El exfutbolista jujeño contó detalles de cómo llegó al Millonario cuando tenía apenas 16 años.
¿Iba a Boca? Increíble confesión del Burrito Ortega sobre su llegada a River
Ariel Ortega es uno de los símbolos máximos de River Plate, ídolo indiscutido, sin embargo cuando todavía era un pibe que soñaba con ser profesional pudo haber recalado en el rival de toda la vida, Boca Juniors, pero él quiso otra cosa y el destino le terminó haciendo un guiño, tal como lo confesó este viernes en una particular entrevista en la que contó detalles de su viaje desde Jujuy hasta Buenos Aires para buscar llamar la atención de algún club grande.
"Cuando me fui a probar tenía 16 años y jugaba al rugby en Ledesma. Inicialmente el plan era en Boca e Independiente", reveló el Burrito en diálogo con Urbana Play, porque el señor que lo llevó hasta Buenos Aires tenía contactos en esos dos clubes.
"Pero cuando llegamos a Retiro, después de más de 30 horas de viaje en micro desde Jujuy, le dije que no quería ir a ninguno de esos dos clubes, que quería ir a River", agregó Ortega, dejando en claro que su amor por la Banda viene desde chico. "Me dijo que no conocía a nadie ahí, pero le respondí que fuéramos igual, que no pasaba nada. Me dejé llevar por el destino", agregó.
El Burrito se negó a probarse en Boca.
El jujeño consiguió probarse en River y el que estaba a cargo de la misma era Delem. "Las pruebas en ese momento eran diferentes a las de ahora, había diez número 2, diez número 5 y hacían cambios permanentemente... Pero agarré la pelota, no se la pasé a nadie y chau", contó Ortega. Delem le dijo que volviera en febrero y regresó a Jujuy.
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"Un día estábamos sentados en la puerta de mi casa con mis amigos a las cuatro de la tarde, con 40 grados de calor, en cuero y en patas. Y de repente llega el cartero. Nos saludamos y me dice que tenía una carta de River. La abrí y no lo podía creer, decía que a la semana me tenía que presentar", agregó el Burrito en su relato.
Ortega jugó tres mundiales con la Selección argentina.
"Me puse a llorar, fui al baño a seguir llorando, mi familia y mis amigos estaban emocionados... todos felices. Saqué el pasaje y vine solo en febrero de 1991", concluyó Ortega. El resto es historia conocida.
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