La selección brilló ante Paraguay, incluso durante el primer tiempo en el que Messi estuvo en el banco de los suplentes, y de a poco va afianzando su funcionamiento pensando en el día en el que el 10 ya no esté.
Argentina, un equipo que se afianza en la construcción de la era pos-Messi
Aunque cueste aceptarlo, aunque duela, más temprano que tarde Lionel Messi dejará de vestir la camiseta de la selección argentina. Ya sea porque se concrete su retiro como futbolista profesional, camino que empezó a desandar ni bien decidió firmar para el Inter Miami, o porque considere que su ciclo con la Albiceleste está cumplido.
De hecho, antes del Mundial de Qatar, la Pulga había avisado que ese torneo sería su "último baile" con Argentina. Con 36 años, 17 de ellos dedicados al seleccionado nacional, coronar su carrera con el representativo de su país levantando la Copa del Mundo aparecía como el final de ensueño para una historia de amor inolvidable.
Sin embargo, tras conquistar el trofeo más hermoso del planeta, Messi decidió seguir. "Quiero disfrutar unos partidos más siendo campeón del mundo", avisó Leo en Lusail, con la Copa en sus manos.
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Y aunque sus admiradores no quieran pensar en su salida de la selección, ni mucho menos en su retiro como futbolista profesional, el cuerpo técnico comandado por Lionel Scaloni es consciente de que sus días están contados y en los últimos dos partidos quedó en evidencia que el proyecto para la era pos-Messi ya está en proceso.
La primera prueba, superada con creces, había sido en la altura de La Paz, cuando el capitán ni siquiera fue al banco de los suplentes y Argentina terminó goleando por 3 a 0.
Y este jueves, en el estadio Monumental, Argentina jugó todo el primer tiempo sin el número 10, y el rendimiento volvió a ser superlativo, pese a que le faltó contundencia para reflejar en el marcador lo hecho en el campo de juego, y con Ángel Di María también ausente, se vio lo que podría ser el futuro, no tan lejano, de la selección nacional.
Con un arquero que batió el récord de minutos sin recibir goles con la camiseta argentina, apoyado por una defensa cada vez más sólida y que parece no tener techo, de mitad de cancha hacia adelante el equipo de Scaloni puede volar con tranquilidad.
Alexis Mac Allister se siente cada vez más cómodo en el centro del campo y a la creación que siempre lo caracterizó empezó a agregarle el roce necesario para ser un 5 completo, mientras que Enzo Fernández tiene una proyección estelar e, incluso sin estar en sus mejores días, es un indispensable.
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Y en el ataque, el doble 9 conformado por Julián Álvarez y Lautaro Martínez funcionó con una fluidez que parece que vienen jugando juntos hace 10 años. Solamente les faltó el gol, pero en cada combinación que protagonizaron juntos mostraron un fútbol de alto vuelo que invita a soñar.
Quizá el único que desentonó fue Nicolás González, quien mostró dos caras. Por un lado, intratable a la hora de desbordar por la izquierda, y por otro, quedándose sin ideas en los metros finales y tomando malas decisiones en todas las ocasiones en los que pisó el área.
Pero allí, aunque no sumó minutos en el Monumental y viene jugando poco desde su debut en la mayor, espera agazapado una de las jóvenes promesas llamadas a ser un crack mundial como Alejandro Garnacho.
Al delantero del Manchester United lo están llevando de a poco, pero si su crecimiento continúa al ritmo que viene mostrando desde su irrupción en la Premier, poco tardará en ser titular indiscutido y de solo imaginarlo acoplándose a Julián y Lautaro en el tridente de ataque, uno ya empieza a frotarse las manos.
El deseo de todos es que Messi no se retire nunca, que juegue hasta los 50 años, pero eso no va a pasar. Y por eso la selección ya puso manos a la obra en su idea de trabajo de cara a la era pos-Messi, y no sólo se afianza partido a partido, sino que también invita a soñar.