Independiente Rivadavia y Godoy Cruz obtuvieron el resultado que dejó conforme a todos. Ninguno perdió y todos se van a dormir tranquilos.
Lepra - Tomba: se lavaron las manos y todos contentos
Independiente Rivadavia y Godoy Cruz disputaron durante la tarde de este sábado un partido histórico: fue el primer enfrentamiento entre ambos disputado en Primera División, es decir, una situación irrepetible. Además, el clásico entre la Lepra y el Tomba debió esperar 16 años para finalmente disponer de 90 minutos en donde los dos arqueros tomaron mate sin prácticamente participar del encuentro.
Lejos de cuestionar lo que ocurrió en un Bautista Gargantini reventado, hay que aceptar que ambos equipos lograron el resultado más cómodo que le podía caber al partido. Ninguno perdió y todos se fueron a dormir tranquilos. ¿Hicieron algo para ganar? Poco. O poco y nada. El local no jugó como local, pero tuvo la más clara: un remate de Diego Tonetto con salvada providencial de Lucas Arce. Sobre el final del encuentro, el Expreso metió quinta y en 2 minutos hizo todo lo que no pudo hacer antes: atacar y generar situaciones de gol. Lástima que se "acordó" tarde el equipo de Daniel Oldrá de que los partidos se ganan con goles, y para ello hay que atacar.
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Somos conformistas porque la intensidad del aspecto emocional del partido nos tuvo en vilo. Pero si lo analizamos desde un punto de vista neutral, fue un bodrio. Un 0 a 0 que ajustició lo que hicieron los dos equipos en la cancha, con una imagen apenas más positiva del visitante, pero en definitiva un encuentro en donde ninguno de los dos equipos estuvo a la altura de las expectativas que se habían generado en la previa.
Fue el primer enfrentamiento entre los Azules y los Bodegueros en Primera División y ojalá no sea el único, porque en el caso contrario, quedará como el clásico más aburrido y "aliviador" en la historia del fútbol mendocino.
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