Paco es el verdulero mendocino que se hizo viral a través del relato de Martín Orozco, en sus redes sociales. Qué lo motivó a ayudar al niño que le pidió un zapallo y el Estado, como verdadero responsable de los 17 millones de pobreza que hoy viven en Argentina.
El responsable real de la pobreza y la historia de Paco, el verdulero solidario
"Francisco", me dice para presentarse y me da un apretón de mano fuerte y cálido, sentido. Se llama Francisco Barrio, tiene 60 años, es mendocino, vive en Corralitos y todos los días, literal de lunes a lunes, se traslada con su viejo Peugeot hasta el Barrio Unimev, también de Guaymallén. Es que allí, "el Paco" (como lo conocen los vecinos), tiene su puesto de trabajo; una verdulería, según publicó Diario Memo.
Paco, el verdulero, trabaja hace más de 30 años ahí. Y siempre, pero siempre, hace lo que esta semana y por una azarosa cuestión de la vida, lo hizo "famoso". Bueno, en realidad con la connotación actual que tiene la palabra, ese no sería quizá el término preciso pero es el que se usa.
"Paco, estás en todos los medios de Mendoza, te vi por todos lados. Sos famoso, Paco", le dice un chica, estudiante de comunicación, que justo está en el puesto cuando nosotros lo visitamos para charlar con él y conocer su historia. Le pide dos bananas, él le da cinco y le cobra sólo dos. No sé, le nace esa solidaridad.
A lo que hace referencia la, quizá, futura periodista, es en realidad al tuit que lo hizo viral a Paco esta semana, tanto en Mendoza como en el país. El posteo, que ya superó las 600.000 vistas, es justamente de un mendocino, cuya madre vive en el Unimev, muy cerquita del puesto de Francisco.
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"Hay un niño antes que yo en la verdulería y pide el zapallo más chico que haya y dice 'lo único, es que no tengo plata'. El verdulero lo saca, lo limpia y le responde: '¿Le he pedido plata yo a usted? ¿Para qué la quiero? No se vaya aún, llévese unas papas!' Viva la Patria. Lloro", posteó hace tres días Martín Orozco en sus redes, sin imaginar todo lo que sucedería después.
Pero mejor, dejemos que sea el mismo Paco el que cuente su propia historia, el que diga qué lo motivó a hacerlo, el que relate las razones que siempre lo llevan a tener esa solidaridad inmensa, esa generosidad tan genuina como desinteresada.
Igualmente, más allá de la maravilla del gesto de Paco, no hay que olvidar que la responsabilidad real de combatir (o elegir no hacerlo) la pobreza la tiene el Estado. El Estado, en manos del gobierno que sea -no importa el color-, es quien debe garantizar los derechos de los ciudadanos. Es quien debe asegurarse de que ese pibe que contó Martín, no necesite a un Paco para tener un plato de comida. Es quien tiene la obligación, en Argentina, de que los 17 millones de pobres que informó el miércoles el Indec, se reduzcan a cero.
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