El ex ministro de la Producción de Mendoza dijo que la provincia hace 10 años que está estancada. Habló del FMI, las reservas y el gobierno nacional.
Raúl Mercau: "La economía de Mendoza está creciendo poco"
Raúl Mercau condujo la economía mendocina en el gobierno de Celso Jaque. Sobre la actualidad, el economista sostuvo, sin vueltas, que el riesgo de que el Banco Central se quede sin reservas lo hace acordar a lo que pasó en 1989 cuando después de eso vino la hiperinflación.
Aseguró que el FMI cree en el plan de Guzmán pero le pone más exigencias para el acuerdo porque no percibe que tenga apoyo político suficiente.
- ¿Cómo ve la economía de Mendoza?
Está creciendo poco. Por ejemplo, en 2020 el consumo de energía de Mendoza cayó un 9,7% y el PBG (Producto Bruto Geográfico) tuvo una baja del 7%, según la DEIE (Dirección de Estadísticas). Pero en 2021, el consumo de energía respecto del año anterior solo aumentó un 2,5% y probablemente el PBG de un poco más. Lo que está diciendo este dato es que estamos creciendo poco. Y aunque hoy está el plan Mendoza Activa, que me parece un buen programa, con eso no alcanza.
- ¿Por qué?
A Mendoza le faltan inversiones públicas en infraestructura. Desde el dique Potrerillos en adelante, en Mendoza no ha habido grandes obras e inversiones, salvo la línea del Comahue que fue una obra importante. Hay muchas obras por hacer, la doble vía a San Rafael, la doble vía a San Juan, obras hidroeléctricas menores que se podrían haber hecho antes y no se hicieron, resolver los problemas de comunicación con Chile que aún persisten y para nosotros es fundamental para mantener por nuestra posición estratégica, en tanto que el 75% del comercio terrestre del Mercosur pasa por aquí. Imaginemos que Neuquén o San Juan hacen un paso mejor, perdemos una posición muy importante.
En definitiva, las cuentas que a mí me dan que Mendoza ha comenzado a invertir por debajo de la reposición de su capital, por lo tanto se está descapitalizando.
- ¿Pero esto no es por el Covid?
No, porque no es una situación reciente, es algo que ya lleva una década. La economía mendocina hace 10 años que está estancada. Entonces hay que hacer obras claves de infraestructura que nos permitan despegar. Mientras nosotros estamos discutiendo una mala obra como es Portezuelo del Viento, que el Gobierno quiere hacerla a toda costa porque va a tener un impacto inmediato en la economía, en San Juan ya han hecho tres diques en el mismo periodo.
- ¿Por qué es una mala obra Portezuelo?
Es una mala obra, porque en el lugar donde está planteado que fue producto del acuerdo del ex gobernador (Julio) Cobos, no es el mejor lugar. En realidad, tendría que hacerse más cerca de Las Leñas, porque además es el lugar óptimo para hacer el trasvase al Río Atuel.
Es una mala obra, por que considera un caudal de agua que por el cambio climático no lo vamos a tener y los compromisos de agua que tenemos con La Pampa y la Provincia de Buenos Aires hacen que no nos queden los recursos para la expansión de las 70 mil hectáreas que supuestamente iban a provenir después del trasvase.
Es una mala obra porque la tasa interna de retorno es bajísima ya el precio de la energía y la capacidad de energía de Portezuelo es baja.
Es más, si la hacemos como está planeada no se va a poder hacer el trasvase porque técnicamente hace que no sea conveniente, entonces es una mala obra desde el punto de vista técnico.
Lo que hay que hacer es usar la plata de Portezuelo del Viento para otras obras. Sería mucho más eficiente hacer un polo de energía solar, que se genera más rápido y a menor costo.
- ¿Dónde pondría esos mil millones de dólares?
Hay obras que tienen que ver con la optimización del recurso escaso que es el agua, hay que hacer un polo de logística en Luján y llevar ahí el Puerto Seco, mejorar los pasos a Chile, (Cristo Redentor y Pehuenche), hay que construir el Paso Las Leñas, hay que asociarse con otras provincias para que Mendoza sea el centro de logística de la región. Hay que construir el ferrocarril a Chile, porque hoy ese 75% del comercio terrestre del Mercosur que pasa por Mendoza, representa solo el 20% de todo lo que exporta el Mercosur a Chile y los mercados asiáticos ya que el resto va por mar. Si se mejorara el flujo terrestre con un sistema ferroviario, se duplicaría el tránsito de mercaderías por Mendoza y eso sería espectacular.
Hace falta obras para explotar las reservas gasíferas de Malargüe donde no tenemos infraestructura de caminos ni energía, las que sí está explotando Neuquén, que lo hizo mucho antes.
- Pasemos a la situación nacional, sobre todo la económica que parece ser muy grave, con el Banco Central a punto de quedarse sin reservas. ¿Qué va a pasar?
El contexto general es que las elecciones metieron un ruido político muy importante al proceso económico, ruido que está alimentado desde la coalición de gobierno y desde la oposición.
En la coalición de gobierno, porque se ve con claridad que no hay un consenso de cómo debe negociarse con el FMI (Fondo Monetario Internacional). Internamente hay una posición mantenida por el ministro Guzmán y podríamos decir por el presidente Alberto Fernández y otra posición de sectores más extremos del ala más kirchnerista como Máximo Kirchner y otros.
Y la oposición, por su parte, sobre todo por el entusiasmo por el triunfo que dio lugar a ciertas ambiciones personales de distintos sectores que pareciera que comienzan a ordenarse, pero aún están latentes y generando ruido político y económico.
Esto se está dando justo en momentos cruciales de la negociación con el FMI, lo que es bastante complejo y donde me parece que todas las partes no están viendo las cosas de mediano y largo plazo y las consecuencias del default. Tanto el oficialismo como la oposición no están actuando responsablemente.
Por otro lado, es verdad que con el próximo pago al FMI que debería hacerse hasta marzo, nos va a dejar con muy pocas reservas de libre disponibilidad, por eso era fundamental llegar a un acuerdo antes.
- ¿Qué va a pasar si nos quedamos sin esas reservas, que según se indica no superarían los U$S 300 millones?
Los riesgos son muy importantes porque eso en la Argentina tiene malos antecedentes. ¿Qué deberíamos esperar? Creo que el escenario es muy distinto al de la hiperinflación de Machinea (a finales del gobierno de Raúl Alfonsín a fines de los años 80) que se quedó con U$S 500 millones. Era un escenario diferente, sobre todo a partir del contexto del mismo FMI, que yo creo que las altas autoridades no están interesadas en que Argentina pueda entrar en default.
El inconveniente es que el FMI tiene una reglamentación muy rígida, por lo cual, si Argentina no pagara en marzo, no entraría inmediatamente en default, pero entraría en un proceso que lleva meses y eso dispararía que otras fuentes de financiamiento como el BID (Banco Interamericano de Desarrollo), el Banco Mundial, y el mismo acuerdo que se hizo con el Club de París, hicieran que la Argentina no tuviera fondos adicionales por estas vías.
Además, nos encontraríamos con una situación de alto impacto en lo productivo, porque no habría dólares de importación, salvo los que provengan de las exportaciones, cuando la Argentina necesita para poder funcionar muchos insumos importados, sobre todo en el sector industrial. Esa es la foto de hoy. Creo que el escenario es complicado, muy delicado.
- ¿Con la foto de hoy hay que esperar que aumente más el dólar y se acelere el proceso inflacionario?
Mire, el dólar blue está en un nivel muy alto, si tomamos como referencia su cotización histórica. Está sobrevaluado, muy sobrevaluado, a niveles casi similares de cuando salimos de la convertibilidad. Con lo cual, si se llegara a un acuerdo con el Fondo y se eliminaran los cepos, el dólar oficial no debería alcanzar al blue sino estar por debajo y probablemente durante algún tiempo con una brecha que no debería superar el 30%, porque ya es un dólar alto, muy alto.
La preocupación, es que, si nos quedamos sin reservas, entramos en un proceso de un ataque especulativo extremo que son los procesos hiperinflacionarios. Hoy es difícil decir que la Argentina pueda llegar a eso, uno trata de negarlo, pero si nos quedamos sin reservas tenemos que recordar lo que pasó en 1989 con José Luis Machinea (ex ministros de Economía de Alfonsín): a los pocos meses la inflación mensual llegó al 200%.
A diferencia de aquellos años, esta vez tenemos en la puerta un factor que no teníamos en el ‘89, que es que se demore un acuerdo con el FMI pero que finalmente se haga y que además haya una intención de que esto ocurra tanto por parte del gobierno como de la oposición, que supongo tampoco será suicida como para hacerse cargo de una situación como esta y por supuesto por parte del Fondo Monetario.
- ¿Y la recuperación del crecimiento de casi el 10% en el último año?
Hubo una recuperación de casi todo lo que se perdió en el año de la pandemia,en 2020, pero con un detalle: esa recuperación fue en promedio porque tras ella quedó un escenario de gran desigualdad.
- ¿Los que perdieron su empleo o cerraron su negocio o su empresa y que ya no volverán a tenerlo?
Claro. Quizá los más pobres sean más fácil de recuperar, pero no la gente de clase media que quizá tenían un comercio que cerró, porque recuperarlo implica una situación patrimonial y una situación jurídica que es compleja revertir y lleva mucho tiempo.
- ¿El acuerdo con el FMI se podría haber hecho antes? ¿Hubo desidia?
Es difícil de saberlo. Creo que el ministro de Hacienda, Martín Guzmán ha sido bastante activo en todos los foros en los que ha estado, nunca hemos visto que haya dejado de trabajar. Creo que después de las elecciones se enrareció mucho el clima.
- ¿Qué opina de la propuesta de Guzmán al FMI?
Creo que lo que presentó Guzman como propuesta de negociación al Fondo es lo más racional y posible de comprometerse a cumplir, es decir, un ajuste gradual del déficit. Desde el punto de vista técnico Guzmán está asesorado por buena gente como Joseph Stiglitz o Daniel Heymann, que es uno de los hombres que más sabe de inflación en la Argentina, y fue profesor de Guzmán en La Plata. El ministro tiene una solidez técnica muy importante en su propuesta, el problema es que le falta apoyo político.
- ¿Dice que el FMI no desconfía del plan de Guzman sino del contexto político que lo rodea y por eso exige más condiciones?
Creo que sí. Creo que él sabe bien lo que quiere hacer, pero en un contexto muy complejo en donde no hay una fortaleza de la figura presidencial, en un país donde somos presidencialistas.
- ¿Cómo puede ser que después de Eduardo Duhalde y Nestor Kirchner, cuyos ministros dejaron la economía medianamente ordenada, en los cuatro gobiernos siguientes no se haya podido solucionar el tema de los déficits?
Desde el punto de vista técnico, hay un mal crónico en la Argentina que lo padecimos inclusive en la convertibilidad, que son los déficits fiscales. Si en su casa gasta más de lo que ingresa, en algún momento entra en crisis. Lo mismo ocurre en una empresa y la Argentina no escapa a esa lógica de sentido común. ¿Cuál es el problema? Que en una familia, el jefe o jefa de familia que está a cargo se hace responsable por el bienestar de los hijos, en una empresa, en general ocurre lo mismo porque el propietario tiene una responsabilidad, pero en los gobiernos la responsabilidad dura cuatro años, entonces la postura es ‘que me importa, que se haga cargo el que sigue'.
- ¿Está diciendo que falta compromiso y seriedad?
Lo que faltan son mecanismos institucionales, reglas de juego estoy hablando, que sean mucho más difíciles de romper. Por ejemplo, la convertibilidad permitió una estabilidad monetaria porque era una regla de fuego. No digo que haya que volver a ella.
Por lo tanto hay que ir a una regla fiscal que no permita tener déficit, que sea imposible, no me imagino cómo, habría que pensarlo, imagino que podría haber algunos mecanismos. Esa es una clave importante en el comportamiento de la inestabilidad en la Argentina desde que uno tiene memoria. Desde la década del 30 en adelante, el problema han sido los déficits.