Hay variables que justifican cierto optimismo en cuanto al futuro de la economía. Sin embargo, se siguen prendiendo luces de alerta. ¡Y apareció el Papa!
Lo bueno y lo malo de la semana económica: entre un "veranito" y el Papa
Al observar las variables económicas de esta semana bajo una mirada optimista, podría afirmarse que en la Argentina arrancó un "veranito financiero", pero con fundamentos más sólidos que otros que se apagaron rápidamente. Y si a eso se suma que el blanqueo empezó a funcionar, hay esperanzas en que se cumpla la proyección de inflación del 18% anual en 2025.
Sin embargo, hay luces de alerta también, de todos colores. Días atrás se ratificó que el mercado de trabajo está destruido, el gobierno sin querer admitió que el dólar oficial sigue atrasado y que seguiría así por mucho tiempo, la conflictividad gremial continúa y, por si faltaba poco, apareció el Papa.
Los mejor de la semana
1- El veranito financiero. Los dólares financieros siguieron bajando, los bonos argentinos subieron y, por lo tanto, el riesgo país bajó. Si bien es cierto que el veranito vino del exterior por la baja de la tasa de interés de la FED, esta vez -a diferencia de otros típicos veranitos argentinos- hay fundamentos macroeconómicos mas sólidos. De hecho, el gobierno puede mostrar superávit primario por 8 meses consecutivos, no emitir ni tener que tomar nueva deuda para financiar al Tesoro permite al Banco Central mantener una política monetaria dura con mayor grado de libertad, incluso para vender dólares a discreción en el mercado. Esta es una gran diferencia con los veranitos pasados.
2- El blanqueo empieza a funcionar. Aumentaron los depósitos en dólares en el sistema financiero debido a las cuentas especiales exigidas por el nuevo régimen. Habrá más financiamiento para empresas y desarrollos inmobiliarios. Seguramente este proceso de "exteriorización" hubiera sido mucho más exitoso en una situación política y económica más consolidada, quizá después de unas elecciones de medio término donde se ratificara el rumbo del gobierno. Pero el nuevo financiamiento que surgirá y se traducirá en nuevos proyectos reales es necesario hoy. Lo óptimo es enemigo de lo posible.
3- El proyecto de Presupuesto 2025. El gobierno cambió la manera de administrar el presupuesto nacional. Se fija primero el nivel del superávit financiero y las otras variables se supeditan a este valor. Si hay menos ingresos que los proyectados, se tendrán que bajar partidas de gasto para compensar. Y si hay mayores ingresos, se bajarán impuestos. Más allá de los detalles técnicos y algunas inconsistencias en las proyecciones, lo central es que hay una hoja de ruta para continuar con la prioridad número uno del gobierno: superávit fiscal y emisión cero para bajar la inflación. Es verdad que llamó la atención la proyección de inflación del 18% anual para el 2025, pero quizás la razón sea que este marco macro fiscal obligará a proyectar recursos y autorizar gastos con este valor, no solo al Estado nacional, sino a las provincias y municipios. Esto está en los papeles. Veremos durante el año qué hacen las provincias para adaptarse, o no, a esta nueva situación.
4- Mendoza mantiene sus cuentas consolidadas. Mientras crece la expectativa sobre cuándo y cómo gastara la Provincia los U$S 1.023 millones de Portezuelo (parece que el proceso de toma de decisiones está siendo demasiado lento y burocrático), el Gobierno de Mendoza destacó que ya viene haciendo desde hace años lo que propone Milei en el proyecto de Presupuesto 2025. Este año, aun con recesión, mantiene el superávit fiscal y le alcanza y sobra para pagar los intereses del bono en dólares que vence este mes. Es un error político, casi un capricho del Presidente o de algún secretario de Estado comprovinciano, que Nación no destaque y apoye más a una provincia ordenada como Mendoza. Por el contrario: parece hacer gestos políticos de "ninguneo", como el de su última visita. Poco entendible.
Lo peor de la semana
1- El mercado de trabajo está destruido. En el primer semestre se confirmó el salto de 5% a más de 7% de desempleo, del año pasado a este. Hay 1,1 millones de desempleados en los 31 aglomerados urbanos que mide el Indec. Un dato aún más serio: de los 9,8 millones de asalariados, hay 3,6 millones en negro. Un verdadero desastre para el mercado de trabajo, que no es de ahora, pero tampoco mejora. Mientras algunos sindicatos generan un caos y pelean por cuántos pasajes gratis van a recibir y apelan a un falso nacionalismo, la realidad de los trabajadores es cruel. Un mercado a la baja con mucha gente buscando empleo y pocas empresas creando nuevos puestos. El resultado es obvio: pésimas condiciones laborales y salarios que pierden frente a la inflación.
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2- La ratificación de la política de dólar barato para 2025. No hay señales de una salida clara del cepo, más allá de algunas medidas parciales. El gobierno durante el 2024 se ató demasiado a su política de minidevaluaciones del 2% mensual como ancla para bajar más rápido la inflación. Ahora anunció que mientras la inflación sea mayor al 2%, el aumento del dólar oficial será de solo el 2%; es decir que estará cada vez más barato. Pero si la inflación cayera por debajo del 2% mensual, el dólar oficial se acoplaría a ese valor. En síntesis: tenemos dólar oficial barato para todo el 2025. Exportadores y operadores turísticos van a tener que ajustarse los cinturones. Y las economías regionales competitivas van a ver recortados sus ingresos cada vez más.
3- La conflictividad gremial creciente. Los gremios presionan fuerte y el gobierno no afloja. Esta semana fue el turno de Aerolíneas Argentinas. Es una pulseada en la que el Presidente no puede ceder si quiere sostener el poder político que todavía retiene. De lo contrario, se arriesgaría a que cada vez más gremios intenten paros salvajes y politizados. Las soluciones no están a la vista por el momento y el desgaste "paso a paso" de los opositores sobre Milei es evidente, sobre todo cuando es real que los salarios estatales caen frente a la inflación y el sector privado no genera todavía oportunidades ni inversiones significativas.
4- La política en contra ¿y un Papa opositor? Francisco hizo gestos y declaraciones contundentes en contra del gobierno actual. Un nuevo opositor al ajuste ortodoxo y la política de seguridad de Milei y Bullrich. El Pontífice se sumó, con frases demagógicas, a la ya muy conflictiva situación política en la que ya hay un grupo grande de radicales que son francamente opositores. En estas condiciones será muy difícil que el gobierno pueda sacar nuevas leyes, incluso la de Presupuesto 2025. No hay que descartar que necesite volver a juntar a los "87 héroes" para vetar alguna nueva ley anti superávit. Un claro síntoma de la debilidad política, que afecta a las expectativas económicas.