Nissan suspendió su producción en Córdoba y peligran cientos de empleos

La empresa anunció que dejará de fabricar en la Argentina su Nissan Frontier y que la importará desde México.

Nissan suspendió su producción en Córdoba y peligran cientos de empleos

Por: Leonardo Otamendi

La planta de Nissan, tras casi diez años de actividad en Argentina, se vio forzada a replantear su futuro en el país. La decisión de cerrar su planta en Córdoba marca un hito significativo en su trayectoria local, que había comenzado en 2010, cuando la automotriz había desembarcado con grandes ambiciones e inversiones de hasta 600 millones de dólares. Su fábrica, que contaba con capacidad para producir 70.000 unidades anuales, se convirtió en un pilar para la generación de empleo, al dar trabajo a más de 1.000 personas.

Sin embargo, el cierre no solo afectó a los empleados directos. La noticia tuvo un impacto en cadena, extendiéndose a proveedores y al mercado automotor argentino en su conjunto. Modelos emblemáticos como la pickup Frontier y la SUV NP300 fueron producidos en la planta cordobesa, solidificando la presencia de Nissan en el competitivo sector de vehículos utilitarios.

La decisión de Nissan fue el resultado de una serie de factores económicos y estructurales que se acumularon con el tiempo. La inestabilidad macroeconómica del país, caracterizada por la inflación, devaluaciones y restricciones cambiarias, contribuyó a la falta de competitividad de la industria local frente a otras naciones como Brasil y México. Según informantes cercanos a la empresa, la combinación de altos costos y las dificultades para importar insumos esenciales hicieron insostenible la continuidad de las operaciones.

Uno de los aspectos cruciales que llevaron a esta decisión fue la cancelación del Proyecto H60E, que preveía la producción de un nuevo modelo a partir de 2025. Este proyecto requería inversiones significativas, las cuales la compañía, dada la situación actual, decidió no realizar. A esto se sumó un cambio en la estrategia global de Nissan, que optó por concentrarse en mercados más rentables y en crecimiento, como Europa y Asia, particularmente en el segmento de vehículos eléctricos.

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El cierre de la planta no solo dejó a más de 600 trabajadores en la incertidumbre, sino que también repercutió en miles de empleos indirectos en el sector de autopartes y metalurgia. El Sindicato de Mecánicos (SMATA) recibió la notificación oficial y comenzó a negociar indemnizaciones y reubicaciones laborales.

Desde el punto de vista industrial, la salida de Nissan representó un gran golpe para el mercado automotor argentino, que ya había experimentado la partida de otras empresas, como Mercedes-Benz. La disminución en la oferta de vehículos comerciales y pickups, junto con una posible subida de precios debido a la dependencia de importaciones, son algunas de las consecuencias inmediatas que se anticiparon. Además, la salida de un jugador importante como Nissan podría desincentivar futuras inversiones extranjeras en el sector, aumentando la percepción de Argentina como un mercado riesgoso.

El cierre de la planta en Santa Isabel marcó el final de una era para Nissan en Argentina y subrayó los serios desafíos estructurales que enfrenta la industria automotriz local. Mientras que los trabajadores y proveedores luchan por adaptarse a esta nueva realidad, el sector deberá replantear sus estrategias para recuperar competitividad y atraer nuevas inversiones.

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