La entidad que nucleta a empresas norteamericanas que tienen sede en la Argentina había comunicado estar en contra de la iniciativa.
La Cámara de Comercio de EE.UU. ya había rechazado la ley de Etiquetado
La Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina (AmCham) había comunicado este lunes que rechazaba la denominada ley de etiquetado de alimentos, cuya sesión se cayó por falta de quórum de Juntos por el Cambio.
La entidad empresarial alertó que esa iniciativa generará "obstáculos al comercio y la producción". También cuestionó que impondrá un sistema "punitivo e inequitativo" en la comercialización de alimentos.
La cámara de empresas estadounidenses consideró que "se puede legislar mediante una norma que cumpla con dichos objetivos, pero evitando la generación de obstáculos al comercio, a la producción y a las economías regionales afectadas".
"Creemos que el gran obstáculo en el proyecto es que pretende imponer un sistema de advertencia que se transforma en un modelo punitivo, confuso, parcial e inequitativo", dijo la entidad.
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La cámara fundamentó su crítica en que "el 92% de los alimentos que se comercializan en la Argentina serían discriminados negativamente y sin destacarse los aportes positivos que conllevan, como fibra y demás propiedades que, por ejemplo, resaltan las actuales guías alimentarias disponibles".
Proyecto de Etiquetado
La iniciativa promueve un etiquetado que advierte sobre excesos de azúcares, sodio, grasas saturadas, grasas totales y calorías en los productos alimenticios.
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La AmCham señaló que el criterio del perfil nutricional del proyecto es el pautado por la Organización Panamericana de la salud (OPS).
Señaló que "ningún país ha establecido dicho perfil, sino que aplicado en forma directa a productos individuales, lleva a inconsistencias que confunden al consumidor y resultarán absolutamente inequitativos".
Consideró que el proyecto "no debería" seguir las recomendaciones de la OPS, "sino adaptarse a la realidad local, y ser definido por la autoridad sanitaria argentina, acorde a los hábitos y costumbre alimenticias, como ocurre en Chile y México".
Sostiene que la OPS "no sólo impone límites extremadamente exigentes, tampoco plantea ningún tipo de flexibilidad o gradualidad en la aplicación de los sellos negros", que indican a los alimentos de menor calidad.
La declaración de la AmCham advierte que en el proyecto "hay una simplificación en la cual se busca el no consumo de ciertos alimentos, dejando de lado la posibilidad de educar en torno a la temática en cuestión".
Considera que el proyecto debería armonizarse con los otros países del Mercosur y alerta que prohíbe "otras menciones nutricionales, así como está definido en la norma y no permite comunicar al consumidor productos enriquecidos o fortalecidos con vitaminas, minerales o fibra".
Consideró también que el plazo de 180 días que otorga el proyecto para adaptarse a la ley es "exiguo" y señaló "los procesos de adaptación y transición llegan hasta los 2 años".
Tras señalar que en el mundo hay sistemas mejores, sostiene que "la discusión no pasa por ser conformista y aceptar mansamente el aparente consenso de las organizaciones ambientalistas, nutricionistas o de consumidores imponiéndose sobre el poder económico de la industria".
La AmCham sostuvo que los diputados tienen la oportunidad de establecer un sistema de etiquetado "estableciendo un equilibrio racional entre los intereses de la industria que los procesa y genera empleo de calidad, y una sociedad buscando la mejor información simple y sencilla para su decisión de compra y posterior consumo".