La obra Portezuelo del Viento está trabada por peleas, internas y choques políticos. El trasvase del Río Atuel, también demorado, hace que se pierdan miles de hectáreas productivas.
Iannizzotto: Mendoza se desertifica y la política otra vez pone las trabas
Los vaivenes de Portezuelo del Viento llevan años y la obra no se concreta por internas, peleas, estudios que llevan tiempo y dinero y una eterna pulseada política. Mientras tanto, obras fundamentales como el trasvase del Río Grande duermen en un limbo mientras perdemos hectáreas productivas.
La política se define como el arte de lo posible. Sin embargo, en Mendoza vemos con impotencia cómo entre internas, ensimismamiento y peleas de poder, se convierte en el arte del impedimento.
Entre laudos, estudios y fallos, la provincia que es potencial productora de más alimentos y ganado se desertifica y pierde hectáreas a pasos agigantados y a un ritmo alarmante. El oasis ejemplar se seca.
El Gobierno de Mendoza esperaba el 22 de agosto el laudo presidencial sobre Portezuelo del Viento para definir el rumbo de los U$S 1.023 millones que ganó en compensación por la Promoción Industrial, que increíblemente siguen sin destino certero.
Se han invertido millones en estudios de universidades nacionales, como las Universidades de La Plata, del Litoral, de Cuyo, y Tecnológica. Según el gobernador Rodolfo Suárez, hay 11 cajas de documentación, elaboradas y pagadas con los impuestos de los mendocinos. Y la obra no avanza, como tampoco avanzan otras.
Ver: Portezuelo del Viento: hoy no habrá laudo presidencial por Mendoza
Desde la firma de la compensación a Mendoza hasta hoy han pasado 17 años. Años de gastos, dilaciones y ningún resultado. Los productores vemos con incertidumbre que no existe un "plan B" para todo ese dinero paralizado. Y vemos cómo una de las promesas de 2021, que fue el inicio del trasvase del Río Grande al Atuel para irrigar el Sur mendocino, no presenta novedad alguna, pese a que hay un pedido de informes que duerme en la Legislatura mendocina sin respuesta. Mientras tanto, el cambio climático y el desierto ganan terreno. Insistimos, y volveremos a insistir: sería muy conveniente que se declare fracasada la licitación de la "megaobra" que no es tal y que se desafecten los recursos para poder destinarlos estratégicamente a las obras del Río Grande -el que iba a alimentar Portezuelo-, al río Atuel.
No podemos desatender la sostenibilidad económica y social del oasis Sur, uno de los motores económicos de una provincia que sin agua ni producción aumenta el desempleo, la pobreza y la marginalidad.
Ya hemos explicado que los problemas de un río deben resolverse trayendo otro río, y no incrementando la restricción hídrica con una megapresa que se ha convertido en el "elefante blanco" de la política. Pero entre internas de la Nación con la provincia todo se paraliza. Ese tironeo y papeleo es nada más y nada menos que un productor más que no puede regar.
Ver: Qué opinan los mendocinos de la economía, los planes sociales y el tarifazo
El arte de lo posible es hoy el arte de la parálisis, de las internas feroces, de la desconexión con la realidad y de la reacción tardía. El desierto sigue avanzando y se debe actuar de forma rápida.
Pedimos al Gobierno que en lugar de asegurar que llamará a estudios para ver qué obras son prioritarias en caso de que "caiga" Portezuelo diga claramente qué se hará. Y que concrete el trasvase por la Cuenca Alta. Invitamos una vez más a toda la dirigencia a que lea los trabajos que respaldan esta propuesta.