Para el empresario mendocino el gobierno de Alberto Fernández "está terminado".
Badaloni: "Mendoza no crece porque no tiene industria"
Dueño de Andesmar, una de las más tradicionales empresas de transportes de pasajeros y turismo de Mendoza, y titular de la UIM (Unión Industrial Mendoza) Mauricio Badaloni hace tiempo que eligió romper el molde y salirse del clásico bajo perfil del empresariado mendocino.
Así, se animó y fue precandidato en las últimas PASO dentro del Frente Cambia Mendoza, con la idea de involucrarse en persona para cambiar las cosas.
La nueva crisis que golpea por estos días al país le hace sentir la sensación que sufre la mayoría de los que tienen más de 45 años: haber visto esta película una y otra vez. Un círculo vicioso, una repetición de crisis permanentes, un déjà vu.
En un mano a mano con Mendoza Post, Badaloni apuntó por los males de la Argentina "a la política", es decir, a un modo y una dinámica de funcionar y decidir que considera dañina. Dijo que esa forma de hacer política tiene hábitos antiguos, vetustos que no se condicen con los problemas de la ciudadanía.
Reclamó la urgente necesidad de hacer espacio a los jóvenes que se están yendo y de avanzar hacia un cambio tecnológico que está llegando de hecho y reformando todas las relaciones laborales y económicas.
Aseveró que Mendoza no crece porque no tiene industrias y que es inminente la necesidad de desarrollar Vaca Muerta, parques de energía solar, servicios de logística y buscar una solución para encarar la minería con control ambiental.
¿Qué piensa de la crisis económica y política que estamos padeciendo? ¿Hay una fórmula para salir de esto?
Lo que me inquieta hoy es, si hay referentes dentro del liderazgo político que tengan un pensamiento más amplio, magnánimo, que permita lograr algo distinto, y la verdad, es que no lo veo. No lo veo en el pasado ni tampoco en la gente que se ha formado en la política. Hay pocos referentes de liderazgos políticos que sean más estadistas o estén más referenciados en los datos y los números, y no por el decir o por la cuestión ideológica.
Veo que el común denominador, hace de la cuestión política algo folklórico, como en el fútbol, donde no importa si jugamos bien o mal, hay que ir a la cancha a ganar y eso le hace mucho daño al país. Eso atropella al entramado social, a las personas que no tienen capacidad de ahorro ni posibilidad de elegir, embestidas por todas estas cuestiones incongruentes con el mundo moderno, con la verdad del presente y del futuro. El mundo está transitando otras cosas y nosotros, con la política, estamos volviendo siempre a un déjà vu (algo ya visto) que cansa.
Al final, no es un problema solo de plata que los chicos se vayan del país, se van porque no hay avances, y la juventud ya no está tan de acuerdo con este círculo vicioso. No creo que se vayan solamente por un factor económico.
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Esa juventud ha escuchado la historia de sus padres, tiene un relato de crisis anteriores, no se queda a esperar el bienestar, sino que lo va a buscar donde sea.
Esto ya lo escucharon, para ellos es como la profecía autocumplida y la consigna de los jóvenes es a la inversa, es preguntarse por qué sus mayores se quedan. Uno se queda porque tiene sus cosas invertidas acá, tiene su vida realizada, pero los jóvenes están en esa edad de buscar sus límites y sus cosas, y uno ve que no puede ser que se vayan un 20% o un 30% de los muchachos y las chicas. Hay algo más acá y es que nosotros no tenemos una sociedad o una política económica y social que se adapte a ellos.
¿Cuál es la situación del empresario con este panorama?
Es una situación de espera. Entiende por donde va a ir pero no el desenlace y lo otro que es grave, es que cuando a la política le salen mal las cosas va a buscar a los privados, a los que compraron dólares, a los que hicieron esto, a los que vendieron, a los que no pagaron un impuesto, para echarles la culpa. Para la política, siempre el factor del emprendedor es especulador. Lo único que podemos ver con cierta claridad es a donde nos van a pegar. Si nos preguntamos: ¿Hoy los turistas que venden dólares a los arbolitos, son la causa del problema? La respuesta es: No, no lo son. Los están atacando porque necesitan esos dólares, pero no hay un mensaje claro. Entonces, vemos que a la política le sale todo mal por impericia propia, porque no escucha con claridad el mensaje de los principales economistas de la Argentina, que son los mejores del mundo, porque este país está sobre diagnosticado. Todos saben lo que hay que hacer, lo que pasa es que a la política le gusta hablar, decir cosas, armar barricadas, grupos de derecha, grupos de izquierda, a la política le gusta la política que es vieja y muy vetusta, por eso hoy ningún partido saca más de 15 o 20 puntos. La sociedad está transitando por otro lado. La sociedad emprendedora lo ve con mucha claridad y hoy está costando encontrar líderes positivos respecto a eso.
¿Cómo están atravesando la crisis los empresarios mendocinos?
Hay una situación distinta con el turismo, porque en Mendoza está explotando. La provincia está siendo muy elegida, están viniendo muchos rosarinos y cordobeses, que antes no solían visitarnos y los brasileños y chilenos también, y por eso hay un cierto beneficio. Pero después, el resto de los sectores está expectante.
La metalmecánica, por ejemplo, está esperando para ver si tiene precio el hierro, si va a haber un faltante, porque saben que muchos de los componentes están viniendo de afuera. Tanto ADIMRA (Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina) como la UIA (Unión Industrial Argentina), saben que el faltante de dólares está repercutiendo en los insumos. También para la gente que vive de la logística, que es muchísima. Mendoza tiene muchísima cantidad de camiones pesados patentados, y en este sector tenemos hoy el problema del paso internacional y el faltante de neumáticos.
Dijo que tenemos a los mejores economistas, sin embargo, cuando estos llegan a los distintos gobiernos, ninguno acierta ni logra resolver nada a largo plazo.
No, porque la política no se los permite, porque empezamos con esto de que o es heterodoxo, u ortodoxo, neoliberal, y la verdad que uno no se maneja así en la vida, desde esos criterios. Uno puede ser creyente de esto o aquello, pero después se comercia como corresponde. La receta está y todos la tienen, porque la receta es una cuestión matemática: la economía requiere dos cosas, tener un plan con una matemática que le dé positivo, que la resultante al final sea positiva, y después que la gente crea, y no hay mucho más.
Esa credibilidad no tiene que ver con una cuestión mística sino con el peso específico de la persona que está al frente, de quien ejecuta y lleva a cabo las políticas, del equipo que está dentro del gobierno y apoya la situación. Pero acá, todo eso no se hace.
En cambio, los que somos hacedores tenemos que resolver problemas de verdad, no problemas con la plata ajena. Hablo de problemas, de cuando uno invierte en algo y salen las cosas mal y hay que revertirlo, cuando sale una mala prestación del servicio y el cliente no nos elige y hay que cambiar ese esquema. Yo creo en eso, y pienso que los que hablan más y están en una cuestión política de preferencia, son quienes tienen los beneficios de la política, pero no el sacrificio de haber generado algo, de haber materializado algo, entender lo que implica el pago de impuestos, mantener gente, poner los sueldos al día, tener los objetivos ahí y no alcanzarlos, con la propia, con la de uno, no con la de los terceros.
Está marcando todo un límite con la política
No es tan así. El sector productivo siempre ha estado con un límite, como me pasó a mí, que fui criado en un límite donde la política era ese límite y me parece que eso está mal.
Uno vive en una sociedad y la política tiene que abordarla como uno pueda, desde el lugar que uno pueda, pero viendo lo propositivo que le puede sumar. Por eso, los sectores productivos tienen que estar vinculados a la política, porque la política que tenemos es endógena, es todo lo mismo, cuando en realidad invita a la heterogeneidad. Lo que pasa es que la política argentina es el input de los políticos que tenemos nosotros, que tienen uno o dos intereses y esos intereses no están representados en la sociedad.
¿Cuáles son esos intereses?
La vanidad es uno, decirle a la sociedad quien es el que sabe más, el que está ahí, el que tiene el poder, el poder para torcer al que está al lado, no para hacer.
Hay cosas interesantes que se pueden hacer dentro de la política, pero está todo desvirtuado. Prepararse para la embestida del adversario, meter un tipo más en la Corte o no. Esas son las cosas de la política. Lo hacen en todos los lugares, en todas las provincias y desde todas las fuerzas políticas. ¿Por qué quieren subordinar a la Justicia? ¿Hay un poder, pero para hacer que cosa? Si, para defenderse entre ellos. Están jugando una batalla campal, pero con todos nosotros en el medio. Me parece que esa no es la política correcta.
Se habla de tomar medidas acordes a los fundamentos de la economía, pero un gobierno como el de Mauricio Macri, cuando se encontró con la realidad, no pudo eliminar planes sociales ni desarmar tal o cual estructuras en el Estado.
Mire, no sé si Macri representa al sector productivo. A mí no me representa. Yo hablo desde el emprendedurismo. No hay prácticamente empresas monopólicas u oligopólicas en Mendoza y la política siempre ha buscado el enemigo en estos sectores. Es verdad que en el país habrá cuatro o cinco empresarios de ese nivel, y se han quedado callados cuando la política los apunta y asumen su rol. Pero esa no es la sociedad emprendedora. Yo no me siento parte de eso, no creo que lo que ellos digan sea lo que pensamos nosotros.
En su momento, lo digo porque lo escuché en primera persona, a Carolina Stanley (ex ministra de la presidencia de Macri a cargo de los planes sociales) le daban una máquina de plata para tirar por un lugar y a Patricia Bullrich (ex ministra de Seguridad) le daban palos para tratar de contener eso. Entonces no se entiende. Hay cosas que hizo mal el gobierno de Macri, que no habrá estado preparado. Habrá que elegir otras cosas, pero no creo que sea Macri y Cristina.
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¿Pero habría que tomar medidas duras para cambiar las cosas?
Si, hay que tomarlas. El país necesita gente moderna, tenemos que cambiar nuestros problemas. No podemos tener los mismos problemas durante 40 años, hay algo que estamos haciendo mal.
Yo tengo un negocio y tengo problemas del pasado. A la gente no le alcanza la plata, yo le pago lo que corresponde y lo que dice la ley, pero igual no le alcanza. Entonces pienso y digo: no quiero tener problemas del pasado, necesito tener problemas del futuro, del presente. ¿Qué tengo que hacer? Cambiar la lógica de la organización, tratar de que ellos sean más socios del tema, que tengan un compromiso distinto, que el PxQ (fórmula que determina el valor de un bien o servicio) lo estén mirando permanentemente y se lleven una cuota parte de esa mayor renta. A un empleado tengo que preguntarle por qué no produce más, no que pasa que no le alcanza la plata.
Veo que los sectores que emprenden, los comerciantes, esas personas que tienen una idea y la sacan a flote como una empresa familiar, Mendoza está llena de esto, trabajan 24x7 (24 horas, 7 días a la semana) concentrados en su negocio y cuando quieren acordar están laburando 50% o 60% de su tiempo para un Estado, una política que nunca les va a tirar nada.
Por ejemplo, hoy el país está recaudando impositivamente más que lo que resulta por inflación, o sea, el sector económico productivo está empujando por encima de la inflación. ¿Y qué va a hacer la política? ¿Le va a echar la culpa al sector productivo? La política gasta 10 puntos más por encima de la recaudación y de la inflación. ¿Y los malos somos nosotros?
Esta es la consigna que tenemos que plantearnos: ¿Cuándo vamos a tener un problema moderno? Porque a todo el mundo le gusta regalar la plata ajena. Hay que tener un poquito de vértigo y sensibilidad sobre lo que significa producir plata y no veo a ningún político hoy que tenga la manía de decir como cuidamos y protegemos nuestros recursos. Todo es con total discrecionalidad, se sienten al margen.
¿Cómo ve la situación del gobierno nacional?
Mi impresión es que esto está terminado y como es un gobierno más peronista, más cercano a esas fuerzas que salen a la calle, está medianamente contenido, pero va a ser muy difícil porque cuando a la gente no le alcance para comprar en el supermercado se va a poner duro. Creo que lo de Juan Grabois fue anticiparse un poquito como para decir "yo también se los venía diciendo", pero él es tan responsable como el gobierno porque no aporta nada. Me parece que es muy inteligente, pero usa de idiotas a todos, a los pobres, a los ricos, a todo el mundo. Genera un estado de inacción. Uno puede estar al frente de una organización de ese tipo, pero proponiendo ideas.
Todos esos planes sociales tienen que estar cerca del trabajo. Si a los empresarios y a los comerciantes se le genera un sistema flexible de contratación y se le bajan los impuestos laborales, habría como mínimo, un 10% o un 15% de crecimiento de empleo en blanco, registrado. Pero esto no sucede porque el Estado carga con un 60% a 65% el costo laboral y cuando después un emprendedor, o una empresa, se tiene que desprender de un trabajador, eso genera extirpaciones: en una compañía más o menos consolidada eso es un problema, pero en un taller metalúrgico con seis o siete personas, una desvinculación le hace perder el torno.
La gente está con mucho temor, todos estamos con un 10% o 15% menos de personal, tratando de trabajar con lo justo. ¿Por qué? Porque es muy costoso. Es dolorosa la relación laboral. Debería ser una satisfacción tomar a alguien, capacitarlo, y creo que eso en algún punto va a tener que modificarse. Veo que los planes sociales son como una medida, un subsidio para la economía, una intervención en un momento determinado, pero después se tienen que ir, pero acá para nosotros los planes son la regla, y el gobierno no sale de ahí porque no están preparados para hacer eso.
Tocó un tema polémico y delicado de los últimos 40 años que es el de los costos laborales y de los términos de las leyes y la flexibilidad laboral.
Yo hablo mucho con los sindicatos, tengo muy buena relación, y la verdad que cuando hablamos del objetivo en común, ni ellos ni nosotros estamos teniendo más socios en los clubes, en las empresas nosotros tenemos menos trabajadores y ellos en el gremio menos afiliados y es el mal que nos une, esa es la realidad. Lo que veo acá es que el único beneficiado es el Estado.
Creo que ellos (los sindicatos) equivocaron el enemigo y lo tengo en números. Si tomo un bono de sueldo y el 50% se lo lleva el Estado, que no se la cobra al empleado, se la cobra al emprendedor, entonces siempre el que paga menos es uno y después cuando una persona va al supermercado, según la COPAL (Coordinadora de la Industria de Productos Alimenticios), el 55% del precio de los alimentos son impuestos.
Entonces, claro, cuando se pone un precio de 150 y la persona tiene un poder de compra de 45, y todos creen que la mala persona es el emprendedor, me parece que se equivocan con la evaluación. Siempre hay un tercero, haciendo publicidad en todos lados, diciendo que pagamos sueldos miserables, pero en el fondo, el Estado se queda con 105 de 150. Entonces uno entiende que a la persona no le alcance con 45. ¿Cuándo vamos a llamar al tercer socio (el Estado) y vamos a pedirle que deje una cuota parte?
¿Es más un problema de gestión estatal que sindical entonces?
Los sindicatos van a tener que cambiar su esquema por una cuestión simple: no crecen. Es más, decrecen. Mendoza lleva 12 años sin crecimiento del empleo formal privado.
Mire, Mendoza crece al 1% por año demográficamente. En 2 millones de habitantes, se insertan 20 mil nuevos jóvenes por año en condiciones de trabajar. Supongamos que el 50% sea informal, entonces nosotros y los sindicatos deberíamos incorporar al menos 10 mil trabajadores nuevos por año y bueno, no están esos puestos, no pasa eso.
Esto tiene que ver también con que no tenemos descalzados los convenios colectivos. En el sector metalúrgico no tiene nada que ver una fábrica autopartista en Córdoba, que está hiper robotizada con un taller metalúrgico de Mendoza. En la agroindustria, no tiene nada que ver la molienda de granos de la Pampa Húmeda, con plantar papas en la provincia. Los sindicatos no cambiaron nada y se están quedando sin socios.
Un buen ejemplo son los jóvenes que trabajan en la industria de la tecnología. Ponen más condiciones ellos que el sindicato. Pero así es el mundo moderno de hoy y no me quejo, lo que quiero decir es que este mundo moderno nos está llevando puestos, mientras acá no escuchamos a los jóvenes que se quieren insertar en el sistema. Al contrario, los excluimos. Necesito a esos jóvenes no más empleados, necesito más socios estratégicos, gente que venga a decirme, "yo puedo hacer esto o aquello" porque en el mundo moderno hoy son todos clúster. Está bien que todos hacemos una reivindicación de Perón, pero él vivió en otra época, donde la inclusión era elemental, donde había que sacar a la gente de ese abuso de las grandes industrias, pero hoy está totalmente diversificado. No hablen más de eso, es historia, ahora no hay una reivindicación de eso porque los jóvenes están buscando cosas nuevas.
Hoy la gente quiere trabajar desde su casa, no quiere ir al lugar de trabajo porque saca la cuenta de los gastos de traslado y prefiere quedarse y que le pongan un código desde el trabajo que controle la cantidad de horas que está trabajando. Ya sucede en todos lados. Ahora proponen trabajar una hora más en la semana, pero el sábado no ir a trabajar. Hay mucha gente que ya no trabaja sábado y domingo. Hay cada vez más sistemas automatizados y plataformas digitales de reparto, distribución, traslado o pago, como Pedidos Ya, Uber, Cabify, Mercado Libre, Mercado Pago.
Entonces, el mundo moderno nos lleva a una velocidad y la política sigue escribiendo con máquinas de escribir y sosteniendo un sistema que ya no da más.
Usted habla de flexibilizar, pero en los años 90 cuando se hizo esto se cometieron grandes abusos con los contratos basura y la facturación de servicios.
Bueno, pero había trabajo. ¿Dónde estamos ahora? Saltamos a los planes sociales. Además, a la política no le interesa. Yo hablo con cualquier gobierno provincial, no me refiero puntualmente al actual, reclamándole porque compito contra un 50% de trabajo en negro, y los precios no me dan. ¿Y qué dicen los ministros de la provincia? "Los que están en blanco o en negro son un problema del Estado nacional, a mí me interesa que me entre la plata por ingresos brutos". ¿Cuál es el mensaje? El funcionario político me está respondiendo por donde le ingresa la plata. Él no está mal parado en la cancha, el que está mal parado soy yo.
Entonces, no les importa si están en blanco o en negro, les importa que tengan trabajo, aunque se precario, y que compren, que paguen en el supermercado porque que ellos recaudan más por ahí. A la política no le interesa si la gente está en blanco o en negro, le importa que esté la actividad económica andando. ¿Sabe por qué Mendoza no explota? Porque tiene descompresores sociales que son la cuasi formalidad o la informalidad laboral. Esta es la realidad, esto es lo que está pasando. Por eso Mendoza no crece. Aquí no va a crecer el empleo formal privado porque Mendoza no tiene industrias, que son las que más generan empleo.
¿Por qué no las tiene?
Mendoza tiene costos muy caros a nivel impositivo, como, por ejemplo, los sellos de los contratos. Además, por ejemplo, en materia petrolera no se ha hecho la infraestructura necesaria para tener funcionando Vaca Muerta. Hay que hacer dos rutas y un parque industrial para ponerlo en marcha y nunca se hicieron. Entonces todos hablan y hablan.
¿Esas obras Mendoza no las ha hecho porque no tiene modo de hacerlas o porque no ha habido preocupación?
No sé, son muchos gobiernos, no quiero culpar a alguien en particular. Para mí es la política, que siempre estuvo pagando sus cosas, los favores entre ellos, con uno con otro, en su ambiente, resolviendo sus temas y se olvidaron de la industria y de todas estas cosas. Todo el mundo dice que la formación geológica de Mendoza no es igual a la de Neuquén. Está bien. ¿Pero qué pasó en Neuquén? Vino una persona como Galluccio (ex titular de YPF), gastó 500 millones de dólares y saca gas. Esa inversión no se hizo en Mendoza, entonces el 20 o 25% de Vaca Muerta, que está del lado mendocino, no la tenemos estudiada, y esto estamos hablando de hace muchos años.
Además del petróleo
Claro. ¿Que está esperando el gobierno de Mendoza para juntarse con el gobierno de Neuquén, hacer un plan conjunto aportando de los impuestos de cada provincia para desarrollar esa zona que tenemos? Si a Neuquén hay que darle una participación por ayudarnos pues hay que dársela. ¿Por qué no se ponen de acuerdo? Tenemos a Neuquén, que hoy es el papá del petróleo en la Argentina, lo tenemos al lado y no sé si alguna vez Mendoza y Neuquén se han sentado a charlar en todos estos años.
Yo le digo a la política: ¡Miren San Juan! En dos años más, con los yacimientos nuevos de cobre que tienen, nos pasan en el volumen del Producto Bruto Geográfico. Y escucho decir por acá y por allá: "Nooo, a quien le gusta vivir en San Juan, a todo el mundo le gusta vivir acá, en Mendoza". Y sí, supongamos, vivir sí, pero trabajar no.
Yo tengo ese sentido práctico, vienen y me dicen que la sociedad esto o aquello y no sé, a mí me mandan un cheque a mi empresa y si no lo cobré, después no le puedo pagar a mis empleados y la cara la pongo yo. Vivo en el sentido práctico de la realidad de todos los días.
Nos terminamos metiendo con el famoso tema de la matriz productiva.
Tema por el que nadie se pone al frente. Nadie da esa discusión. Hay que desarrollar Vaca Muerta como así también el sector logístico. La provincia de San Luis tiene un hub logístico que prácticamente tiene rango ministerial. Tenemos ejemplos cercanos, la minería es otro de ellos.
¿Qué piensa del temor de la ciudadanía a la minería?
¡Que tienen razón, porque no confían, no creen en el Estado!
Pero ante el temor hay dos opciones, paralizarse o buscar soluciones. Y me parece que hay una comodidad de no buscar soluciones, que implica instruirse y capacitarse, y perder el miedo, adquiriendo conocimiento. Me parece que lo que pasa en la minería pasa por ahí. Hay que arrimar ideas e involucrarse.
Yo quiero vivir en Mendoza, no quiero que a mi hija le falte el agua, ni que se chupen los recursos estratégicos, pero tampoco quiero que se mueran todos de hambre. Entonces, que se involucre el ciudadano, que pueda controlar la minería, incluso los ambientalistas. ¿Cuál es el problema? En vez de estar protestando desde afuera, llevando miedo a la sociedad mientras no se les cae una idea.
Porque lo más importante es lo que le voy a decir ahora: ¿Cómo hacemos para que 20 mil jóvenes más por año se incorporen al empleo en blanco y registrado en Mendoza? Esa es la consigna, ese es el problema que debemos resolver. Hemos llegado a la minería porque ya no nos alcanza y empezamos a ver qué otra cosa podemos hacer. Otro tema, los parques solares, la energía que tiene Mendoza. ¿Cuándo vamos a aprovechar todo eso?
¿Hay que hacer cosas nuevas?
El mundo está cambiando y no lo queremos ver. Hay una uberización de la economía y cuando digo esto, quiero decir que la tecnología se está metiendo por todos lados y ocupando los lugares ociosos.
Hoy, por ejemplo, si usted compra un auto hay que pasar por el Registro del Automotor y pagar un 6 o 7% y por eso no se recibe nada a cambio. Compra una camioneta para hacer un delivery y tiene que dejar el 7% en impuesto y todavía no empezó a trabajar. ¡O sea, están locos!
¿Los jóvenes, se van a comprar un auto? ¡No, que se van a comprar! Andan en Uber o Cabify y listo, se ahorran los impuestos, el mecánico, el seguro, el combustible y la amortización del auto. Los chicos se ajustan de otra forma.
Hay jóvenes que se pagan entre ellos en bitcoin. O sea, que futuro el Estado se va a ir desfinanciando día a día, por una falta muy grande de adaptación, que es lo mismo que nos pasa a nosotros si no sabemos manejar un teléfono celular, si no sabemos integrar la tecnología en nuestro trabajo. En esto, el Estado está 20 años atrasado.
Y cuando la política no sabe qué decir, volvemos a Perón, volvemos a Alfonsín, hablamos de la ideología, reivindicamos a quien nos habla de historia. ¿Cuándo vamos a reivindicar al que nos viene a hablar de tecnología y de evolución? Nunca. Y bueno, así nos va a pasar la ola por encima.
Ya pasó en Brasil y pasó en Chile. ¿Cuánta política enterró el presidente Gabriel Boric? Me dirán ahora que no está tan bien. ¿Pero sabe cuánta gente estaba afuera del sistema, que no los sacaba nadie? Y Boric ya empezó a sacarlos.
Entonces, ojo para las próximas elecciones en nuestro país porque según tengo entendido, los que tienen entre 16 y 30 años son casi el 40% del electorado, y nos va a pasar por arriba. La realidad se está imponiendo, los jóvenes traen una dinámica distinta y eso se va a empezar a ver.