El francés Lass Diarra demandó a la FIFA por "ir contra las normas de libre circulación de la Unión Europea" al impedirle fichar por un club belga en 2014. Por qué el fútbol podría cambiar para siempre si la sentencia queda firme.
La FIFA perdió un juicio que podría cambiar el fútbol para siempre
Este viernes, el futbolista francés Lassana Diarra le ganó un juicio a la FIFA, quien en 2014 le impidió sumarse al Charleroi de Bélgica tras rescindir su contrato con el Lokomotiv sin pagar la cláusula de salida al equipo ruso, y si la sentencia queda firme el fútbol podría sufrir un cambio radical similar al que derivó tras el Caso Bosman.
Diarra denunció su caso ante la justicia belga, donde el Tribunal de Comercio de Charleroi le dio la razón en 2017, mientras que la FIFA y la Federación Belga llevaron el caso al Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE).
El mismo determinó que "algunas de las normas de la FIFA en materia de transferencia internacional de jugadores profesionales son contrarias al Derecho de la Unión". "Estas normas obstaculizan la libre circulación de los jugadores y restringen la competencia entre los clubes", explica la sentencia.
El TJUE explicó que Diarra impugnó algunas de las normas contenidas en el Reglamento sobre el Estatuto y la Transferencia de Jugadores, que no le permite a ningún club contratar a futbolistas que hayan rescindido su contrato con su último equipo sin justa causa y, si lo hacen, son responsables solidarios del pago de una indemnización.
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Para el Tribunal, estas normas son contrarias al Derecho de la Unión Europea, ya que pueden obstaculizar la libre circulación de los jugadores que deseen progresar y trabajar en un nuevo club dentro de la UE.
"Así, dichas normas suponen que los jugadores y los clubes que deseen ficharlos queden expuestos a riesgos jurídicos importantes, a riesgos económicos imprevisibles y potencialmente muy elevados y a riesgos deportivos serios que, considerados en su conjunto, pueden obstaculizar la transferencia internacional de esos jugadores", concluye el comunicado del TJUE.
Qué consecuencias puede tener este fallo
Si la sentencia queda firme, afectará directamente al mercado de pases del fútbol europeo y, como sucedió con el Caso Bosman en los 90, seguramente tendrá consecuencias indirectas en el resto del mundo.
La FIFA tendrá que cambiar los artículos que el Tribunal Europeo considera que "pueden obstaculizar la libre circulación de los futbolistas que desean progresar en su carrera y trabajar para un nuevo club".
Si efectivamente se dictamina que el sistema actual infringe el derecho de la Unión Europea, la FIFA perdería su autoridad actual sobre el sistema de fichajes.
Así, todos los futbolistas que militen en clubes de la UE tendrán el derecho de rescindir sus contratos y cambiar de club con total libertad sin tener que pagar la cláusula ni una indemnización.
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Una situación así, a la larga, terminará beneficiando a los clubes más grandes y se concentrará aún más el poderío de unos pocos, ya que por ejemplo, si el Manchester City quisiera incorporar a un jugador de un club más chico, solamente tendría que convencer al futbolista de rescindir su contrato sin tener que pagar por su pase ni abonar la cláusula de rescisión.
Qué fue el Caso Bosman
Es un caso paradigmático de principios de la década de 1990 en el cual el exfutbolista belga Jean-Marc Bosman demandó al RFC Lieja, a la Federación Belga y al a UEFA por limitarle la libertad de acción como ciudadano de la Unión Europa al finalizar su contrato con su club.
En aquella época, cuando un futbolista finalizaba su contrato con un club, no quedaba en libertad de acción automáticamente, sino que tenía que pagar una indemnización antes de sumarse a otro equipo.
Bosman demandó a las entidades mencionadas aduciendo que se violaba el Tratado de Roma, en el cual se establece la libre circulación de los trabajadores europeos dentro de los países de la Unión.
En 1995, el Tribunal de Justicia de la UE le dio la razón y declaró ilegales las indemnizaciones por traspaso y, además, eliminó los cupos de extranjero para ciudadanos de la UE.
Hasta entonces, por ejemplo, si un club español contrataba a un futbolista italiano, este ocupaba cupo de extranjero, por lo que los equipos eran conformados en su mayoría por jugadores de su propia nacionalidad y un puñado de futbolistas de otros países.
Después del fallo del TJUE, los clubes pudieron empezar a comprar futbolistas europeos sin límites, lo que amplió el poderío de los clubes más ricos. Además, aprovecharon para utilizar los cupos de extranjero para llevarse a los grandes talentos de otros continentes, lo que generó un impacto negativo que aún se siente, por caso, en el fútbol sudamericano, donde los futbolistas se marchan cada vez más jóvenes y las ligas son cada vez menos competitivas.