El FMI cambió al negociador denunciado por Milei y hay expectativas de acuerdo

El reciente anuncio sobre la salida de Rodrigo Valdés de las negociaciones entre Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI) podrían significar un giro clave en las tratativas que buscan un nuevo acuerdo con el organismo. Esta decisión desbloqueó un nivel que parecía estancado y revitalizó las expectativas de que un entendimiento final podría alcanzarse en los próximos meses.

Desde la perspectiva del gobierno argentino, la principal preocupación sigue siendo la posibilidad de acceder a fondos frescos, un punto esencial en la agenda económica del país. No se trata únicamente del desembolso que podría hacer el propio FMI, sino también del impacto que este acuerdo tendría en las negociaciones con los bancos internacionales. En particular, se retomó la discusión del famoso REPO, un crédito clave para garantizar el pago de los vencimientos de deuda en dólares durante el próximo año y medio.

El REPO, en términos financieros, es una operación que permite a Argentina obtener liquidez a corto plazo utilizando bonos como garantía. En este caso, obtener dicho crédito bajo el amparo de un acuerdo con el FMI ayudaría a reducir los riesgos percibidos por las entidades financieras, lo que haría más accesibles las condiciones para cerrar la operación. Fuentes cercanas a las negociaciones revelaron a Infobae que la cifra podría superar los USD 10.000 millones, e incluso llegar al número "mágico" de USD 15.000 millones antes de fin de año. Este hito, si se alcanza, tendría un fuerte impacto en el mercado y abriría la puerta a un cambio fundamental en la política cambiaria del país.

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Una de las expectativas del equipo económico, liderado por el ministro Luis Caputo, es que el nuevo acuerdo con el FMI podría allanar el camino para la unificación del tipo de cambio, un paso que muchos analistas consideran necesario para estabilizar la economía. Además, se espera que esta medida también ayude a reducir el riesgo país, que ha mostrado ligeros signos de mejora en las últimas jornadas.

Las características del nuevo acuerdo con el FMI replicarían el formato clásico de un stand-by, con un período de duración de entre dos y cuatro años. Sin embargo, antes de avanzar hacia esta etapa, aún deben cumplirse varios pasos cruciales. Uno de ellos es la revisión de las metas de junio del acuerdo vigente, que estaba prevista para agosto pero que aún no ha ocurrido. Según la vocera del FMI, Julie Kozack, el cumplimiento de esas metas está prácticamente asegurado, lo que permitiría liberar un desembolso pendiente de más de USD 500 millones.

El verdadero desafío radica en las metas fijadas para septiembre, que incluyen la acumulación de reservas por un total de USD 8.700 millones. Sin embargo, según recientes declaraciones del vicepresidente del Banco Central, Vladimir Werning, la entidad enfrenta un faltante de al menos USD 1.500 millones, lo que complica la situación.

La salida de Valdés y un nuevo ritmo en las negociaciones

Uno de los factores que había ralentizado las negociaciones era la presencia del chileno Rodrigo Valdés, director del Departamento para el Hemisferio Occidental del FMI. El presidente Milei, había denunciado a Valdés de ser un obstáculo en las conversaciones, sugiriendo que "ponía palos en la rueda". Con su salida y la entrada de Luis Cubeddu y Ashvin Ahuja, el ritmo de las negociaciones promete acelerarse. Además, la implicación de las máximas autoridades del FMI, como Kristalina Georgieva y Gita Gopinath, refleja la importancia que el caso argentino tiene para el organismo.

Argentina, como el mayor deudor del FMI, por eso el Fondo también se juega su reputación, tanto si el plan argentino fracasa o si no logran contribuir al éxito de este.

La denuncia de Milei contra Valdés

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