Dillom: arte puro que brilla en la oscuridad

El cantante se presentó en Mendoza y, de esta manera, finalizó su gira nacional Por Cesárea Tour. Un artista que lo dio todo, y lo mejor todavía está por venir.

Dillom: arte puro que brilla en la oscuridad

Por:Laura Romboli

Dillom tiene muchas cosas que lo hacen destacarse en la escena musical de Argentina. Tiene una banda increíble, una claridad en lo que quiere ofrecer cuando se para en un escenario, un público que conoce sus canciones, un sonido potente en su obra, tiene rock, tiene sufrimiento y, con tan solo 23 años, tiene mucha historia para contar: de esas profundas que cuestan vivir y que solo la música puede transformar para soportarlas. Pero, lo mejor de todo, es que tiene un futuro increíblemente prometedor.

Si Luca Prodan o Pappo hubieran visto anoche el Arena Maipú, con las chicas y los chicos en bermudas (que, de tantas, parecían reglamentarias) y remeras negras, saltando aturdidos por la música de su cantante favorito, seguramente habrían sonreído mientras pensaban: "Nada está perdido".

Es que la propuesta de Dillom cierra por todos lados. Cuando lleva al escenario su lista de temas -en esta oportunidad, para presentar último disco Por Cesárea-, confirma que este artista sabe lo que quiere.

Con inteligencia y creatividad, el concepto de show en su máxima expresión lo encontramos en sus presentaciones. Tiene tan marcados un principio, un desarrollo y un final que, junto con la puesta de luces -que crean los climas a la perfección- y unas pantallas que aportan lo justo, logra una obra redonda, que se completa con una banda de músicos potentes y talentosos, que seguramente orgullosos ostentarán en su ruta de vida haber sido músico de Dillom.

Y esa obra conceptual, que se planta en el escenario rígida por momentos y más musical en otros, con canciones con una luz especial, nos convierte a los espectadores en mortales agradecidos de recibir lo que el verdadero artista quiere transmitir.

El Arena Maipú se mostró suelto durante toda la noche, como un gran espacio que permitió al público saltar y cantar libremente durante la hora y media exacta que Dillom tardó en recorrer los 23 temas de su lista.

Con pogos que denotaban falta de experiencia (tal vez por ser los primeros para muchos) cumplieron con tildar algunos momentos para que quedarán en el recuerdo y en las galerías de videos de los celulares presentes.

Como una conversación iniciada, tal vez por su relación con Mendoza, señalado ya como un lugar que siempre lo recibirá con los brazos abiertos, Dillom dedicó unas palabras correctas, que lo llevaron a agradecer al final.

¡Y el final! maravilloso: ya alucinados por su música, algo aturdidos por el sonido, el artista fue quedando solo, sin que nos diéramos cuenta, y cantando: "No sé qué hay del otro lado, qué me espera después. Tengo ganas de creer que todo va a estar ok." de "Reiki y yoga", dejó el escenario.

Todo por hacer, todo por creer. Un diamante en bruto con un recorrido enorme y una gran carrera profesional por delante, con más premios, estadios, giras y discos. Pero Dillom lo sabe: todo a su tiempo, aunque pase rápido.