El índice para calcular los aumentos de la vieja ley sigue bajando, aunque todavía cuesta mucho afrontar el pago de los alquileres.
Cuarto mes consecutivo de baja en el costo para renovar un alquiler
Desde septiembre, el mercado de alquileres en el Gran Mendoza ha registrado una caída sostenida en el ICL, el indicador que define los aumentos en los contratos de alquiler. Sin embargo, a pesar de esta tendencia descendente, se espera un fuerte incremento en los valores de renovación para el mes de diciembre, según el informe "Inmodata", que analiza la actualidad inmobiliaria de la región.
De acuerdo con los datos más recientes, los alquileres habitacionales experimentarán en diciembre un aumento del 208,66%. Esto significa que, por ejemplo, un contrato que en noviembre implicaba un pago mensual de $100.000 pasará a costar $308.660 tras la renovación.
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A pesar de este ajuste, el informe refleja que el índice utilizado para actualizar los alquileres viene registrando caídas consecutivas desde septiembre. En ese mes, el ICL bajó del 253% registrado en agosto al 243,16%, mientras que en octubre descendió al 237,9% y, en noviembre, se ubicó en el 227,14%.
El descenso del ICL se explica por la metodología que combina el Índice de Precios al Consumidor (IPC), medido por el INDEC, y la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE). Esta fórmula busca reflejar tanto la inflación como el poder adquisitivo de los inquilinos, aunque la aceleración inflacionaria y las tensiones económicas han dificultado que los aumentos sean realmente sostenibles para muchos hogares mendocinos.
Mientras tanto, el informe "Inmodata" destacó que en noviembre el mercado inmobiliario mantuvo su crecimiento en términos de actividad, impulsado por una mayor oferta y demanda en propiedades destinadas al alquiler y la compra.
El aumento previsto para diciembre representa un nuevo desafío para los inquilinos, quienes ya enfrentan dificultades para hacer frente a los costos habitacionales que dejó la inflación de los últimos años.
Para propietarios e inmobiliarias, la situación también plantea retos. Por un lado, intentan ajustar los precios en línea con la inflación para proteger sus ingresos, mientras que, por otro, enfrentan el riesgo de que los inquilinos no puedan asumir los nuevos valores, incrementando la rotación y la vacancia en las propiedades.
De todos modos, los cambios en las regulaciones y la libertad para establecer las clausulas del contrato entre las partes, tendrán efecto en los montos de nuevos alquileres.
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