El último gran ídolo popular falleció en 2020, a los 60 años. Sus problemas de salud y la soledad que lo llevaron a un final previsible y evitable.
Cuatro años sin Maradona: los últimos meses de la evitable muerte de D10S
El año 2020 marcó un antes y un después en la historia de la humanidad. La pandemia del covid-19, que causó tanto mal y sufrimiento, provocó meses de encierro y aislamiento en nuestro país, dando forma a una "nueva normalidad", de barbijos, prohibiciones de circulación, crisis de vacunas, fiestas clandestinas y un Gobierno polémico que, entre otras cosas, suspendió el fútbol por meses. Pero también, quedó marcado por el paso a la inmortalidad de una de las personalidades más conocidas del mundo entero, que dejó una huella por donde pasó y fue un héroe, para millones de argentinos, de napolitanos y de amantes del fútbol mundial: el fallecimiento de Diego Armando Maradona.
Diego dejó este mundo el 25 de noviembre de 2020, en horas del mediodía, luego de varios meses de claro declive en su salud. Las circunstancias que rodearon sus últimas horas y días están envueltos bajo un intenso halo de sospechas, donde las "personas" que lo manejaban (abogado, médico, psiquiatra, etc.), lo tenían sometido a una imagen muy manipulable de lo que siempre fue Diego Armando Maradona. De hecho, aún se está realizando el juicio que busca esclarecer las responsabilidades que encierra la muerte del último gran ídolo popular de la República Argentina.
La vida maradoneana de Diego lo llevó a cometer excesos, llevado por la fama, las malas compañías y su carisma incomparable que lo hacían único. Los problemas de salud en los que incurrió tras dejar la actividad profesional, debido a los excesos con las drogas, lo dejaron al borde de la muerte en varias oportunidades, incluyendo una extensa estadía en Cuba, para rehabilitarse y otras tantas intervenciones que tuvo que superar a lo largo de su vida.
En sus últimos años, la vida lo había llevado de nuevo al fútbol argentino y fue Gimnasia y Esgrima de La Plata quien lo contrató como entrenador, aprovechando el magnetismo que significaba tener a Maradona. Récord de socios, de recaudación, de venta de indumentaria y un gran movimiento monetario que para la maltrecha institución platense significó un salvavidas de oro. Sin embargo, en Gimnasia y el fútbol argentino, no lo trataron bien a Diego. Mientras Maradona fue Maradona, vivió con sus reglas, sin embargo, cuando comenzó su declive, su círculo de manipuladores comenzó a coartarle libertades y a utilizarlo, como un recurso escaso.
Tras el Mundial de Rusia de 2018, Diego comenzó con problemas de salud frecuentes. La descompensación que sufrió en aquel mundial, en la victoria de Argentina ante Nigeria, fueron una alarma. En 2019, su función motora se vio afectada por una severa artrosis de rodilla que no le permitía caminar, por lo que tuvo que ser operado.
Fue en septiembre de ese mismo año que Diego se convirtió en el DT del Lobo platense, generando un revuelo inusitado y avalanchas de gente sobre él, en todas las canchas del fútbol argentino por donde pasó en el breve lapso que pudo dirigir en buen estado de salud. Su primera sonrisa como DT, se dio justamente en Mendoza, cuando su Gimnasia le ganó 4 a 2 a Godoy Cruz, en el Malvinas Argentinas, cortando una racha de siete derrotas. A pesar del resultado en contra, la gente del Tomba lo ovacionó como se merecía.
Su última aparición pública en una cancha de fútbol llena fue en la definición de la Superliga Argentina 2019/20, cuando visitó La Bombonera, su segunda casa, en la victoria de Boca 1 a 0, que le permitió a su querido equipo Xeneize consagrarse campeón, arrebatándole el título a River.
Luego, llegó la pandemia, el encierro y las canchas vacías. Ese encierro lo deterioró a Diego, que quedó rodeado de gente que no eran sus afectos, en medio de disputas legales por su tutela y por poder verlo. Declaraciones cruzadas de sus hijas más grandes Dalma y Gianina contra su abogado, Matías Morla, y respuestas de este último desacreditando a la familia de Diego, argumentando que sólo querían usarlo.
Los rumores de su estado de salud comenzaron a circular y se confirmaron el 30 de octubre de 2020, en el día de su cumpleaños 60, cuando forzaron al ídolo máximo del fútbol argentino a posar para la foto, solo para cumplir con compromisos comerciales de los demás. Tuvo que ir a la cancha de Gimnasia para el partido ante Patronato para un homenaje deslucido, porque no había gente y solo estuvieron "los gordos de traje" que manejan y deciden en el fútbol argentino. Marcelo Tinelli, Claudio Tapia, el entonces presidente de Gimnasia, Gabriel Pellegrino, y algunos más eran toda la compañía que tuvo Diego en su "homenaje", donde se lo vio claramente desmejorado de salud, con dificultades para caminar y para hablar, en una imagen premonitoria y casi de despedida del ídolo para su gente.
Luego de esa última aparición pública del Diego, su estado de salud empeoró y tuvo que ser internado de urgencia, por un cuadro de anemia y deshidratación. Sin embargo, a los pocos días se le detectó un hematoma subdural crónico, en su cerebro, que requería intervención quirúrgica, en una operación compleja, sobre todo por su estado de salud.
Su médico personal, Leopoldo Luque (homónimo del campeón del mundo en 1978 que adoptó Mendoza como su hogar), dijo que lo operó días después en la Clínica Olivos (en realidad, la intervención estuvo a cargo de otros profesionales). El Diego fue dado de alta y lo forzaron a posar para una foto para demostrar que todo estaba bien, junto a Luque, pero la realidad es que no estaba bien.
Aislado del mundo, solo con un grupo de médicos, enfermeras y su abogado (no se le permitía a la familia visitarlo), Diego pasó sus últimos días rodeado de desconocidos en una casa de un country en Brandsen, donde terminó falleciendo de un paro cardio respiratorio, al mediodía del 25 de noviembre.
El informe de la Junta Médica que evaluó las situaciones que llevaron a la muerte al último ídolo popular de Argentina, lapidó a quienes se suponían que debían cuidarlo. Los 11 miembros del tribunal que analizaron el estado de salud de Maradona, en el marco de la causa judicial que investiga a los responsables, determinaron que, al menos, Diego comenzó a morir al menos 12 horas antes de su fallecimiento, ya que "presentaba signos inequívocos" de un estado de agonía prolongada, por no haber sido debidamente controlado "desde las 00.30" del mismo día.
El hematoma subdural por el que fue operado Diego tiene su origen en su pasado alcohólico, ya que las personas con adicción al alcohol son más propensos a padecer esa condición, pero según la Junta Médica, no ameritaba que sea operado de urgencia. Además, su corazón había sufrido mucho y presentaba un peso excesivo. Muchos de los órganos vitales tenían problemas que fueron deteriorando el estado de salud integral del 10. Era una persona enferma y, al no haber sido cuidado de la manera adecuada, terminó falleciendo, fruto de su intensa vida y de las negligencias de su equipo médico.
Los peritos que le practicaron la autopsia a Maradona e informaron de las causas de muerte a los fiscales, apuntaron contra el doctor de cabecera, Luque y la psiquiatra, Agustina Cosachov, ya que argumentan que "el equipo médico tratante se representó cabal y acabadamente la posibilidad del resultado fatal respecto del paciente, siendo absolutamente indiferentes a esa cuestión, no modificando sus conductas y plan médico/asistencial trazado, manteniendo las omisiones perjudiciales precedentemente apuntadas, abandonando ‘a la suerte' el estado de salud del paciente". Por eso, en el punto 2 de las conclusiones son lapidarios: "el actuar del equipo de salud a cargo que atendía a Diego Armando Maradona fue inadecuado, deficiente y temerario".
Lo más doloroso del estado final de Maradona, es que los peritos aseguran que Diego podría haber sobrevivido de haber quedado internado en un centro de salud polivalente, por lo que concluyen que operarlo y llevarlo de nuevo a su domicilio fue una decisión "deliberada y conociendo los riesgos que tomó el equipo de salud. En este punto es donde surge un conflicto de intereses, quien dirigía al equipo de salud tratante es quien gozaba plenamente de la confianza del paciente".
El dolor por la muerte de Maradona invadió los distintos rincones del mundo, con epicentros en Argentina y en Nápoles, pero con grandes muestras de cariño en distintos rincones del globo. Millones de argentinos se congregaron en torno a la Casa Rosada, donde se realizó el funeral, sin importar pandemia, sin importar colores, sin importar ideologías políticas. Solo porque Diego lo merecía, porque fue un héroe para toda una generación que sufrió las infamias de la última dictadura militar, que sufrió una guerra y que encontró en el "Pelusa", un jovencito surgido de Villa Fiorito, a ese héroe que representaba los valores del barrio, la belleza del fútbol y brindó alegrías a un pueblo que sufrió mucho y que pudo festejar, a través de sus pies, de una vida más bella.
A cuatro años de su muerte, Maradona sigue presente en el corazón de los argentinos, en el imaginario popular del futbolero y también en millones de personas en Italia, España y en distintos rincones del mundo, donde Diego fue, es y seguirá siendo, D10S.