo mejor. Luego, Giuliano debe tomar otra decisión difícil: elegir a un participante para abandonar la casa. Después de deliberar, opta por Brian.
La reacción de los demás participantes es desgarradora, pero Brian, con su habitual optimismo, asegura que volverá en el repechaje. "No se preocupen, volveré. Sigan así y mantengan el ánimo", dice mientras se despide, dejando un mensaje de apoyo para sus compañeros.
Con la partida de Keila y Brian, la casa de Gran Hermano se enfrenta a un nuevo capítulo, donde las estrategias y las emociones continúan en un constante vaivén.
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