La bioplanta del ISCAMEN en Mendoza es la más grande de Sudamérica y la quinta más grande a nivel mundial. El negocio de la mosca del mediterráneo y otros detalles, en la voz del presidente del organismo.
La exportación de "moscas radiactivas" que genera $1.000 millones al año
Desde hace muchos años, Mendoza viene librando una dura batalla para mantener el ecosistema fitosanitario controlado, resguardando así la salud de los cultivos dentro de los límites de la provincia. El organismo encargado de controlar y promover estos controles es el Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria de Mendoza (ISCAMEN), que se ha convertido en una referencia en lo que a control de plagas se refiere.
A pesar de que su principal función es la de erradicar las plagas que afectan los cultivos, sobre todo la mosca del Mediterráneo, que es la principal amenaza para frutales y hortalizas, por lo que el organismo mendocino se ha convertido en especialista en la creación de las pupas que combaten la proliferación de esta plaga y ha logrado exportar la producción a países como Chile y Bolivia, con posibilidades de llegar también a más países de Latinoamérica.
Lo que hace el ISCAMEN en la bioplanta de Santa Rosa es "fabricar" insectos, en este caso moscas del mediterráneo, a través de la irradiación de las larvas de estas especies -criadas en insectarios para este fin- para que los machos sean estériles. Es por esto que, vulgarmente, suele decirse que son insectos "radiactivos". Además de liberarlos luego en Mendoza, se exportan a Chile y Bolivia por alrededor de $1.000 millones o U$S 1 millón al año, según dijo el presidente del organismo, José Orts, y agregó: "Si llegamos a cerrar con Uruguay, estamos hablando de más de 11 millones de dólares".
"Tenemos un 70% de la provincia libre de la mosca del Mediterráneo y tenemos escasa prevalencia en lo que es la zona norte y este. Buscamos llegar a ser libres de mosca en toda la provincia", explicó Orts al Post.
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El presidente de ISCAMEN explicó que el trabajo que genera el organismo, en la bioplanta que posee en Santa Rosa, requiere de todo un proceso científico para producir la larva del "insecto estéril", tal como se llama la técnica, en la que se introducen ejemplares del insecto que evitan que la especie se reproduzca, aplicable a distintos tipos de insectos.
En la técnica del insecto estéril, "se produce una cría masiva de la mosca, que luego se pasa por un irradiador, para luego liberarse al medioambiente. Esta es una técnica que lleva más de 100 años", explicó el funcionario.
La gigantesca bioplanta del ISCAMEN cuenta con 16.000 metros cuadrados y allí se desarrolla no solo la mosca del Mediterráneo, si no que también cuenta con otra unidad de negocios que desarrolla lo que se llama "gusano barrenador". Este gusano se está desarrollando por pedido de Uruguay, ya que están teniendo muchos problemas en la ganadería de ese país, debido a esta plaga que está causando pérdidas millonarias.
"Tenemos la bioplanta es la más grande de Sudamérica. Y nosotros vamos a tener la segunda, que la estamos trabajando, la estamos haciendo con recursos propios, genuinos, en la que se elaborarán el gusano barrenador y mosca del Mediterráneo, que son dos unidades de negocio distintas, pero en la misma planta. Pero lo más importante es que vamos a tener la primer planta modular del mundo, que produce dos tipos de insectos distintos. Somos la más grande de Sudamérica y la quinta del mundo", enfatizó.
La mosca del Mediterráneo, uso local, exportación y proyecto "nacional"
La mosca del Mediterráneo es una especie de insecto que ataca los cultivos, sobre todo frutales y hortalizas, pero que no es originaria de Sudamérica. De hecho, es una especie originaria de Africa, pero que se ha expandido por distintos continentes.
En Mendoza, el ISCAMEN produce pupas de la mosca que son estériles, con lo que se combate la proliferación de la misma, controlando así su población y logrando que haya sectores amplios de la provincia, libres completamente de la mosca, como lo son el Valle de Uco y el Sur provincial.
En Mendoza, el combate contra la mosca del Mediterráneo se realiza durante los meses de primavera y verano, comenzando la liberación de los ejemplares estériles en septiembre, continuando hasta el mes de mayo. Sin embargo, antes de la liberación, se realizan estudios y relevamientos para recabar información necesaria para saber dónde apuntar los mayores esfuerzos.
"Se trabaja primero a través de trampeos, donde se hace un trabajo de campo y podemos identificar dónde hay mosca y, a través de eso, determinar las zonas donde después empieza todo lo que es el trabajo de liberación, tanto aérea como liberación terrestre. La liberación aerea se produce a través de esas bolsitas que muchas veces caen en las casas, en donde van las moscas del Mediterráneo", señaló José Orts y añadió que "se liberan macho con hembra, una vez que copulan no dejan descendencia. Eso es lo que nosotros hacemos, duplicar la mosca para que cuando se junte con la, digamos, con la mosca silvestre, la que está en el medio ambiente, una vez que copulan no dejan descendencia. Entonces de esta manera empezamos a erradicar", explicó.
La capacidad de producción de la bioplanta del ISCAMEN es de 700 millones de pupas de la mosca por semana, de las cuales, poco menos de la mitad, es decir, unos 300 millones, se destinan a la lucha contra la plaga en Mendoza.
El resto de la producción se destina a la exportación y a su venta a otras regiones del país, como la Patagonia, que es una región que también está libre de la mosca del Mediterráneo.
"Nosotros, como institución le vendemos a Chile, donde ahora estamos tratando de ampliar ese mercado. También estamos buscando ampliar las ventas a Bolivia, y también le vendemos a Patagonia. Por ejemplo, Patagonia ya es libre de moscas. Entonces, ¿nosotros qué queremos? Bueno, trabajarle a quienes nos mandan cítricos, por ejemplo, Corrientes, Entre Ríos, Tucumán, que son provincias muy importantes, pero decir, bueno, hagamos un plan conjunto para que ustedes no tengan problemas a la hora de ingresar sus productos y que entiendan por qué se paran en los camiones" comentó el presidente del ISCAMEN.
Es por esto que, desde Mendoza están impulsando la iniciativa de una colaboración interprovincial con jurisdicciones con las que nuestra provincia tiene comercio, sobre todo de frutales, como las mencionadas provincias, para un plan unificado.
"Esto es como que nosotros también lo estamos trabajando hoy con San Luis, con San Juan, un plan integral unificado porque nuestros vecinos o quienes ingresan mercadería a la provincia también tienen que trabajar en el cuidado del medio ambiente en el caso este de la mosca del Mediterráneo. Entonces, hemos hablado con productores de Entre Ríos, productores de Corrientes, que se vivían quejando que les parábamos los camiones, y con quienes estamos hablando de un plan integral unificado con lo que es mosca y estamos trabajando en eso. Es un plan que primero se trabaja con químicos, para bajar la prevalencia del insecto y luego se trabaja con las moscas estériles", comentó Orts.
Presupuesto, ventas y recursos propios
Al ser un ente provincial, una parte importante del presupuesto anual del Instituto está dado por el Estado provincial. Para 2024, el presupuesto del ISCAMEN es de $8.000 millones. Sin embargo, los fondos provinciales no son la única fuente de ingresos, ya que también cuenta con ingresos por recursos propios, provenientes de las ventas que realiza.
Actualmente, el Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria exporta las pupas de la mosca del Mediterráneo a Chile y Bolivia, pero también hay consultas de posibles compradores que se podrían sumar, como Brasil, Paraguay y Colombia. Con Chile, este año se aumentó el nivel de ventas y están en tratativas de seguir aumentando. "A Chile le hemos exportado más o menos 200 millones de pupas este año, hasta ahora. Ya lo hemos ampliado y eso es positivo", señaló Orts.
A la espera que se cierre el tratado con Uruguay para producir el gusano barrenador, otros mercados, como Panamá, donde también se produce este insecto estéril, también se han interesado en adquirir ejemplares a Mendoza.
"El gusano barrenador afecta a todos los animales de sangre caliente, incluso a los humanos, y, en el caso de Uruguay, le está afectando al agro ganadero. Ese insecto, una vez que ingresa, por alguna lastimadura, no deja que la vaca se recupere, la mata directamente. Entonces están perdiendo 40 millones de dólares al año", comentó Orts.
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Como se mencionó, una parte del presupuesto del Instituto es de origen estatal, y otra parte proviene de las ventas de los productos. "Cuando ingresé, la proporción de ingresos estaba más o menos en un 70% de recursos estatales y un 30% de recursos propios. Hoy estamos casi en un 50-50. Nosotros tenemos 50% de recaudación propia y 50% del Estado. Queremos llegar a ser autosustentable", aseguró el presidente de ISCAMEN.
Sin embargo, la búsqueda de autosustentabilidad estará limitada, ya que el Estado siempre tendrá que invertir en lo que refiere a la defensa de los cultivos de la provincia. "Acá el Estado tiene que poner algo porque, obviamente, es en beneficio de los productores, donde los productores pueden vender su producto a un valor diferenciado. Lo que no es autosustentable es lo que se le hace a los productores mendocinos", mencionó Orts. Entre otras actividades y medidas que ISCAMEN provee para la lucha contra las plagas en los cultivos están los controles y barreras fitosanitarias en distintos puntos de la provincia.
Presente y proyección del ISCAMEN
El Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria de Mendoza surgió en el año 1995, con el fin de cuidar y proteger el patrimonio fitosanitario de la provincia. Lo crea la Ley N° 6.333 de dicho año.
Con el tiempo, este Instituto fue desarrollando la técnica para la lucha contra la mosca del Mediterráneo y fue posicionándose a la vanguardia a nivel mundial en la materia. En la actualidad, el ISCAMEN busca seguir expandiéndose y reforzar la generación de recursos propios a través de la expansión de los mercados. La bioplanta que posee este organismo es de las mejores del mundo y permite pensar en grande.
"Es una planta modelo. Hay gran recurso, gran reconocimiento, la infraestructura está muy bien. Por supuesto que nosotros estamos invirtiendo y haciendo esfuerzos para que esté mejor, pero bueno, a nivel mundial es reconocido la institución", admitió José Orts, quien agregó que "hoy, en la actualidad, entre todos, contamos con 915 personas trabajando permanente. La planta trabaja los 365 días al año, las 24 horas", señaló.
El organismo, que es un ente autárquico, pero se encuentra bajo la órbita del Ministerio de Producción de la Provincia, se proyecta a futuro al desarrollo de nuevas tecnologías y procedimientos que permitan encontrarle soluciones a nuevas plagas, como a la Lobesia Botrana.
"Estamos tratando de darle esa impronta distinta, que no sea solamente mosca. ¿Por qué? Porque hay recurso humano muy valorado, hay conocimiento, hay ciencia. Por ejemplo, se está trabajando en las plantas para luchar contra la Lobesia, para trampeos creados a través de inteligencia artificial. Hoy tenemos 100 trampas, hechas por gente en institución. La verdad que uno se siente orgulloso cuando nos hacen este tipo de tareas y es maravilloso", concluyó José Orts, presidente de ISCAMEN.