Acontecimientos impensados, tanto internos como externos, derivaron en un violento criptocrash que ha batido algunos récords históricos este año.
Criptocrash: Bitcoin y Ether tuvieron el peor junio de su historia
El 2022 será un año difícil de olvidar para el mundo de las criptomonedas. Acontecimientos impensados, tanto internos como externos, derivaron en un violento criptocrash que ha batido algunos récords históricos.
La plataforma de criptoanálisis Glassnode, lo reflejó en su último informe semanal, donde dice: "Bitcoin (BTC) mostró en junio de 2022 el peor desempeño mensual desde el año 2011, luego de negociarse en un 37,9% a la baja". Mientras que "Ethereum (ETH, tuvo en junio el segundo peor mes de su historia, cotizando a la baja en un 45,4%".
El 9 de noviembre pasado, Bitcoin y Ether marcaron las cotizaciones más altas jamás vistas, valiendo U$S69.000 y U$S4.868 respectivamente. Desde aquella fecha, ambas criptomonedas perdieron hasta el 74% y el 82% de su valor, llegando a cotizar este año a mínimos de U$S17.622 por unidad en el caso de BTC y U$S881, en el caso de ETH.
Sin embargo, Glassnode remarca que hubo criptoinviernos peores. En los tres ciclos bajistas anteriores de 2011, 2015 y 2018, BTC perdió entre el 84 y el 93% de su valor. Similar fue para ETH en 2018.
El informe, también da cuenta que, ante el tobogán de precios, hubo una huida masiva hacia las stablecoins o criptomonedas estables, que cotizan 1 a 1 con el dólar estadounidense. Aquí también se registró una re jerarquización de la stablecoins dominantes, luego de la inesperada y traumática extinción de UST (Dólar Terra), una de las cripto estables que era estrella del mercado.
Ver: ¿Por qué subió un 70% Ether, la segunda cripto más fuerte del mercado?
Theter, la más demandada y popular de las stablecoins, disminuyó su circulación en un 20% ante los temores sobre su respaldo. "Hace dos años dominaba el 88,3% de todos los suministros de monedas estables y hoy representa solo el 45,2% de las cuatro principales. La otra que sufrió una contracción fue DAI, mientras que crecieron las stablecoins USDC (Dólar Coin) y BUSD (Dólar Binance).
Glassnode resalta en su paper que "a medida que crece el tamaño del mercado de Bitcoin, se puede esperar que aumente la magnitud de las ganancias y también de las pérdidas potenciales denominadas en USD. En el transcurso del ciclo 2021-22, ha habido seis eventos importantes de 'capitulación', en los que los inversores dieron cuenta de pérdidas históricamente grandes en la cadena".
Puntualiza, que entre diciembre de 2021 y enero de 2022, Bitcoin registró pérdidas por 250 mil millones de dólares, mientras que en mayo, tras el colapso de LUNA y la estable UST (el inicio del criptocrash), "los inversores de Bitcoin anotaron pérdidas por 621 mil millones de dólares en solo tres días". Ethereum corrió la misma suerte: sumando los colapsos de mayo y junio, sus inversores perdieron 474 mil millones de dólares.
A esta altura de la lectura, podría pensarse que las cifras han sido mal interpretadas, pero no así. Una cifra mucho más simple lo confirma. En noviembre pasado, la capitalización de todo el mercado de criptomonedas sumaba 3 billones de dólares, mientras que 8 meses después, a mediados de junio, había caído a 1 billón de dólares. Perdió dos tercios de su tamaño.
Todos estos datos tienen un mapa y ese mapa son los hechos que acontecieron a fines de 2021 y durante todo 2022, que explican la debacle. Tras aquel 9 de noviembre glorioso, cuando Bitcoin y Ethereum marcaron sus valores históricos más altos, ambas criptos iniciaron una previsible cotización a la baja. Luego, vendrían los golpes de nocaut.
Primer golpe: en diciembre, la Reserva Federal de Estados Unidos anunció que en 2022 aumentaría cuatro veces la tasa de interés de los bonos del Tesoro. Los aumentos de la tasa siempre torcieron a la baja y con fuerza al mercado cripto.
Segundo golpe: en febrero, Rusia invadió Ucrania, generando pánico sin distinción en los mercados mundiales, efecto del que las criptomonedas no pudieron escapar, aunque sí resistir por un tiempo.
Tercer golpe: en abril comenzó la crisis energética en Europa, producto de la guerra. Se dispararon los precios del petróleo, el gas y la electricidad, principales motores del criptomercado, que es ciento por ciento electrónico y digital.
Cuarto golpe: la caída que siguió a continuación, provocó el criptocrash, luego de que dos criptomonedas del Top 10, LUNA y UST, ambas de Terra, perdieran el 99% de su valor en menos de 72 horas.
Quinto golpe: el criptocrash derivó en ventas masivas y ahorristas en pánico, reclamando la devolución de sus tokens depositados en plataformas financieras que les pagaban intereses. Muchas plataformas de alcance mundial no pudieron devolver los ahorros, yendo a la quiebra en junio, mes en que Bitcoin y Ether tocaron sus valores mínimos del año.
¿Quedan golpes por delante? La guerra de Rusia continúa sin final a la vista y con pronóstico reservado. China tiene bloqueada totalmente por estas horas la isla de Taiwán, en un supuesto "ejercicio militar" mientras endurece su relación con Estados Unidos. En Europa se viene el invierno y sospechan que Rusia les podría cortar la provisión de gas por completo. El gas está se utiliza mucho para generar electricidad y por lo tanto su situación impacta en el mundo cripto.
¿Alguna luz hacia adelante? En setiembre, Ethereum da un paso evolutivo que marcará el camino de las criptomonedas. Cambiará el modo de operar en su red blockchain, lo que le permitirá funcionar con un 99% menos de energía de la que usa actualmente. En el mercado creen que este evento podría multiplicar su precio al alza, contagiando favorablemente a todo el mercado.
Por su parte, en su quirúrgico informe, Glassnode cierra su conclusión mirando el vaso medio lleno: "En general, 2022 ha traído un importante restablecimiento de las expectativas del mercado, un desapalancamiento de gran alcance e, idealmente, el comienzo de un nuevo conjunto de cimientos, sobre los cuales se pueden construir estructuras aún más altas".