La victoria del gobierno en el Congreso y algunos índices que muestran cierta recuperación, lejos están aún de repercutir en la economía real donde urge la creación de puestos de trabajo y recomposición de salarios. ¿El dólar está barato?
Lo bueno y lo malo de la semana económica: goles que no se festejan
En una semana muy importante, el gobierno supero una prueba política clave al sostener el veto a la Ley de Financiamiento Universitario. Además, la leve baja de la tasa de inflación y el "súper veranito financiero" completaron las buenas noticias.
Sin embargo, hay una distancia enorme entre la "buena onda financiera" y la economía real, en donde todo arranca lento y desde niveles bajísimos, con la necesidad de creación de empleo y recomposición de salarios, que aparecen muy lejos de concretarse por ahora.
En resumen, la votación de Diputados más algunos índices económicos alentadores sin dudas son "goles" para el gobierno, que todavía no debería festejar, ya que la economía real se mantiene en el fondo de la tabla.
Lo mejor de la semana
1- El sostenimiento del veto. Aunque sea muy opinable y controvertido, el sostenimiento en la Cámara de Diputados del veto a la Ley de Financiamiento Universitario fortaleció al gobierno de Javier Milei y aportó a la mejora de los indicadores financieros. Por un lado, se ratifico que el presidente no va a aflojar en su defensa del superávit fiscal y la emisión cero, aunque pague costos políticos altísimos frente a demandas populares como la de las universidades. Por otro lado, el escudo protector del " tercio de héroes" que sostuvo el veto pone un límite a futuros intentos de nuevas leyes que generen más gastos sin recursos; o que incluso quieran ir mas allá, cuestionando la capacidad de Milei para ser presidente. Los mercados aplaudieron.
2- El "súper veranito financiero". No es una novedad; de hecho, ya lo venimos comentando hace algunas semanas. Pero la que terminó ha sido la mejor semana desde que está Milei en el gobierno en relación al riego país, a la baja; los bonos y acciones, subiendo; y los dólares financieros, a la baja. Los bancos internacionales están recomendando comprar papeles argentinos y algunas empresas grandes y organizadas están empezando a colocar deuda a tasas convenientes. Y el BCRA sigue comprando dólares.
3- La inflación, por abajo del cuatro. Se confirmó el dato de 3,5% mensual. Es otra buena noticia, pero tampoco para destapar champagne. El ministro de Economía, Luis Caputo, había dicho que para estos meses la inflación iba a estar en el 1% . Lo más rescatable es que los alimentos subieron el 2%, menos que el promedio. Y lo más llamativo fue el rubro indumentaria, que creció casi el doble del promedio a pesar que la ropa ya es carísima en comparación con otros países. Si hay dudas basta con hablar con la legión de mendocinos que viajan a Chile a comprar indumentaria todas las semanas.
Ver más: La inflación nacional de septiembre fue del 3,5%
4- La Industria volvió a crecer. El Indec publicó el indicador mensual de la actividad industrial con la segunda suba consecutiva. Hay que aclarar que todos los indicadores siguen abajo del año pasado, pero en la mirada de corto plazo, el mes a mes, la producción empezó a recuperarse en julio y de nuevo (aunque menos) en agosto.
Lo peor de la semana
1- El "súper veranito financiero" no llega a la economía real. Atentos, que aunque periodistas, medios afines y economistas estén presentando un escenario de recuperación, la economía real no está ni cerca de la euforia de los mercados financieros. Después del fracaso de Mauricio Macri, el desastre del gobierno de Alberto Fernández y el primer semestre tremendo de ajuste de Milei, las empresas de "carne y hueso" están muy dañadas y las finanzas de las familias mucho más. Un aumento importante del crédito, el consumo y la inversión que genere empleo genuino, está todavía lejos en el horizonte.
2- ¿Qué pasa con la construcción? Mientras que el indicador de industria dio positivo por segundo mes consecutivo, el de la construcción sorpresivamente cayo 2,9% respecto del mes anterior. No hay una explicación clara de la caída. Hay datos contrapuestos en el mismo informe: mientras la cantidad de empleo registrado en el sector creció al igual que los metros cuadrados de construcción, el indicador global de la actividad en conjunto dio para abajo. Claramente, el informe del Indec, en su parte cualitativa, reporta que hay mejores perspectivas en las empresas dedicadas a obras privadas y un pesimismo marcado en las de obra pública.
3- La creación de empleo no arranca. Hace 11 meses que está cayendo el empleo privado registrado. La medición que hace el gobierno nacional entre más de 3.500 empresas de los 12 aglomerados urbanos más importantes del país, muestra resultados preocupantes. Se han destruido cerca de 200.000 empleos y hasta agosto la situación está estancada. Lo más preocupante es que el 95% de las empresas encuestadas opina que no aumentará su dotación de personal y apenas un 3% afirma que sí lo hará. Claramente las tibias reformas laborales de la Ley Bases no han alcanzado para movilizar el mercado de trabajo.
4- Se cierra la brecha, pero hay dudas sobre el dólar oficial: ¿está barato? El gobierno ha conseguido mediante su política monetaria y cambiaria bajar la brecha entre los dólares oficial e informal al 20% y comprar reservas. Pero el dólar oficial habría quedado artificialmente barato para la economía real, con precios y costos internos en dólares artificialmente altos. Así lo demuestran las series históricas, aunque no está en los mínimos que se observaron hacia el final de la Convertibilidad. Algunos ejemplos que ratifican un atraso cambiario: precios domésticos en dólares absurdos por la falta de competencia externa (indumentaria, electrónicos, autos, etc.); crecimiento del turismo de argentinos al exterior y caída del turismo receptivo; la vitivinicultura de exportación, que si bien no está en su peor momento de rentabilidad, está extremadamente ajustada en el 70% de las botellas que se exportan a bajo valor.
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¿Qué pasara en 2025 cuando este proceso de dólar barato se agudice? ¿Alcanzará con las desregulaciones, la estabilidad y alguna baja de impuestos para que la economía sea más competitiva? ¿O nos estaremos volviendo a atar a esquemas que no funcionaron en el pasado?