Juan Manuel Gispert, hizo un análisis de la situación económica actual y aseguró que la tendencia de 2021 cambió para mejor.
Empresarios mendocinos tienen buenas expectativas para este año
El director ejecutivo de la Federación Económica de Mendoza, Juan Manuel Gispert, se animó a hacer un análisis sobre la marcha de la economía del país y la provincia en general.
El licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública le dijo al POST que las expectativas para este año, en base a los indicadores económicos de la Argentina, son muy buenas. "Estamos mal, pero vamos bien. El presente es bastante crítico porque venimos de varios años de contexto recesivo, con muchas complicaciones macro y estructurales, pero lo importante es que la tendencia cambió, porque el país creció al doble de lo esperado por los principales organismos internacionales. El Banco Mundial estimaba que íbamos a crecer un 4% en 2021, el FMI un 4,5%, el mismo Gobierno Nacional pensaba un 5,5% y finalmente crecimos un 10,1%".
"Claro que hay varios sectores que todavía no llegan a los niveles que teníamos antes de la pandemia, como el turismo y la gastronomía, pero en el resto de las actividades se han recuperado esos niveles", remarcó el referente de la FEM.
Para Gispert, el desafío de Mendoza es aprovechar este contexto, porque hasta ahora la provincia crece menos que el país. "Cuando a la Argentina le va bien, a Mendoza no le va tan bien y cuando al país le va mal a Mendoza le va peor. Esto se debe a que nuestra matriz productiva no tiene actividades con el dinamismo y el peso necesarios para traccionar a la economía, como lo tiene la pampa húmeda con los productos agropecuarios, San Juan o Catamarca con la minería o Neuquén con el petróleo".
Apuntó que en Mendoza, "con la vitivinicultura no alcanza para traccionar la economía, nunca alcanzó. Además otro de los problemas es que el sector tiene sueldos bajos en general. El agro mendocino en general tiene salarios muy bajos", dijo.
"Creemos que el estado mendocino tiene que recuperar la confianza por parte de la ciudadanía. Entendemos que la principal razón por la cual los mendocinos no acompañan la posibilidad de desarrollar otras áreas, como la minería, es porque desconfía de que la fiscalización de cualquier intervención humana sobre la tierra sea controlada. Cuando los ciudadanos ven a las escuelas públicas o una comisaría o los hospitales y centros de salud en estado de abandono o con serios problemas, no cree que el estado sea capaz de fiscalizar a una megaempresa instalada en el medio de la cordillera", reflexionó.
Respecto a la realización o no de Portezuelo del Viento, Gispert dijo que Mendoza tiene que hacer la obra que más le convenga. "Si esa obra hidroeléctrica reúne las condiciones, entonces debe hacerse. Según los informes técnicos que nos han acercado las cámara interesadas y que nosotros hemos llevado al gobierno, el caudal de los ríos del sur no permitirían llenar el embalse en los plazos que están proyectados lo cual impediría la recuperación de la inversión. Pero todavía no tenemos contestación por parte del ejecutivo provincial".
"Portezuelo no se ha hecho hasta ahora por factores internos de Mendoza con intereses cruzados sobre la conveniencia de hacer o no la central hidroeléctrica y porque ha metido la cola la política".
Respecto a la relación entre el gobierno provincial y el nacional, el referente de la FEM no quiso ahondar mucho en la cuestión política. Sin embargo dijo que se ve una relación muy institucional donde prima la cordura. "No se ve un desprecio manifiesto, pero tampoco un beneficio manifiesto", señaló.
Sobre la situación económica local, resaltó la política del Mendoza Activa que, según destacó, fue muy bien recibida por el sector empresario, porque se presentaron una gran cantidad de proyectos, con lo cual se abrió una posibilidad muy concreta en colaboración con el sector privado.
"Necesitamos recuperar la actividad económica, a través de más empleo, más inversión y más consumo con financiamiento al consumo y a la producción y luego abordar el tema de la presión fiscal sobre las pyme. La carga impositiva es un problema, principalmente ingresos brutos que es un impuesto distorsivo, pero sobre este impuesto específicamente se podrá discutir en la medida en que haya recuperación económica", remarcó Gispert.
Por último, señaló que unas 850 firmas bajaron sus persianas en 2020 en Mendoza y que durante 2021 esa sangría de cierre de empresas se frenó. "Si bien estamos llegando a niveles pre-pandemia, hay que destacar que la situación sigue siendo grave. Los empresarios están endeudados , deben aportes y contribuciones a los empleados, jubilaciones, préstamos para sostener sus empresas. Los que no cerraron están trabajando para pagar las deudas que contrajeron durante 2020. La situación es crítica pero tenemos buenas expectativas", concluyó.