El electo vicerrector de la UNCuyo concluye que la crisis nacional es producto de años de mala praxis política.
Gabriel Fidel: "Una macroeconomía sana no es de derecha ni de izquierda"
Gabriel Fidel cuenta con una envidiable y respetada trayectoria profesional, habiéndose destacado en ámbitos que hoy podrían considerarse totalmente contrapuestos. Radical de siempre, fue ministro de Economía y Turismo del ex gobernador Roberto Iglesias y ministro de Gobierno, del ex gobernador Julio César Cobos.
Luego dejó la política y se mudó a la actividad privada donde durante años comandó los destinos de una de las bodegas internacionales top de Mendoza. Ahora recala en una nueva etapa, que es la gestión universitaria, luego de haber sido elegido como vicerrector de la Universidad Nacional de Cuyo, junto a Esther Sánchez, quien es la nueva rectora electa.
Para Gabriel Fidel la universidad toma un rol central en este momento crítico de la Argentina porque cree, que es la innovación, investigación científica y el conocimiento lo único que podrá llevarnos hacia el progreso.
Pero antes, en su opinión, la política debe frenar la inflación, ordenar la economía, avanzar a un gran acuerdo nacional, proyectar una agenda país común con una política de Estado y un proyecto de largo plazo con un fuerte perfil modernizador.
Usted y yo somos de la generación del regreso de la democracia. Han pasado todos estos años y estamos casi en el mismo lugar. Se probaron distintas recetas, programas, hubo audacia, transgresiones y acá estamos. ¿Qué nos pasó?
Está claro que estamos peor no solo desde el punto de vista económico sino desde algunos indicadores sociales, tenemos muchísima más pobreza y una inequidad mayor que la histórica. Claramente ha habido mala praxis, no solamente desde la vuelta de la democracia sino desde antes. Argentina tuvo sus primeras crisis inflacionarias en los años 50', tuvo golpes militares, no tuvo continuidad política, pero sobre todo no entendió los cambios que iban ocurriendo en el mundo desde la posguerra en adelante, la irrupción del fenómeno de la globalización, la revolución digital. A la Argentina le ha costado entender en todas estas décadas cuál era su modelo de inserción en el mundo y también la importancia de tener políticas de Estado y continuidad.
No hemos acertado en un modelo.
No hay un solo modelo de desarrollo que hace que un país tenga éxito. ¿Qué es el éxito para un país? Crecer y distribuir la riqueza equitativamente, la felicidad de sus habitantes, el bienestar general, ese es el objetivo de una sociedad exitosa y la Argentina no lo encontró.
Ahora, para eso hay distintos modelos. Si tomamos el caso de Europa, es muy distinto el modelo francés, del inglés y del alemán, y también hay distintos modelos de integración en el mundo. La Unión Europea es un ejemplo de ello. Los modelos de integración en Asia son otro ejemplo. En lo que respecta a Argentina y nuestra inserción en el plano internacional, hace décadas que hemos perdido el rumbo.
Desde el punto de vista local, lo que nos agobia es que no crecemos desde 2010, que es muchísimo tiempo porque además la población sigue creciendo, y además llevamos muchas décadas de involución y la inflación es el síntoma de lo que nos pasa.
Crecimiento e inflación son temas estructurales que no podemos resolver definitivamente
Es que no entendemos que una macroeconomía sana es esencial y eso no es ni de derecha ni de izquierda. Es esencial para cualquier país. No entendemos que lo primero que tenemos que hacer es un plan de estabilización que nos permita dejar atrás la inflación, porque la inflación es como la fiebre, es un síntoma de los problemas que tenemos. La inflación es mala para las empresas y sobre todo para los asalariados porque ellos no pueden luchar contra la inflación. Cuando pasa lo que le pasa a la Argentina, que no termina de enfrentar su problema con un gran acuerdo nacional, con un diagnóstico y una agenda país compartida, terminamos así, a los tumbos, tratando de zafar de las coyunturas y sin entender de qué es lo que hace a un país ser exitoso en el largo plazo.
Por lo tanto, lo primero es tener una macroeconomía sana. Eso implica tener una política fiscal y monetaria ordenada, tener una política que favorezca la inversión porque es lo que produce riqueza. Los países crecen cuando hay inversión y en el país tenemos índices de inversión muy por debajo de los niveles necesarios para que la Argentina crezca. Hace falta generar expectativas positivas, no cambiar las reglas de juego permanentemente. Y después, tiene que haber un nivel de distribución de la riqueza que permita ser un país con consumidores, con un nivel de ingreso suficiente para tener un mercado interno fuerte. Entonces, es importante tener una buena inserción internacional y también un mercado interno potente.
Y luego, viene algo importantísimo, que es entender esos cambios. La innovación, la ciencia y la tecnología es lo que realmente determina al final el nivel de bienestar, crecimiento de un país o una región y si uno mira ejemplos de países o regiones en el mundo que mejor les va, son aquellas que tienen sistemas de innovación y desarrollo científico y tecnológico que les permite ir adaptándose a los cambios. Esto no es de ahora, es desde siempre. Desde el siglo XIX viene pasando. Y hoy, a partir de la transformación digital y de esta era de cambio que estamos viviendo, tenemos que buscar cómo insertarnos en el mundo dentro de las cadenas globales de valor a partir de nuestra transformación.
Pero claro, son dos cosas que van de la mano, si no hay una macroeconomía sana, es más difícil poder crecer y más difícil poder planificar un negocio. Y si además, no se tiene un país cuya principal preocupación sea su inserción en el mundo, también es otro problema serio. Para mi es muy importante que la Argentina entienda esto y si no lo entendemos vamos a estar cada vez peor.
Hoy podemos hablar del paro de un sector, mañana vamos a hablar de la crisis de otro sector, pero en el fondo el problema es sistémico, porque nos achicamos cada vez más, las necesidades son cada vez mayores y la puja distributiva es cada vez grande y ningún país puede crecer sanamente con una puja distributiva permanente. Todavía no entendemos que el problema es sistémico, que el problema es mucho más profundo que un conflicto concreto.
Usted es una persona que ha viajado por el mundo. La dirigencia política y empresaria argentina y mendocina es muy viajada, conoce el mundo, tienen roce. ¿Por qué cree que no ha terminado de absorber esas ideas y cambios?
Bueno, cada país tiene modelo y nosotros vivimos de coyuntura en coyuntura, no tenemos una mirada a largo plazo. Hay que tener grandes acuerdos nacionales, o un modelo de desarrollo que sea una visión compartida como país y aquí no pasa. Al contrario, un mismo partido político ha tenido distintos modelos de desarrollo.
Tenemos que tener la innovación, la ciencia y la tecnología como política de Estado, cuidar nuestro aparato productivo porque contamos con un aparato industrial relativamente importante, el agro, la industria, el sector energético, los alimentos, el turismo. Hay que cuidar esos sectores que son los vectores del crecimiento, ponernos de acuerdo en ver cómo ampliamos mercados en el mundo, cómo llevamos adelante el proceso de integración regional, entender que tiene que haber una macroeconomía sana, que debemos lograr niveles de equidad y distribución de la riqueza adecuados porque la Argentina fue eso, se hizo grande por eso, porque tuvo una gran clase media, hubo movilidad social ascendente e había igualdad de oportunidades. Todas esas cosas son parte de nuestro activo como sociedad y como país, que no tenemos que perder. A partir de ahí hay que lograr consensos, nunca van a ser absolutos, pero hay que tener una agenda país compartida. Creo que eso es lo que le falta a la Argentina. Somos un país con ciclos muy fuertes, tenemos crisis enormes, no tenemos políticas de largo plazo que nos permitan proyectarnos, para mi esos son los principales problemas.
Usted ha estado muchos años dentro de la política y cargos de gobierno. ¿Por qué cree que hay tanta dificultad para el consenso?
La política no está aislada de la sociedad a la que pertenece, es parte de ella, los políticos salen de la misma sociedad, no vienen de Marte, son de acá. Debemos ser mucho más sensatos, buscar puntos de encuentro, creo que el rol de ciertas instituciones es ayudar a encontrarlos, como, por ejemplo, la universidad, entender cuáles son las prioridades, no podemos ser una fábrica de pobres, no podemos acostumbramos a la idea de que parte de la población esté fuera del sistema para siempre. No podemos estar mirando como crece la desesperanza y mucha gente se quiere ir del país y que no nos conmueva. Todos, en nuestras familias, tenemos parientes que se están yendo. Esas son las urgencias.
Argentina tiene grandes fortalezas, activos que son sumamente importantes y cuanto más nos demoremos en encontrar esos acuerdos más vamos a ir desgastando esos activos. Hay que acordar y ayudar a construir. Esa tiene que ser la gran preocupación de la dirigencia.
Las grietas no sirven para nada. Sirven el disenso o las distintas visiones, pero la grieta, esta visión de que yo con el otro no tengo nada que hablar, no sirve en absoluto.
El problema es que cuando hablamos de grieta no hablamos de diferencias profundas, hablamos de estados de no reconciliación, de confrontación total.
¡Claro! La grieta es pensar que yo con el otro no tengo nada que hablar y la verdad es que el otro ayuda a crecer. Un buen ejemplo es la universidad, porque es un lugar donde la diversidad te permite ser una mejor universidad, cuando esa otra visión aporta, también ayuda a crecer.
Ahora, cuando se vive en universos paralelos es imposible, esa no es la realidad de la gente porque las preocupaciones de un trabajador, del dueño de una pyme o de un joven son las mismas. Creo que debemos buscar que nuestro país aproveche todo ese potencial que tiene, que no siga destruyendo la riqueza que tiene, porque cada argentino que se va es destrucción de riqueza, de esos activos que uno tiene y que en economía se llaman factores de la producción. ¿Argentina por qué se hizo grande? Entre otros factores, por el de los inmigrantes. Cada argentino que deja de contribuir, cada empresa que cierra, cada oportunidad que se pierde, es pérdida de tiempo aprovechada por otros activos. Y por supuesto que la consolidación de la pobreza como un fenómeno estructural de la Argentina es un problema gravísimo porque nos vamos acostumbrando a que una parte de los argentinos estén directamente excluidos del sistema. Eso es muy grave porque lo que hizo grande a la Argentina fue la igualdad de oportunidades y la educación pública que permitió garantizarla. Por eso es urgente que tengamos que encontrar grandes acuerdos, grandes consensos.
En estos tiempos en donde el cambio digital y el hábito digital ha sido violento luego de la pandemia, a lo que se suma una generación joven que hace todo por teléfono, por la aplicación y quiere trabajar desde la casa. ¿Cómo se debe preparar la universidad para eso?
Creo que el sentido de comunidad universitaria lo vamos a seguir teniendo siempre y nosotros con Esther vamos a trabajar mucho en eso, en una comunidad universitaria diversa, con distintos claustros, con distintas ideas, con pluralismo, donde las nuevas tecnologías también sirven para achicar distancias y permitir más trabajo en red.
Hoy, el paradigma de la cooperación es un paradigma que tenemos que abrazar y hacerlo crecer frente a quienes creen que el individualismo es la solución, creemos que la cooperación y el trabajo en red es el camino porque a mí me va mejor y crezco más si coopero con el otro, eso es trabajar en red, por lo tanto el sentido de comunidad universitaria lo vamos a profundizar, creemos que así vamos a hacer una mejor universidad.
Aprovechar las ventajas de las nuevas tecnologías, la multimodalidad, la virtualidad nos permitirá llegar mejor al territorio, a lugares donde no llegábamos, federalizar nuestro trabajo, trabajar mejor con la red universitaria nacional y la internacional, vincularla de una forma más robusta que en el pasado.
Con Esther estamos trabajando en ese sentido y se va a ver reflejado en las funciones esenciales de la universidad que son una mejor gestión académica en la docencia, en la extensión y la vinculación, y en la investigación, vamos a impulsar un trabajo muy robusto en ciencia y tecnología.
¿Y la oferta educativa, hay que cambiarla en algo o dejarla como está?
Vamos a trabajar para que haya trayectos más cortos, es decir, en algunos casos, carreras más cortas y en todos los casos, que nuestros graduados terminen sus carreras antes. Hoy tenemos índices de 9, 10 u 11 años para graduarse en una carrera. Tenemos que tratar que el graduado salga rápidamente porque el mundo del trabajo lo está esperando y porque él necesita trabajar.
Por otra parte, debemos tener flexibilidad y entender que nos está demandando el mundo del trabajo, la sociedad y la economía, una mayor respuesta a la demanda. Quien entra a la universidad necesita determinadas herramientas para insertarse en el mundo del trabajo y hay que dárselas. Vamos a hacer muchos cambios e incorporar la multimodalidad que hace mucho habían llegado y la pandemia la aceleró. Hoy ya no se puede volver para atrás.
Sin embargo, hay cosas que son irremplazables. La relación enseñanza-aprendizaje en la presencialidad es irremplazable.
¿Es más rica la presencialidad que la virtualidad?
Hace 34 años que doy clases y puedo decir por experiencia que es mucho más rica la presencialidad, la vida en el aula y universitaria para un joven son irremplazables, por eso una cosa es pensar en las herramientas, pero eso no significa que se pueda prescindir de la educación presencial.
Estuvo el último tiempo muy ligado a ciencia y tecnología, a lo digital. ¿Qué ve hacia adelante?
Hace muchos años que vengo viendo la importancia de la innovación vinculada al desarrollo científico y tecnológico y uno lo ve no solo en el sector, en la economía de base tecnológica, sino también los sectores tradicionales de la economía y en la vida cotidiana.
Tenemos que lograr incorporar la innovación y el desarrollo científico y tecnológico en todas las cadenas productivas. No podemos pensar la economía del futuro sin esto, por eso es tan importante nuestra apuesta por la investigación científica y buscar que nuestros científicos estén cada vez más vinculados con la sociedad.
Hoy en día, la diferencia que se logra de mayor producción en una determinada cantidad de hectáreas, de que haya más fila o menos para un trámite, de que una industria pueda insertarse en las cadenas globales de producción, de que una pyme pueda tener más mercado y de que uno pueda estar mejor remunerado, todo eso tiene que ver con la innovación que estamos viendo y es muy importante que toda una parte de la sociedad no se nos quede fuera de esto, porque hay una parte de la población que si se va quedando fuera del sistema, desde la escuela primaria, finalmente no tendrá ninguna posibilidad de insertarse en el mercado laboral.
En este sentido, la universidad tiene un rol irremplazable en la transformación de la comunidad. ¿Por qué? Porque desde la universidad surge el conocimiento clave para la transformación. Dentro de los países que mejor les ha ido, cuando vamos a las regiones de esos países que más prosperaron, son las que desarrollaron el conocimiento.
¿Por qué Mendoza no puede retomar su camino pujante de hace 30 o 40 años?
Hay algunos sectores de Mendoza que les ha ido muy bien y han crecido, como la vitivinicultura, el turismo y el sector energético ha sido muy importante para Mendoza, pero ha habido un declive la producción de petróleo y gas de la zona norte de la cuenca cuyana y no se ha alcanzado a reemplazar lo que se producía en el norte con lo que se produce en el sur.
Sin embargo, Mendoza es parte de un sistema mayor que se llama Argentina, por lo que nos beneficiaría una Argentina mucho más estable y a Mendoza siempre le fue muy bien cuando en el país crecieron las exportaciones.
También tiene que ver con la ampliación de la matriz productiva y esta se logra por algo que he repetido durante toda la entrevista que es la innovación y el desarrollo científico y tecnológico, esto es fundamental porque de esta manera puede rejuvenecer las cadenas de valor, que crezcan y puedan vender más.
El desarrollo del talento y la creación de empresas es lo que nos va a permitir crecer como comunidad. No hay que mirar solo las empresas que existen hoy sino las que hay que crear. Tenemos que lograr que nuestros jóvenes vean que trabajar no es solo conseguir un empleo sino desarrollar sus propios proyectos.
La Argentina de nuestros abuelos era una Argentina en donde no pensaban donde conseguían un empleo, pensaban en armar su negocio, su panadería, su almacén, su pequeño taller metalúrgico o textil, su finca. Eso es lo que va a permitir que la economía crezca, incorporando innovación en las cadenas productivas e impulsando la economía del conocimiento.
¿A qué le llamamos economía del conocimiento?
Estamos hablando del sector de la economía que crea empresas de base tecnológica y científica.
Mendoza tiene un fuerte e incipiente desarrollo en esa área
Tenemos un desarrollo importante, con empresas que han hecho punta, pero hay que ir por más e incorporar esas innovaciones a las cadenas de producción tradicionales porque permitirá relanzar esos sectores con más fuerza y más éxito.
En los sectores dirigentes hay un debate velado muy fuerte sobre la explotación de la minería. ¿Qué opina?
Está claro que el mundo no puede vivir sin minerales. Usamos minerales en nuestra vida cotidiana, teléfonos, computadoras, en nuestras casas. Ahora, también está claro que la sostenibilidad es fundamental para toda sociedad que quiere crecer bien y esta tiene una triple dimensión: la ambiental, la social y la económica. No se puede crecer si no se tiene en cuenta la dimensión social y ambiental. En ese sentido, tenemos que encontrar la manera de que estas actividades tengan sustentabilidad desde el punto de vista ambiental, por eso pongo tanto énfasis en la ciencia y la tecnología porque va a ser por ahí por donde podremos encontrar el camino para que actividades que hoy consideramos contaminantes mañana puedan ser sustentables. Creo que los mendocinos quieren ver eso. Hay que dar respuesta a esta inquietud que viene del lado de lo ambiental porque la preocupación es por el agua y Mendoza, claramente, tiene que ser más eficiente en el uso de los recursos hídricos. Hay países que son desiertos y hoy tienen agua porque consiguieron desalinizar el agua del mar ¿Cómo lo lograron? Con conocimiento científico. ¿Cómo hacen otros países para ampliar exitosamente su matriz productiva? Del mismo modo. Y ahí las universidades tienen un rol fundamental.
Si resumimos, la innovación científica y tecnológica, la economía del conocimiento, los grandes acuerdos nacionales, son los pilares para tener una sociedad que crezca y que tenga mejor calidad de vida.
¿Si fuera ministro de Economía, que haría ahora?
Primero hay que devolver la confianza, porque en la Argentina se ha perdido la confianza y las expectativas. Para eso hay que dar señales muy claras, tener un plan de estabilización que permita bajar la inflación, eso es urgente. Aplicar una política fiscal y monetaria responsable y alentar la inversión porque lo que permite frenar la inflación es el crecimiento de la oferta. Hay que generar un shock de confianza porque las expectativas son muy malas y terminar con esta Argentina cíclica, que cada tanto ve como inevitable una gran crisis porque eso es destrucción de riqueza. El principal objetivo debe ser parar la inflación porque si no, no hay paritaria que aguante, no hay plan familiar que aguante. Esto es necesario además para poder tener ahorro. No se puede tener inversión si no se tiene ahorro, y esta inestabilidad tan grande anula cualquier posibilidad de tener ahorro y crédito.