El líder de la incubadora de la UNCuyo habla del programa para startups que arranca en agosto.
Entrevista Post a Juan Pablo Bustos: "Vamos a preparar startups para el mundo"
Aunque incipiente, Mendoza hace rato que subió a la ola de la avanzada informática, la economía del conocimiento y las startups, empresas de innovación que se construyen para operar a escala global en el corto plazo.
Esa es la razón principal por la que la Universidad Nacional de Cuyo lanzó un programa de preaceleración de startups que arranca el 1 de agosto próximo y preparará a emprendimientos para que den el gran salto y muten a empresas de innovación a escala internacional.
Se llama Programa de Preaceleración, porque el paso siguiente para los emprendimientos será pasar a manos las aceleradoras, que son empresas cuyo expertise es invertir y poner lo que haga falta para que el emprendimiento cumpla su objetivo de escalamiento.
Para entenderlo fácil, las aceleradoras son como la plataforma de despegue, de lanzamiento y en Mendoza ya hay varias operando, todas de pura cepa.
Fue así que surgió este programa a partir de un convenio entre la UNCuyo y el Gobierno de la Provincia, a través de la Subsecretaría de Industria y Comercio, y más específicamente, con la Dirección de Emprendedores.
Con Juan Pablo Bustos, coordinador del Área Desarrollo Emprendedor & Incubadora de Empresas de la Universidad Nacional de Cuyo, hablamos de qué se trata el programa de esta nueva tendencia de las startups y de el trayecto recorrido por la incubadora de empresas de la UNCuyo, que ya lleva 19 años.
La UNCuyo convocó a un programa para desarrollar startups. ¿De qué se trata?
Es un programa de preaceleración de startups porque han surgido algunas aceleradoras en Mendoza, pero tienen dificultades para poder encontrar proyectos e incorporarlos y acelerarlos.
Desde la UNCuyo hace 19 años que venimos trabajando con la incubadora de empresas y de aquí han surgido empresas innovadoras y de base tecnológica, que es donde ha puesto el foco la incubadora de la universidad.
¿Cómo se relaciona la incubadora y las aceleradoras de startups?
La aceleración se hace a partir de una inyección de capital y una serie de servicios.
Pero desde la incubadora de empresas de la UNCuyo vemos que hay un bache de dificultad entre los emprendimientos que salen de las incubadoras locales y las aceleradoras, que son las que toman esos proyectos e invierten en estos para que escalen y salgan al mundo.
En función de esta debilidad que vimos, hemos generado un programa de preaceleración que está destinado a emprendimientos de Mendoza, que tengan proyectos y servicios innovadores y/o de base tecnológica, que lleven no más de 4 años funcionando y que estén buscando dentro de sus objetivos poder escalar e internacionalizarse.
También está destinado a aquellos emprendimientos que estén brindando productos o servicios innovadores que ya estén validados, es decir que ya tengan un producto mínimo viable en un estadío de poder empezar a comercializarse.
Ver: Amalia Granata al POST: "Fueron años difíciles pero hay un futuro prometedor"
¿Y qué van a hacer el programa de preaceleración?
Vamos a preparar a estas startups, para que después puedan ser incorporadas a algunas de las aceleradoras de la provincia de Mendoza o de la Argentina y salgan al mundo.
Haremos una selección con aquellos que se postulen y van a poder participar hasta dos emprendedores por emprendimiento o por empresa en el programa de preaceleración que tiene una duración de 16 semanas, en las cuales vamos a hablar de diferentes temáticas que tiene que ver con la preparación de la empresa para poder ser acelerada.
¿Cuáles son esas temáticas para acelerar unas startups?
Vamos a empezar viendo el ciclo de vida del emprendimiento y las necesidades de maduración de esa empresa para poder escalar, el trabajo en equipo, el pacto de socios, la conformación de equipos de alto rendimiento, trabajar mucho sobre las métricas, tanto las comerciales como las económicas financieras, que son en las que ponen el ojo los inversores para ver si los proyectos tienen potencial.
Claro, hay que venir con el número bien claro, no se puede aparecer con una aproximación de cifras.
Tal cual, no solo la claridad de tener el número, sino la madurez de la empresa para poder demostrar que esos números están apoyados en datos realmente confiables.
También vamos a trabajar con los seleccionados en todo lo que son los aspectos jurídicos para poder incorporar los nuevos socios, la internacionalización de aquellas líneas estratégicas y terminaremos con una buena estrategia de marketing y comercialización a través de redes sociales y de poder trabajar mucho una comunicación efectiva de emprendimiento o de la empresa.
Esto es clave, porque a partir de un pitcheo, los seleccionados del programa deberán presentar el emprendimiento a los inversores en la jornada de cierre.
¿Cuántas aceleradoras hay en Mendoza?
Tenés tres aceleradoras que son las que están más activas y que son las que el Gobierno provincial seleccionó para poder acompañar con una coinversión. Tenes a Wakapi, a Lodar y a Embarca.
Lodar tiene un espacio en coworking que está orientado al agro, que se llama Lodo, como barro y por eso la aceleradora se llama Lodar. Embarca, en cambio, está orientada a proyectos tecnológicos y Wakapi trabaja con proyectos relacionados con desarrollo de software. Y después tenemos a Quinto Impacto, que también tiene alguna instancia de aceleración.
¿Todas funcionan como fondos de inversión como lo hace Embarca por ejemplo?
No todos tienen el mismo modelo.
¿Cómo serían los otros modelos de las aceleradoras?
Bueno, Embarca hace una inyección económica en dinero. Wakapi, hace una inversión súper importante también, pero a diferencia de Embarca, lo hace en desarrollo tecnológico, que es ni más ni menos que el conocimiento.
¿Te prestan a los que saben?
Exactamente, entonces en vez de tener que salir a contratar desarrolladores de software ellos te los ponen directamente.
¿Y Lodar, la del agro?
No sé exactamente como está funcionando, pero entiendo que tienen más bien un modelo de coinversión.
Me hablaste de que los proyectos para el programa de preaceleración alcanzaban a los de innovación y tecnología. ¿Qué entra dentro de innovación que no sea tecnología?
En innovación se considera todo aquel tipo de proyecto que tenga un servicio nuevo o significativamente mejorado al que el mercado le reconozca valor, es decir que alguien le ponga la plata para poder comprar eso.
Puede ser algo que ya exista, pero que tenga una mejora significativa o un producto nuevo totalmente. Por ejemplo, dentro de la incubadora de la UNCuyo, nuestra última empresa graduada es una firma que se llama Motia. Ellos lo que hacen es desarrollar experiencias inmersivas artísticas, además de otros servicios relacionados.
¿Es como lo que se vio con la muestra de Van Gogh en el Museo Municipal de Arte Moderno?
Exactamente eso. Lo hacen desde Mendoza y ya han exportado servicios de esas características a Latinoamérica.
¿Algún otro ejemplo?
También hay empresas que están relacionadas con la fabricación de vajillas cerámicas pero que la innovación la hacen en el diseño. Una de las que surgió de nuestra incubadora fue Colbo, que tienen algunos premios internacionales por los diseños que hacen en vajilla.
También podemos ir a proyectos de vitamina D por nanotecnología o Latin Ad, que lo que hacen son intervenciones en vía pública en todas las pantallas gigantes que hay en las calles. Ellos desarrollaron un software para esas pantallas que permite programar desde el teléfono móvil la campaña publicitaria que se vaya a mostrar.
¿Estos emprendedores, que me imagino que ya tienen el perfil para una aceleradora, llegan mentalizados o hay una diferencia grande entre el querer y el poder?
Generalmente los emprendedores que van transitando los procesos de incubación ya van pensando en generar proyectos que sean globales.
Nosotros hemos tomado algunos proyectos que están más relacionados con sustentabilidad como, por ejemplo, fabricación de zapatos sustentables hasta accesorios de moda con residuos electrónicos.
Pero los hemos tomado no solo por el perfil sustentable sino porque consideramos que son proyectos que pueden llegar a internacionalizarse. Entonces, en la etapa de incubación, hemos puesto el foco con ellos, en pensar de forma global ese tipo de proyectos.
Cuando los generan, siempre lo generan con una impronta local y le quieren dar hasta una identidad mendocina y no, hoy por hoy, la idea es hacer emprendimientos realmente escalables.
Por lo que se trabaja mucho también en ese proceso de convencimiento de los emprendedores para que no piensen en pequeño.
¿Qué hace falta, un cambio de cabeza solamente o un cambio que requiere pasar de una liga local o más amateur a una profesional?
Las dos cosas. En principio, el que tiene que estar cien por ciento convencido, porque es el que va a empujar el emprendimiento, tiene que ser el equipo de emprendedores.
Y ahí es donde pasamos de un emprendedor a la conformación de equipo, porque estas cosas no se pueden hacer individualmente, o armás un equipo o te vas a quedar en la mitad.
Y después, cuando tenés esa convicción, ya si empezar a trabajar ese modelo de negocio que tienden a ser ese tipo de emprendimientos globales.
¿Encontrar proyectos con potencial para tener alcance global es el mayor obstáculo?
Sí, es precisamente lo que buscan las aceleradoras, proyectos con un gran potencial para escalar y que puedan internacionalizarse, que puedan tener escala global.
Entonces, cuando uno empieza a identificar este tipo de empresas que están en la provincia, la verdad es que están por debajo del 1 o 2% los proyectos que pueden presentarse a una aceleradora.
A partir de esto, es que este programa de preaceleración tiene la importancia que tiene. Vamos a seleccionar un grupo de empresas y tenemos la convicción de que vamos a poder elegir alrededor de 15 emprendedores para hacer un trabajo muy focalizado.
¿Sólo 15? ¿No todos los que se postulen van a poder hacer el programa?
No, no. Va a haber una selección en la cual vamos a seleccionar 15 emprendimientos con los cuales trabajaremos. De esos 15, cada uno puede presentar hasta dos personas que participen dentro del programa, por la misma modalidad que hemos definido.
Vamos a tener encuentros semanales, que son presenciales, que van a hacer de capacitación y entrenamiento, pero a su vez cada uno de los emprendimientos va a estar acompañado por un tutor para ir desarrollando las herramientas y los instrumentos necesarios para ir madurando el emprendimiento en este proceso.
A su vez, vamos a contar con una serie de mentores, que son empresarios de la provincia, que tienen una amplia trayectoria, y que nos pueden aportar la experiencia y la vivencia de las instancias de éxitos y fracasos que los han llevado a estar donde están.
¿Son empresarios que ya pasaron por el mismo proceso?
Algunos sí y otros no, pero en todos los casos, se trata de empresas exitosas de Mendoza.
¿Los proyectos que se presenten son solamente de Mendoza?
Solamente de Mendoza, por eso decimos que es un programa y no una capacitación, porque vamos a tener instancias de tutorías y mentorías complementadas con la vinculación y la presentación a inversores cuando finalice el programa.
¿Esto que está pasando es solo una especie de moda, o el mundo se está reconfigurando?
Bueno, hay un surgimiento de diferentes actores en Mendoza que tienden a movilizar este segmento de empresas.
Pero necesitás plata para llevarlo a cabo
Necesitás plata, necesitás institucionalidad, necesitás continuidad de ciertas políticas de apoyo. Un ejemplo muy claro de esto es el Parque TIC de Godoy Cruz, que surge como un polo de tecnologías del conocimiento y que es un proceso que llevó 15 años.
De hecho, pasaron tres gobiernos de distintos colores políticos y ninguno dudó ahí.
Claro, y hoy por hoy se transforma en una política de Estado. Y que en Mendoza se le esté dando importancia a la economía del conocimiento para ver si puede ser una de las alternativas de diversificar la matriz productiva y que no sea solamente la vitivinicultura, es una visión realmente super interesante.
¿En qué estadío estamos?
En un estadío incipiente, pero muchos más avanzados que en muchos otros lugares del país. Porque generar lo que se ha generado con la economía del conocimiento, con el Parque TIC, con el polo, con los 19 años que lleva la UNCuyo apoyando la incubación de empresas, es muy importante.
Claro, porque el Polo TIC hoy está lleno de oficinas y empresas que operan ahora, pero recuerdo cuando lo inauguraron, que se veía muy lindo, pero había que llenarlo.
Sí, sí, y no solamente está lleno de empresas, sino que ya se quedó sin lugar para la radicación de las nuevas y hoy están proyectando una ampliación de prácticamente el mismo tamaño del parque actual.
En ese sentido, son síntomas muy positivos, más allá de que nos falta un montón, y que no somos Silicon Valley y eso está clarísimo, pero no es poco y hay que reconocer que, dentro de la catástrofe que es Argentina, estamos dentro de un ambiente favorable para poder impulsar este tipo de emprendimiento.
¿Cuál es el ambiente favorable?
Lo que estábamos comentando, de que existan políticas públicas que tienen diferentes líneas de financiamientos, el tema de que el gobierno se interese de generar programas de preaceleración y apoye.
De que existe institucionalidad y puedan trabajar articuladamente, que el gobierno pueda trabajar con la universidad y la universidad con los empresarios, y estos puedan reunirse en un parque donde hay aceleradoras, que los municipios tengan incubadoras municipales.
Todo esto es el ecosistema, que nos da un ambiente favorable para poder generar este tipo de emprendimientos.
Sobre las incubadoras, puntualmente, hace 20 años se presentó como un modelo de desarrollo. Tras todos estos años y con la experiencia en la UNCuyo, ¿cómo les fue, sirvió finalmente, dio resultados?
La incubadora de la UNCuyo lleva casi dos décadas trabajando, tuvo varios factores a favor, como una política institucional, porque a pesar de que han pasado seis gestiones de diferentes gobiernos universitarios, esta se ha mantenido.
Obviamente, se le ha dado continuidad por los resultados que ha ido generando. Este apoyo institucional ha sido sostenido por algunos aportes económicos hechos por la UNCuyo, sobre todo en sus inicios.
Y después, la profesionalización de los recursos humanos para poder llevar la gestión de estos instrumentos, que como decías, cuando empezamos hace 19 años, nos sentíamos super solos, mirabas alrededor y nadie sabía de lo que estabas hablando.
La profesionalización de los recursos humanos ha sido muy importante, y se han cumplido con todos los objetivos que nos habíamos planteado desde un principio como hacer convocatorias anuales. Se han hecho las 18 correspondientes y en agosto hacemos la 19.
¿Todo eso ha retribuido?
Claro que sí. Estuvimos dentro de las 10 mejores incubadoras seleccionada por la Revista Pymes de Diario Clarín, cuando evaluó alrededor de 600 y nos hemos transformado en un referente a nivel nacional y también internacional:
Si bien no existen modelos de incubadoras y de incubación de empresas, la universidad siempre se caracterizó por tener un modelo propio, incorporando mejoras continuas todo el tiempo, adaptándose a los cambios de contexto, y sobre todo siendo razonables y racionales en el acompañamiento a los emprendimientos.
En ese modelo ha sido clave no incorporar de a 200 proyectos por año, sino 10 o 12 proyectos, de los cuales dos o tres terminan siendo empresas, y de los cuales uno se termina internacionalizando.
Y después, lo que ha traccionado ha sido el éxito de las mismas empresas. Como Energe, la empresa de Energía Solar de Mendoza, que es la más importante de la Argentina y que fue la primera empresa que nació de la incubadora hace más de 15 años.
Y atrás de ella, se produce lo que es el efecto derrame de lo que son las demás empresas con distintos tipos de proyectos y tecnologías.
Podríamos decir que tenemos un modelo exitoso en incubación de empresas en la UNCuyo, pero, por ejemplo, no han corrido la misma suerte las incubadoras municipales, que la verdad es que ha sido como bastante discontinuo el camino.
Hay veces que han andado bien, veces que han desaparecido, veces que han retomado y hoy por hoy estamos en una senda de fortalecimiento de las incubadoras municipales, pero con otro perfil de emprendimientos más social, más tradicional.
¿Las incubadoras tienen que disponer de fondos como las aceleradoras?
No, no, las incubadoras no invierten, sino que lo que prestan son servicios que si los cuantificás, claramente es mucha plata, porque son capacitaciones, asistencias técnicas, redes de contacto, son vinculaciones, un espacio físico para generar actividades, es una red de mentores.
¿Es una plataforma de despegue para que el emprendimiento pueda hacer ese viaje?
Exactamente, es proporcionarles un ambiente controlado, con todo lo que necesitan para que puedan sobrevivir en los estadíos más tempranos que son los que tienen más riesgos.
Es como con los bebés, que les das el ambiente indicado para que puedan sobrevivir y cuando ya lo logran por sí mismos ya los graduás y tienen que salir de la incubadora y ese es uno de los hitos porque las empresas no pueden estar toda su vida dentro de las incubadoras, al final tienen que partir.



