Para Ismael Bermúdez, Argentina está en una encrucijada geopolítica

La presión de Estados Unidos para condicionar el préstamo del FMI a un alejamiento de China pone a la Argentina en una encrucijada geopolítica.

Para Ismael Bermúdez, Argentina está en una encrucijada geopolítica

Por: Federico Lemos

En su columna habitual en el programa Tenés que saberlo por Radio Post (92.1 en el Gran Mendoza, 96.9 en Luján de Cuyo, 100.1 en San Martín y 96.7 en La Paz) que conduce Gabriel Conte y Evangelina Argüello, el periodista económico Ismael Bermúdez abordó las implicancias geopolíticas detrás del crédito que el Fondo Monetario Internacional (FMI) podría otorgarle a la Argentina. 

Según explicó, un asesor clave de Donald Trump sostuvo que ese préstamo debería estar condicionado a que la Argentina cancele el acuerdo financiero vigente con China, conocido como swap de monedas. Este planteo se suma a la ya compleja negociación del país con el organismo multilateral, en un contexto donde se entrelazan intereses económicos y disputas internacionales.

Bermúdez explicó que durante la gestión de Sergio Massa, se activó el uso de ese swap con China, lo que permitió acceder a fondos equivalentes a 5.000 millones de dólares. Este mecanismo tiene vencimientos importantes en la mitad de este año, lo que obliga a decidir si se renovará el acuerdo o se cancelará. 

El reciente pronunciamiento de asesores de Trump sugiere que, si se concreta el préstamo del FMI, parte de ese dinero debería destinarse a saldar ese compromiso con China. Esta situación deja al descubierto la intención de Estados Unidos de desplazar a China de la escena financiera argentina, una jugada que podría tener un fuerte impacto en las reservas del Banco Central y en el comercio exterior del país.

El FMI como tablero de la guerra comercial

Como explicó Bermúdez, la propuesta de utilizar el crédito del FMI para cortar la relación financiera con China tiene profundas implicancias geopolíticas. El swap chino no solo implicó dinero fresco para el Banco Central argentino, sino también acuerdos de inversión con empresas del gigante asiático, en particular en el sur del país. 

A juicio del entorno de Trump, estos compromisos limitarían la independencia económica argentina. El objetivo, entonces, sería que el préstamo sirva como herramienta para "sacar de encima" a China, incluso a costa de dejar sin margen a las reservas del Banco Central.
Swap de monedas con China fue clave en su momento para evitar una crisis inmediata de divisas, pero hoy aparece como una pieza en disputa entre potencias.

Este escenario abre interrogantes sobre el margen de maniobra real que tendría la administración de Javier Milei en las negociaciones con el FMI. Mientras el presidente busca apoyo de Trump para acelerar el desembolso de los fondos, en Europa algunos países miembros del FMI miran con desconfianza la eventual intervención directa del expresidente estadounidense. 

Esta tensión refleja que el Fondo, lejos de ser solo un organismo técnico, se convierte en una herramienta en la disputa por el poder global, donde la Argentina aparece como terreno de juego.
Donald Trump y el FMI parecen ser las piezas centrales de una estrategia que involucra mucho más que el simple financiamiento.

¿Cuál es el costo político de un préstamo?

En su análisis, Bermúdez también advirtió sobre las consecuencias de aceptar un crédito que implique tantas condiciones extrafinancieras. Si el préstamo del FMI se destina mayoritariamente a pagar el swap con China, no quedarán fondos disponibles para reforzar las reservas o cumplir con otros compromisos locales. 

Además, romper o debilitar los lazos con el país asiático podría poner en riesgo exportaciones clave y futuros proyectos de inversión. La Argentina, recordó el periodista, mantiene un volumen de comercio exterior con China que resulta vital para sectores como el agroindustrial y tecnológico.

Por otro lado, esta postura de Estados Unidos profundiza la polarización dentro del mismo FMI, donde varios países europeos, también con poder de voto, podrían tomar posición en contra si perciben una avanzada unilateral de Trump. De este modo, se configura un escenario de difícil equilibrio, en el cual la Argentina no solo debe negociar condiciones financieras, sino también navegar una puja de poder global que excede ampliamente su situación económica doméstica.

Incertidumbre creciente y el peso de lo no dicho

Mientras el gobierno argentino insiste en que el acuerdo con el FMI está avanzado, lo cierto es que a comienzos de abril aún no hay detalles concretos sobre su estructura ni sobre los desembolsos. Como expresó Bermúdez, cada día aparece un nuevo elemento que agrega complejidad al panorama. 

La letra chica de este posible acuerdo parece estar sujeta no solo a números, sino a equilibrios diplomáticos que requieren una lectura fina de los movimientos internacionales. En este marco, las sorpresas no son menores: desde las presiones de asesores extranjeros hasta las tensiones dentro del propio FMI.

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