El gerente del Proyecto Potasio Río Colorado, asevera que "la suerte, es oportunidad más preparación".
Guiñazú: "Mendoza tiene que replantearse para dónde irá a crecer"
La invasión de Rusia a Ucrania disparó al alza, los precios de una serie de recursos naturales, que en Mendoza abundan, pero no se han explotados ni desarrollado.
Algunos fueron proyectos frustrados, otros no fueron prioridad ni nacional ni provincial y otros se vieron frenados por la profunda y válida preocupación del impacto ambiental y el riesgo por la contaminación del agua.
A la vez, pasan de largo oportunidades valiosas que daría un fuerte impulso al crecimiento de Mendoza y el país, sin que puedan ser aprovechadas.
Emilio Guiñazú, ex subsecretario de Energía y Minería y Gerente del Proyecto Potasio Río Colorado, asevera que "la suerte, es oportunidad más preparación" y en su opinión estamos perdiendo muchísimas oportunidades por no estar preparados.
Destaca el rescate hecho por el gobierno provincial del proyecto Potasio Río Colorado, que ha servido para sí estar preparados para reactivarlo.
Cree que "Mendoza debe replantearse muy seriamente" un nuevo perfil en su economía. Asegura que el riesgo contaminante de la minería es falso y sin fundamento, dice que la agricultura ha contaminado las dos napas superiores agua y que consume la mayor parte del agua que viene de los ríos
Vaca Muerta se erigió como la gran salvación nacional pero no arrancó como se esperaba por problemas de la coyuntura. La misma coyuntura frustró el proyecto de sales de potasio que la empresa Vale dejó abandonado. La guerra en Europa ahora, dispara la demanda de petróleo, gas, recursos minerales y no podemos aprovecharlo. ¿Es un problema nuestro, de gestión, no estar nunca listos para surfear la gran ola?
Claramente, tenemos un problema gravísimo de gestión que no tiene que ver con Mendoza, sino con Argentina. Nuestro país tiene un problema de competitividad muy serio y a estos grandes proyectos, que requieren una inyección de capital enorme, les cuesta mucho desarrollarse aquí. El país tiene muchos recursos, pero le falta el más importante de todos, que es el financiero.
Nos guste o no, para desarrollarlos se necesitan capitales de afuera, que tienen que venir a un país con problemas crónicos de falta de divisas, que va de cepo en cepo, de default en default y con inflación, lo que termina espantando a los empresarios. Hay que tener proyectos muy competitivos, como el de Vaca Muerta o algunos proyectos mineros, para superar todas estas barreras.
Pareciera que hay una falta de estrategia en el tiempo, que termina provocando que se pierdan oportunidades, o una falta de análisis sobre qué priorizar.
Bueno..., mientras nosotros seguimos debatiendo que tenemos que hacer aquí, hoy, el precio del cobre está volando, el del oro está volando, el del hierro está volando, el del potasio también está volando. La suerte, es el conjunto de oportunidades más preparación. Si no se está preparado cuando la oportunidad llega, no se la puede tomar.
Por eso Mendoza se tiene que replantear muy seriamente, y Argentina ni hablar, para donde va a crecer sus economías.
También hay que tener en cuenta que no siempre pasan estas cosas por decisión políticas aisladas, porque las decisiones políticas responden a vocaciones sociales. No es que se pueda decidir dictatorialmente. La técnica, la economía, la ingeniería, la ciencia te pueden decir que hacer, pero el cómo hacerlo siempre juega en la política, que es la que tiene que encontrar los caminos. Y hay algunos temas, en los que en Mendoza no le hemos encontrado el camino, para hacer lo que sabemos que tenemos que hacer, porque es lo que nos indica la economía, la ciencia, la ingeniería y la técnica.
Sorprende que aparezcan oportunidades que ni siquiera llamen la atención.
No siempre es así. En el caso de Potasio Río Colorado, el Estado mendocino justamente intervino porque si no el proyecto se perdía, y con este, también se perdían los permisos mineros, los de agua, los estudios de impacto ambiental y al final iban a quedar una serie de activos físicos tirados en el medio de Malargüe.
Mendoza dio un paso muy importante para mantener la integridad del proyecto, a sabiendas de que el mercado estaba mejorando, de que la situación del potasio estaba cambiando, y ahora vino la coyuntura de la guerra que aceleró un poco más las cosas, pero venimos trabajando en esto hace tres o cuatro años. Creo que lo podremos aprovechar, no porque estuviésemos esperando una guerra sino porque estábamos preparados. Así y todo, la Argentina no es un destino fácil para invertir.
En su momento Vaca Muerta no se desarrolló del todo porque el precio del petróleo bajó demasiado y era caro extraer y ahora se pierden chances de exportar.
Esto de la incidencia del precio puede haber sido en los comienzos de Vaca Muerta. Fue YPF el que dio el puntapié inicial con un desarrollo masivo para que después llegaran las primeras inversiones. Con el paso de los años ha ido ganando competitividad, porque los productores de petróleo no convencional han desarrollado nuevas tecnologías, han ganado muchísima eficiencia. Mientras el petróleo en el mundo está por arriba de los 100 dólares, en Argentina se está pagando entre 50 y 60 dólares, porque además hay toda una situación del precio de los combustibles, que provoca que el precio del surtidor haya atado al precio del petróleo al mercado interno. Pero no exporta todo su petróleo, gran parte se consume aquí porque si nosotros no podemos pagar el combustible las refinadoras no pueden pagar el petróleo. Acá no se paga a precio internacional.
¿La guerra en Ucrania abre posibilidades fuertes para la mina de Potasio Río Colorado?
Provoca un pico de atención, pero no nos cambia la pintura a mediano o largo plazo. La guerra va a generar una coyuntura que durará un par de años o probablemente menos, y los proyectos mineros no se evalúan nunca en función de un pico de precios, sino que se evalúan con proyecciones de mercado para 30, 40 o 50 años.
Las sanciones comerciales contra Rusia, probablemente duren mucho tiempo, pero eso no significa que podamos proyectar en base a los precios que tenemos hoy día. Nosotros tenemos que lograr que Potasio Río Colorado adquiera competitividad para un escenario de largo plazo. Todos los proveedores de commodities están aprovechando esta ola lo máximo que puedan, los que ya están operando, están ganando mucha plata y nosotros estamos tratando de entrar por esta ventana temporal, pero teniendo claro que no significa que se vayan a tirar de cabeza arriba del proyecto. Si no resulta competitivo en términos generales, tampoco esto nos va a resolver este problema.
¿Es competitivo?
Tiene dos o tres ventajas comparativas muy importantes. Uno, que las reservas son muy grandes, por lo que quien lo opere va a tener reservas por muchas décadas. Además, la calidad del potasio es excelente, pero tiene algunos problemas, como una mala logística, porque la mina está lejos, también tiene algunas deficiencias de infraestructura que fue parte de los problemas que enfrentó Vale y que hoy desde la Provincia estamos trabajando para resolver, que es la falta de caminos, la falta de abastecimiento eléctrico y de gas, que en su momento Vale quiso solucionar por sí misma y no lo logró.
En un momento se habló de hacer una vía férrea desde la mina a Bahía Blanca.
Totalmente. Nosotros hoy visualizamos un proyecto más chico, de carácter rodoviario, que pueda ser totalmente evacuado vía camiones, utilizando las rutas existentes, la 189 y la 40. Nuestro plan implica mover en camión el potasio desde la mina hasta Palmira y en tren desde Palmira hasta los puertos del Atlántico, sin descartar la posibilidad de salir por el Pacífico a través del Paso Pehuenche. Esto nos obliga a pensar en un proyecto más chico, de hasta 1 millón y medio de toneladas por año. Si el inversor después quiere desarrollar un proyecto más grande y tomar el riesgo de la construcción de la vía férrea, obviamente le vamos a dar todo el apoyo. Por eso es muy importante el trabajo que estamos haciendo con Vialidad Nacional y Provincial, para poner esas dos rutas en condiciones.
¿El proyecto consiste en prepararlo para que venga un interesado y se haga cargo? ¿O está previsto que el Estado provincial termine explotando la mina?
No, no está en nuestro plan que el Estado opere la mina, estamos buscando un inversor que tenga capacidad operativa, que sepa trabajar este mercado, que tenga capacidad financiera para poder hacer las inversiones y se encargue de la operación de la mina.
La Provincia, dependiendo del tamaño de la inversión que llegue, conservará un porcentaje de la compañía, pero la idea es que lo haga un operador privado.
¿Por qué no le convendría al Estado que una empresa provincial realice la operación y explotación de Potasio Río Colorado?
Porque el Estado provincial no tiene los 1.000 millones de dólares que hacen falta para poner en marcha el proyecto. No tenemos la experiencia y la llegada para abordar el mercado de fertilizantes, algo que sí tendrá que tener la empresa que se haga cargo. Va a ser más eficiente y efectivo que quien sea el operador tenga experiencia probada en la extracción de estos minerales y con cadenas comerciales desarrolladas, y porque es un negocio destinado a la exportación, y ese mercado para exportar potasio lo mueven solo tres o cuatro empresas en el mundo.
¿Las sales de potasio reemplazan a todos los fertilizantes que hay o es un complemento?
No. Los tres principales fertilizantes que se utilizan para casi todos los cultivos del mundo en diferentes proporciones son el nitrógeno, el potasio y el fósforo. Esos son los tres macronutrientes. Argentina hoy produce nitrógeno porque es el tipo de fertilizante que necesita el país, porque nuestros suelos son naturalmente ricos en potasio. Pero está previsto que en los próximos 10 años la explotación agrícola en Argentina ya empiece a agotar las reservas naturales en potasio y también tengamos que agregar potasio a nuestros suelos. Hay otros países del mundo, como Brasil o China, donde el principal déficit sí es el potasio. Esto es dependiendo del tipo de suelo que se tiene, pero el potasio atiende solo una parte de los nutrientes necesarios para tener una agricultura intensiva.
¿Es decir que la falta de fertilizantes que hay en Brasil y buena parte de Sudamérica por el problema de guerra no acelera este proyecto?
Lo acelera el proyecto, pero hay que pensar que si arranca va a estar entregando potasio recién a los dos años de su inicio. En el mediano plazo, probablemente se reacomoden los flujos comerciales y haya muchos países que prefieran buscar suministros alternativos y es ahí la oportunidad que estamos viendo. Pero, no es que podamos empezar a producir potasio mañana para atender la coyuntura, eso no va suceder.
En su tiempo, con la construcción del dique Potrerillos hubo un debate parecido al de la minería. Se debatió 40 años, si se hacía o no por el peligro de las aguas claras de salinizar la tierra. Un día llegó la sequía y no hubo más remedio que hacer el dique. ¿Cree que con la sequía económica y con la minería puede pasar lo mismo?
Creo que con la minería va a pasar lo mismo. Uno puede darse el lujo de tomar ciertas decisiones cuando tiene otras alternativas u otras necesidades que puede satisfacerlas de otras formas.
Pongámoslo claro. A la actividad minera nadie se dedica por hobby. ¿Por qué la Argentina no desarrolló la minería como lo hizo Chile? Si tenemos la misma cordillera, incluso más que ellos. Porque la Argentina se desarrolló del puerto de Buenos Aires hacia adentro y al país le alcanzaba con los granos. Mientras alcanzó con eso, para qué iban a ir a la montaña a picar piedra, que es un trabajo duro y nada sencillo.
Pero cuando dejó de alcanzar con la Pampa Húmeda se empezaron a ver otras cosas. Eso sucedió en la década del 90. Argentina tiene una necesidad de proyectarse que con sus actuales actividades no le alcanza y lo mismo sucede en Mendoza. Entre las actividades que tienen un potencial real de desarrollarse, la minería aparece en primera línea. Voy a hacer una analogía que nos duele mucho a los mendocinos. ¿Qué pasó con Portezuelo del Viento? Lo discutimos durante un montón de años, tomamos la decisión de hacerlo, se invirtió mucha plata, esfuerzo para dejarlo listo para iniciar la obra y en este caso la queja de La Pampa paralizó el proyecto y tiró un montón de años a la basura.
¿Qué pasa con la minería en Mendoza? Lo mismo. Se encuentra un proyecto, se hacen inversiones, estudios, exploraciones que son carísimas, estudios de impacto ambiental con trabajo serio, lo aprueban los equipos técnicos que convocan al Cricyt, al Ianigla, a la Universidad, se consigue la aprobación y cuando va a la Legislatura, donde los grupos de interés hacen presión sobre la política, bajan el proyecto sin ningún fundamento, tal cual pasó con Portezuelo. ¿Usted me pregunta por qué no se invierte en minería en Mendoza? Y bueno, tenemos el ejemplo en carne viva de lo que sucede cuando la mala política se mete en cuestiones de carácter técnico.
Bueno, pero hay una discusión más profunda sobre el impacto que podría provocar.
La minería genera miles de puestos de trabajo en forma permanente. La mina de Potasio Río Colorado, en un escenario moderado o casi pesimista, duplicaría las exportaciones de Mendoza.
¿Cuánto está exportando hoy Mendoza?
Algo más de 1000 millones de dólares, pero Potasio Río Colorado, con un millón de toneladas, a 100 dólares la tonelada como está ahora, suma 1000 millones más. Con un solo proyecto se podrían elevar las exportaciones a 2.000 millones de dólares. Esa es la potencia que tiene este sector.
Pero no es solo temor, hay gente técnica, formada, dirigentes políticos de rango de su partido y de la oposición, que en su momento también gobernó, que dicen que es muy grande el riesgo de implementar la minería, para la dependencia del agua que tenemos en Mendoza.
No, no. Absolutamente equivocado y todos esos argumentos no tienen ningún fundamento. Se generalizan las cosas, y se las proyectan sobre la actividad cuando esta es una actividad que hay que analizarla caso por caso. No toda la minería se puede hacer en todos lados, ni de la misma forma, pero prohibir en términos generales es un posicionamiento ideológico.
De ninguna manera, los riesgos que tiene la minería ni los consumos de agua son altos. San Juan, el arquetipo del infierno minero dentro de Argentina, no llega a ocupar ni el 1% del agua de todo San Juan, ni al 1%.
Toda la minería de Mendoza, en el escenario más optimista, con tres proyectos funcionando a todo vapor, no llegaría a consumir el 1% de nuestra agua, cuando el agro se lleva el 85% del consumo con menos del 50% de eficiencia.
¡Es mentira que la minería compite con el agua! Esa afirmación no tiene ningún sustento. El riesgo se mide, se evalúa y se morigera. Vamos al peor accidente minero del cual se tiene memoria en Argentina: Veladero. ¿Qué pasó en Veladero? ¡Nada! No nos quedemos con los titulares de los diarios de ese día. Veamos el informe de la ONU. Ya estamos agotando el proyecto de Veladero, ya pasaron 20 años y lo único que dejó Veladero es dinero en San Juan. Hay toda una fantasía y un terrorismo detrás de esos argumentos.
La foto que nos venden de la minería es de una minería que ya no se hace. La minería de hoy es una de las más sofisticadas en términos de higiene, de seguridad, de cuidado del ambiente porque es consciente de que tiene un impacto ambiental fuerte y sustentable. ¿Por qué? Porque una vez que la actividad minera se termina se pueden seguir desarrollando las mismas actividades económicas y humanas en el mismo lugar.
Antes, cuando el agro fertilizaba los campos, le echaban con un tractor cualquier cosa, y así reventaron la primera y la segunda napa de agua de Mendoza, que están absolutamente contaminadas por el agro. No se puede sacar agua de la primera napa porque no sirve para nada, porque está salinizada por malas prácticas de riego, está toda contaminada con agroquímicos.
Hoy hay que ir a sacar a el agua a la tercera napa, que está a 200 metros de profundidad y sale carísimo sacarla. Hay que ir porque la segunda también se contaminó, y se contaminó porque se hacían los pozos y atravesaban la primera napa ya contaminada, no los aislaban en forma adecuada y la primera contaminada a la otra. Esas prácticas agrícolas, hoy lo agarra Irrigación y le corta las manos, pero hace 20 o 30 años atrás era lo normal.
Entonces toda actividad va evolucionando en el tiempo y esto nadie lo veía en ese momento. El riego por manto que lo hemos practicado durante siglos en Mendoza es un desastre, se saliniza todo y todavía lo seguimos usando.
Además del oro, la plata y el cobre, Mendoza tiene también un importante yacimiento de uranio.
Claro, tenemos mucho uranio en Mendoza, que es un material estratégico que con el estallido de la guerra en Europa se ha encarecido muchísimo. Argentina lo importa y gasta un montón de plata y divisas en uranio, cuando podría extraerlo de Argentina.
¿Y aquellas denuncias del peligro de las colas de uranio en San Rafael, que habían quedado tiradas en su momento y contaminaban?
Ahí tiene otro mito. ¿Qué pasó con Sierra Pintada? Nada. Que alguien me traiga un animalito muerto. Ahí también se creó un mito sobre el impacto ambiental que no es tal. No hay una sola medición que acredite que las colas de uranio de Sierra Pintada contaminaron un solo cauce, ni tampoco la explotación de la mina. No hay, porque no existe.
Lo que claramente se ve, es que la Comisión Nacional de Energía Nuclear no hizo un cierre de mina prolijo. Lo cerraron a las apuradas, en una mala decisión, en los años 90, hace 30 años y seguimos rasgándonos las vestiduras por una decisión que no tuvo ningún tipo de impacto ambiental.
El desastre real de Sierra Pintada fue económico, porque cerraron una mina que estaba en explotación, por una decisión puramente económica ya que era más barato importar el uranio que producirlo en Mendoza. Un error estratégico, porque cinco años después se dio vuelta la cuenta y empezamos a pagar el uranio carísimo.