Enzo Pérez: el legado de Francescoli y la herencia de Ponzio

A Pérez le pusieron Enzo por Francescoli y cuando irrumpió de forma encantadora con Godoy Cruz, inmediatamente lo bautizaron "Principito", en otro claro vínculo con uno de los mayores ídolos de la historia de River Plate.

El 4 de junio del 2007, Godoy Cruz le ganaba a River 1 a 0 en la cancha de Vélez con gol de Nico Olmedo y asistencia de Pérez. Esa victoria agónica e histórica le daba chances al Tomba de permanecer en Primera, aunque finalmente perdió la promoción con Huracán y descendió. 

Pero lo curioso fue que mientras todo Mendoza celebraba esos tres puntos de oro, el Principito le pedía disculpas a la tribuna del Millonario y se dibujaba la franja roja cruzada en el pecho.

El idilio entre Enzo Pérez y el Millonario estuvo escrito prácticamente desde el nacimiento del futbolista maipucino. Por su nombre, por su apodo y porque los primeros pasos en el fútbol los dio en el Deportivo Maipú, cuya camiseta y hasta colores tienen notable similitud con la Banda de Núñez.

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Esa profecía insoslayable se cumpliría 31 años después de su llegada al mundo, cuando Pérez resignó seguir cobrando fortunas en euros para cumplir su sueño y ponerse la camiseta de River.

Llegó de Valencia con destino de grandeza y, a diferencia de muchos otros jugadores, se adaptó rápido a la vorágine del Millonario, que tritura más de lo que potencia. El Principito ya venía con una carta de presentación contundente en el Mundial de Brasil 2014, donde calladito se hizo un lugar entre los titulares y terminó siendo pieza clave en la recta final del torneo que concluyó con derrota contra Alemania en el último partido.

Pérez se metió rápidamente a Marcelo Gallardo en el bolsillo y, de forma consecuente, a todos los hinchas de la Banda. Primero brilló como volante por derecha y estuvo presente en las grandes gestas internacionales del equipo. Después tomó la posta que lentamente fue dejando Leonardo Ponzio, y ocupó su lugar en el mediocampo con creces, superando una vara que ya de por sí había quedado altísima.

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El miércoles 19 de mayo del 2021 Enzo Nicolás Pérez se metió en la historia gruesa de River y se puso a la altura de los máximos ídolos de una de las instituciones más grandes del mundo. Lesionado, y en el marco de un brote masivo de Covid dentro del plantel, el Principito infló el pecho y se metió al arco.

Si le patearon más o le patearon menos, o si Independiente Santa Fe de Colombia pareció más un equipo amateur que uno profesional que juega la Copa Libertadores, son detalles insignificantes. Más que nada al lado de la valentía del mendocino y del coraje del resto de sus compañeros, que dejaron la vida para sortear esta situación por demás inédita y complicada.

Este guion ya estaba escrito cuando Enzo Pérez nació el 22 de febrero de 1986. Desde ese entonces, cuan hijo de rey que espera mirando el trono sabiendo que el día que se siente ahí va a llegar, el Principito vivió toda su vida con un aura diferente. Era, nada más y nada menos, que el legado de Francescoli y la herencia de Ponzio, con una reserva exclusiva en la historia grande de River Plate.