Mientras el gasto en asistencia social aumenta, la pobreza también. El "Estado Presente" convirtió esa ayuda en una maraña de programas de los que se benefician hasta la clase media alta.
El Estado gasta $11,5 millones por hora en asistencia alimentaria
El Estado Nacional gasta 11,5 millones de pesos por hora en asistencia social y, aunque es principalmente alimentaria, la pobreza sigue creciendo en Argentina.
¿Cómo se explica? Muy simple: la cantidad de programas de asistencia son tantos que no existe posibilidad de controlar el gasto y, en muchos casos, la misma familia recibe varias líneas de ayuda e incluso reciben asistencia quienes no la necesitan.
Según una investigación del periodista Diego Cabot para el diario La Nación, el 83,% de la población de nivel socioeconómico muy bajo recibe asistencia alimentaria y el 68,3% del nivel bajo.
"Ahora bien, según los datos del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), la democracia argentina ya ha logrado que el 43,7% de los sectores medios bajos sean socorridos por el Estado con alimentos. Y como frutilla del postre, el 11,8% de la población con nivel socioeconómico medio alto también recibe alimentos o dinero para comprarlos." Recordemos que hay un 17% personas muy pobres que no tienen ninguna ayuda.
El "Estado presente" se traduce así en una cantidad incontrolable de programas entre los que se cuentan: la Asignación Universal por Hijo, la Tarjeta Alimentar, Programa Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional, programas provinciales y municipales destinados a ayuda alimentaria e incluso programas alimentarios para celíacos, inmunodeprimidos y otros.
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Por supuesto, todos esos programas se transforman en oficinas con más o menos empleados que se encargan de destinar esas ayudas. Quién o cómo se controla todo ese dinero es una incógnita tan grande como la maraña de planes a nivel nacional, provincial y municipal.
Cada gobierno, desde Alfonsín con sus "cajas PAN" (Plan Alimentario Nacional), hasta Alberto Fernández, promete bajar la pobreza y, para hacerlo, aumenta las ayudas sociales. A medida que el Estado gasta más dinero en ayudar a quienes menos tienen, la pobreza también aumenta.
Pero, en vez de avergonzarse, los gobernantes se jactan de la cantidad de ayuda social social que entregan y de ese "Estado Presente" que sale cada vez más caro y sirve cada vez menos.