Fue uno de los mejores de su época, pero cayó en adicciones, sufrió de depresión y su vida se desmoronó.
El inesperado final del hombre que le enseñó a cabecear a Cristiano
Mario Jardel fue uno de los mejores de su época: lo cuenta la historia, las estadísticas y hasta él mismo. Pero, tras una prolífera carrera como futbolista, cayó en adicciones, sufrió de depresión y su vida se desmoronó.
Se cuenta que fue él quien le enseñó a cabecear nada menos que a Cristiano Ronaldo. Fue dos veces máximo goleador de Europa, estuvo nominado al Balón de Oro en 2000 (compartió candidatura con Zidane, Henry, Batistuta, Rivaldo y Raúl) y también sonó en Barcelona.
Hasta que dejó Sporting de Lisboa, en 2003, había anotado 352 goles en 13 años. Luego vino la debacle y consiguió marcar apenas 18 en 7, en doce clubes en donde no pudo recuperarse. "Fueron de ocho a nueve años en los que caminé en un mundo muy cruel", aceptó en una entrevista con Globo Esporte quien pasó rápidamente de las luces del éxito a las sombras.
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"Si estuviera activo en la actualidad valdría entre 150 y 200 millones de euros. Creo que hice historia, soy único. Y lo digo con humildad. Lewandowski es el único jugador que marca 55 o 60 goles al año y yo lo hice durante seis o siete años seguidos", declaró en 2019.
"La gente decía: ?Jardel irá a Europa y no marcará'. Fui máximo goleador durante cinco años. Soy el mejor brasileño de la historia del fútbol portugués. Allí llegaron otros brasileños y dijeron que iban a ser los máximos goleadores. Yo solía decir: ?Está bien, al final del día veremos'", supo auto reivindicarse ante los medios.
En 1999 fue Bota de Oro (top scorer de las ligas más importantes de Europa) con 36 tantos. Pasó a Galatasaray y allí marcó 34 veces en 43 encuentros; dos de ellos sirvieron para vencer al Real Madrid en la final de la Supercopa de Europa del 2000.
Sin embargo, empezaron a aparecer las tentaciones:"Cuando tienes mucho dinero, estás lleno de amigos. Cuando no lo tienes, todos desaparecen", entendió con el correr de los años.
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"Cuando volvía de vacaciones, en Fortaleza, comencé usar drogas. Sólo cocaína. Hubo un momento en que dejó de ser un uso ocasional. En mi cabeza, no. Pero en el cuerpo, sí. Y llegaron los golpes", reveló en aquella entrevista con Globo Esporte.
No obstante, los goles seguían tapando todo. Otra Bota de Oro, en 2002. Y apareció la anécdota con Cristiano: "Mucha gente me llama de todo el mundo para hablar de él, porque tuvo un romance con mi hermana. Realmente hubo un coqueteo allí. Por supuesto, quería que Cristiano Ronaldo fuera mi cuñado, pero no pasó. Hoy, dondequiera que llegue, me recibe. Tenemos esta complicidad", contó en su momento.
Cuenta la leyenda que Jardel le enseñó a cabecear. "No es una exageración. Ciertamente aprendió mucho de mí. Y gané mucho menos dinero que ellos hoy. Pero aprendió mucho. Si tienes la oportunidad de preguntarle a Cristiano Ronaldo si recuerda a Jardel en el entrenamiento, te dirá que sí. Si dice que no, estará mintiendo", señaló.
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Las drogas, la bebida, los problemas personales; la depresión. "Si pudiera, no haría lo que hice", supo subrayar hace unos años. Su carrera se apagó definitivamente, pero no las adicciones que aceleraron el proceso.
Finalmente, la iglesia y su familia lo ayudaron a salir, según él mismo cuenta.
Fuente: bitbol.co