Agua para cultivos: "Hay que avanzar a un esquema de riego 4.0"

Alejandro Gennari, consejero por el Río Mendoza, habla de un método que aprovecha el 90% del agua sin gastar energía.

Agua para cultivos: "Hay que avanzar a un esquema de riego 4.0"

 Alejandro Gennari fue subsecretario de Agricultura y Ganadería de la Provincia y actualmente es consejero por el Río Mendoza, en el Departamento General de Irrigación.

Conocedor a fondo de las problemáticas del campo y del agua, abordamos con él la incógnita de si hay a futuro un esquema de riego que supere al noble sistema de canales y turnos.

Gennari no lo duda y sentencia: "Si lo hay. Tenemos que avanzar a un esquema de riego 4.0". ¿De qué se trata? Un sistema que aprovecha el 90% del agua sin consumir energía.

Se habla cada vez más de la escasez del agua, del consumo urbano excesivo, del rural poco eficiente y de la falta de obras hídricas. ¿Cómo está la situación? ¿Se hizo mucho, se hizo poco, se puede mejorar?

Los últimos 20 años fueron los años de mayor obras de riego, de mayor cantidad de impermeabilizaciones de canales y aún así no alcanza, pero tenemos que pensar en que si no se hubiera hecho lo que se hizo hoy estaríamos muchísimo peor y ni hablar si no tuviéramos el dique Potrerillos.

¿Estaríamos muy mal?

Es que acá hay una relación de integralidad del recurso, porque todas las aguas, la potable y la no potable vienen de la misma fuente e inclusive el acuífero subterráneo también se alimenta con agua del deshielo.

Tenemos que empezar a pensar en cosas nuevas para utilizar todo este sistema porque gran parte del agua riega el arbolado, por ejemplo, que es muy necesario para Mendoza porque refresca nuestras ciudades y además es un atractivo turístico que nos diferencia.

Tenemos mucho por mejorar. Siempre me dicen "hay que tener más agua, hay que tener más agua" y yo invierto la pregunta: ¿Para qué queremos tener más agua?

Por ejemplo, el uso urbano del agua lo establece la Constitución y el sentido común, el uso para consumo humano y animal están además en la Ley de Aguas: claramente no es discutible esa opción, pero también hay que manejarla adecuadamente.

El precio tiene que tener una relación con la escasez de agua, no puede haber un precio de derroche, tiene que valer al menos el costo de administrar el sistema.

Y vuelvo a lo mismo con el sistema de riego: ¿Qué estoy regando? Si estoy regando algo que no tiene mercado, tengo que estar pensando en cambiar el modelo productivo hacia un modelo de más valor, que me permita tener la rentabilidad suficiente para sostener un sistema de riego mucho más eficiente.

Ver: Suarez firmó un convenio para fortalecer al sector productivo de Mendoza

¿Todos los nuevos cambios tecnificados que se proponen para ahorrar agua en la zona rural son factibles de aplicar?

Todo es difícil, todo es complejo por eso yo defiendo mucho a los agricultores, porque hacen una enorme contribución al sistema y a veces no son reconocidos y se los acusa de un montón de cosas injustamente.

¿Cómo regar a manto?

Regar a manto es la consecuencia de un sistema que ha tenido agua, y en donde la condición de que te sobraba agua y no tenías medios para hacer mejor las cosas, provocaba que se termine regando así porque no tienen los recursos o porque hay dificultades, pero no porque quieran regar con un sistema viejo por capricho.

¿Pero se podría regar por goteo?

Bueno. No todo se puede regar por goteo. Un viñedo si se puede regar por goteo, en cambio una pastura demanda un sistema distinto. La horticultura tiene sistema por goteo y también un sistema de cinta.

Por otra parte, los goteos son más fáciles de utilizar cuando se tiene un pozo subterráneo, pero para eso hay que tener un reservorio y tiene que ser filtrada el agua.

Ahora, este formato presenta un problema muy grande para aplicarlo donde hay mucho fraccionamiento de la tierra, porque si se recibe agua de un turno de riego, se necesita tener un almacenamiento, un reservorio de agua de un determinado tamaño, que sirva para regar la finca.

Pensemos que la extensión promedio de las fincas en Mendoza es de 10 hectáreas, en todas las que son menores a esta extensión y que son muchísimas, se complejiza tener un riego tecnificado.

Entonces, en esos casos habría que hacer reservorios de almacenamiento colectivos, lo que implica un salto de calidad muy grande en la institucionalidad del manejo del agua, porque impone a los regantes ponerse de acuerdo en qué lugar, en la finca de quién o en qué ubicación pública se construirá un reservorio.

Después, es necesario que haya una cañería que abastezca a la cantidad de fincas que van a alimentarse de ese reservorio. Esto ya ocurrió, cuando aparecieron los primeros pozos subterráneos hace muchos años y muchos agricultores se juntaban para hacer un pozo y usarlo entre todos, a partir de los derechos condominiales, en donde varios tenían derecho a su uso.

Entonces, si se quiere usar de modo más eficiente el agua superficial se tendrían que hacer este tipo de reservorios para guardar, por ejemplo, un turno completo de agua, de cuatro o cinco fincas, y esas fincas dividirse el agua y nada, ponerse de acuerdo entre la gente, lo que es muy difícil.

En otros lugares, como Israel, por ejemplo, es más fácil porque allí las unidades económicas son mucho más grandes y por lo tanto es más sencillo medir el agua e introducir la tecnología.

En España, en cambio, hay mucho fraccionamiento como acá, entonces allá se hizo un sistema de tuberías colectivas y los agricultores pagan por lo que consumen.

Acá, estamos muy lejos de eso y todavía tenemos que avanzar en otros esquemas por muchos años.

¿En qué esquemas había que avanzar?

Tenemos que avanzar en los esquemas de riego 4.0. Para mi es lo más importante, sobre todo en la zona oeste, que es en la zona que se puede dar, porque es donde se ahorraría más agua y energía.

¿Por qué riego 4.0?

Es una denominación que me inventé yo, porque el riego 1.0 es con inundación; el riego 2.0 es con surcos y melgas; el riego 3.0 es ya con sistemas de goteo o pivote, pero impulsados por el uso de energía; mientras que el 4.0, es presurizado por gravedad y sin uso de energía.

¿Cómo sería?

En Mendoza hay un caso de riego 4.0, como yo lo llamo, que es en el canal La Pampa y arroyo Villegas.

¿Dónde está eso?

En el Valle de Uco, en el límite entre Tupungato y Tunuyán, hay casi mil hectáreas que se riegan por presurización por gravedad. Hay un gran reservorio de agua, que se alimenta en parte con un brazo del canal La Pampa y otro del arroyo Villegas. Eso va a un reservorio grande, el agua pasa por un sistema de filtros y va a una tubería que alimenta casi a mil hectáreas y la gente se conecta directamente a la tubería y no tiene que gastar energía.

¿Cuándo el agua llega a la finca, ahí va a la clásica hijuela?

No, si de las casi mil hectáreas de esa zona hay más de 950 que ya se están regando por goteo, porque este es un sistema que te lleva a poner goteo naturalmente. Después, depende del cultivo. Si tenés viñedo se pone goteo, si se tiene nogales, por ejemplo, se ponen microaspersores o también goteo, y si se quiere regar por surco va a bajar la eficiencia, pero, aun así, va a tener el agua desde el momento que se necesita, haciendo un consumo de acuerdo a la demanda real y no asociado a un turno de agua.

¿Y es más eficiente?

Sí, totalmente. Porque lleva el sistema de eficiencia del uso de agua a casi el 90% con un costo de energía cero, y lo que hace además en esa zona es ahorrar agua subterránea, porque es una zona con problemas en el acuífero.

Por lo que habrá que estudiar a futuro cual es el impacto con el agua subterránea porque al bombear menos agua, el acuífero debería recuperarse.

¿Y se va a replicar ese sistema en otros lados?

Al sur del río Mendoza hay un proyecto para poco más de cuatro mil hectáreas con derecho a riego, que hay entre el río y la picada Tupungato, para generar un sistema de este tipo. Si se llevara a cabo, por la cantidad de hectáreas, generaría un impacto brutal.

¿Cuál?

El primer beneficio es que lleva la eficiencia del agua superficial arriba del 90%. Segundo, al aumentar la eficiencia, dejan de bombear muchísimos pozos y hay un gran ahorro de energía, lo que ambientalmente es de un impacto muy grande porque esa energía se usa para otras cosas dentro del sistema energético.

Tercero, con el ahorro de energía, estamos descarbonizando el sistema productivo. Cuarto, nos permite recuperar el acuífero subterráneo porque le quitamos menos agua. Quinto, la recuperación del acuífero nos permitiría el mejoramiento de las vertientes del arroyo Carrizal, que va a poder funcionar mejor y los regantes del arroyo (los agricultores que reciben agua de allí) y que no están incluidos en esas cuatro mil hectáreas del proyecto, también se van a ver beneficiados.

¿Y el sistema actual de riego por canales, dónde queda?

Bueno, ahí tenemos todo un desafío porque podemos abastecer en forma más continua, pero con menos agua a los regantes, porque la eficiencia va a ser mayor.

El sistema de riego, que es tan rígido, tiene que cambiar. Necesitamos que haya cada vez más reservorios de agua por todos lados porque ya con Potrerillos no alcanza.

Sin embargo, los canales pueden ser muy útiles, con algunas obras menores, para algo importantísimo: adaptarlos al sistema aluvional y controlar los aluviones, que en zonas como la del arroyo Carrizal son grandes y producen daños en casas y fincas.

¿Ese gran cambio con el riego 4.0, entre el río Mendoza, en Luján y Tupungato, que zona abarcaría?

Hablamos de las zonas de Tres Esquinas, Perdriel, Agrelo, Lunlunta y Ugarteche. Es toda la zona del corazón vitivinícola de Mendoza, a la que le sumamos un plan de ordenamiento y embellecimiento que nos permitan mantener bien las arboledas, que sean regadas adecuadamente y le ponemos mejores calles, bueno, lograríamos que esa zona pase a tener un valor mucho mayor al que tiene.

¿Habría que presurizar todo el sistema de riego?

Otra vez, depende del cultivo. Hay cultivos presurizables como el viñedo, si lo estoy regando por goteo. Se ve mucho en la zona de Luján y el Valle de Uco, de la que estábamos hablando, que tienen una gran transformación hacia una vitivinicultura de calidad, con vinos que se exportan y con enoturismo.

Sin embargo, en la Zona Este, donde también hay una gran transformación, donde se han perdido muchos viñedos y fincas de frutales, se cambió hacia la chacra y las pasturas, que usan otros sistemas de riego.

La chacra, por ejemplo, necesita agua permanente, con más regularidad porque las raíces de los cultivos no van a dos metros de profundidad. Entonces, el sistema de turnos, en la que el agua pasa una vez cada 9 días, ya no es tan eficiente y necesita un sistema de pozo de agua subterránea para regar mientras no tiene el turno.

Y los cultivos de forraje y hortalizas de 30 hectáreas o más pueden perfectamente usar riego con pivote, que es un sistema de altísima eficiencia, que es caro, pero que aumenta la eficiencia de riego en un 90% y provoca un salto técnico, porque si se pone pivote se pasa a otra categoría, porque genera una gran productividad.

¿Cómo funciona el pivote?

Es un sistema de riego móvil con un lateral que rota alrededor de un punto fijo donde se encuentra la toma de agua, que luego se desplaza a múltiples brazos por donde baja el agua y en cuyos se dispersa hacia el cultivo de forma circular con una altísima eficiencia.

Este sistema permite fertilizar con el agua de riego, en vez de hacerlo en tierra, e incluso aplicar algunos pesticidas.

¿Y se ven acá en Mendoza?

Claro, si uno va a Santa Rosa, se ve un tipo de pivote que riega alfalfa o maíz, y otro que riega papa o ajo en San Carlos, al sur de Pareditas, hablamos de que hay unos 40 pivote en cada departamento.

¿Qué cobertura tienen?

Muy importante, cada pivote cubre 50 hectáreas, multiplicado por 40 pivotes son unas 2.000 hectáreas en San Carlos y otras 2.000 en Santa Rosa, que se están atendiendo con ese sistema.

¿Son todos sistemas muy rendidores?

Y necesarios, porque hoy necesitamos que las producciones agrícolas de las fincas tengan mercado y generen ingresos porque el riego nos exige más para mantenerlo y modernizarlo. Además, en toda la zona Norte dependemos del Río Mendoza, un río que abastece a la mayor cantidad de plantas potabilizadoras para consumo humano, que riega el arbolado, plazas, jardines particulares, se usa para el aseo personal y de todo tipo de objetos, se llenan grandes piscinas y miles de pelopinchos en verano.

El río Mendoza atraviesa los grandes núcleos urbanos del norte de Mendoza y además riega la agricultura de toda esa zona que se extiende hasta el departamento de Lavalle. Cada vez le vamos a pedir más al río y por eso es necesario avanzar en un cambio.