La idolatría del Víctor se cimentó no sólo en su talento futbolístico, sino también en los gestos que tuvo hacia su amado Gimnasia y a su Mendoza natal.
Víctor Legrotaglie: el día que le dijo que no a Real Madrid y el tesoro que le regaló Pelé
La leyenda del Víctor Legrotaglie se hizo gigante no sólo por sus logros deportivos y su calidad futbolística (por la cual muchos de los que lo vieron jugar se animan a asegurar que fue mejor que Diego Maradona), sino también por los gestos de amor que tuvo tanto para Gimnasia como para su Mendoza natal.
"Le dijo que no al Real Madrid para quedarse en el Lobo", alardean, orgullosos, los hinchas del Blanquinegro. Los que peinan canas y recuerdan sus años dorados, pero también los más pibes que repiten la frase como un mantra.
Hay que decirle que no al Real Madrid. Y el Víctor, con su desfachatez, su humildad, pero por sobre todas las cosas por su orgullo de ser mendocino, lo hizo.
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El primer registro data del año 1957. En la edición del 26 de octubre de ese año, el desaparecido diario La Libertad publicó en sus páginas que el entonces cónsul de España en Mendoza, Gonzalo Puente Ojea, ofició de intermediario para llevárselo al Merengue.
La operación nunca se concretó y años después, en una entrevista con el diario Los Andes, el propio Legrotaglie recordaría que "cuando vinieron del Real de Madrid me acuerdo que vino el cónsul de España y me regaló su reloj de oro: 'Tú ya eres jugador del Real' me decía".
En esa misma entrevista, el Víctor aseguró que también "me vinieron a buscar del Inter y del Cosmos", este último en la década del 70, cuando contaba en sus filas con Pelé y Franz Beckenbauer, pero tampoco se quiso ir. "Llegaron con unas valijas que estaban llenas de plata", recordó sin especificar cuál fue el club que lo tentó así.
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"Acá me habían dado todo. ¿Cuántos millones de dólares? No importa, lo mío, lo pequeño, lo de mi provincia valía más que eso. No fui", argumentó Legrotaglie hace unos años en una nota brindada al diario Jornada.
El tesoro que le regaló Pelé
En 1964 llegó a Mendoza el Santos de Pelé. En ese momento, el club brasileño era el mejor equipo del mundo y el mítico 10, que ya había sido campeón de los mundiales de 1958 y 1962, se erigía como el mejor futbolista del planeta.
La visita fue para disputar un partido amistoso frente a Godoy Cruz en el Feliciano Gambarte, para lo cual el Tomba se reforzó con jugadores de otros clubes, entre ellos el Víctor, que disputaría así su único encuentro con la camiseta del Expreso.
Finalizado el partido, O Rei le regaló a Legrotaglie la remera que utilizó debajo de la camiseta oficial del Santos. Pero no sólo eso, sino que también se la firmó, con dedicatoria incluida.
Ese tesoro forma parte del museo personal del Víctor, que no dudó en enmarcar dicha pieza histórica para lucirla con orgullo en su casa.