Un exjugador que tuvo un paso por el Merengue confesó varios excesos. "No necesitaba dinero para conseguir bebida, la gente me la daba feliz en los restaurantes", aseguró.
"Entrenaba borracho en Madrid y lo tapaba con perfume"
"Fui borracho a entrenar en el Madrid; lo tapaba con café y perfume". La confesión pertenece a alguien que la rompió con el Sao Paulo en Brasil y en 2005 lo fichó el Real Madrid para jugar en el lateral derecho, puesto que le quedó grande por su gran adicción a la bebida. Cicinho, el exjugador brasileño, volvió a hablar y dar detalles de su oscuro pasado por el cuadro madrileño, en donde apenas estuvo dos años muy irregulares, entre 2005 y 2007. El sitio Bitbol se hizo eco de estas declaraciones.
"Si me preguntan si alguna vez fui borracho a entrenar con el Real Madrid, sí, lo hice. Bebía café para quitarme el aliento y me bañaba con perfume. En mi profesión, como futbolista profesional, era fácil. No necesitaba dinero para conseguir bebida, la gente me la daba feliz en los restaurantes..." detalló.
Los comienzos
"Cuando tenía 13 años, fue cuando probé el alcohol por primera vez, y ya nunca paré. Vivía en el campo, y los fines de semana nos reuníamos con los amigos y salíamos a las plazas, discotecas. Yo pedía a los adultos que fueran a comprar y bebía a escondidas de mis padres y de la policía" contó para el programa EPTV en el documental "Ressaca" de la cadena Globo.
Cicinho reconoce que estaba mal rodeado: "El alcohol te rodea de gente a la que le gusta ese estilo de vida, y la gente que te quiere de verdad queda excluida. Cuando agarran contra una pared y te dicen que no está bien, no quieres oírlo. Tengo un hijo de 15 años y siempre le estoy pidiendo disculpas. En ese momento él tenía dos años y ni siquiera lo entendía bien, pero en mi cabeza eso quedó grabado".
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Los 25 mil euros en una tienda de Beckham
No todo fue alcohol. Cicinho también se excedía con la ropa, como la ya famosa anécdota con David Beckham: "Me gasté 25 mil euros en la tienda de Beckham. Fue una vez y no fue una experiencia agradable. Compré tres prendas. Una camisa, una chaqueta y una cazadora. Le pregunté a la vendedora por la cuenta y me dijo: 25.000 euros... y yo pensé: 'Mierda... Me habré puesto dos o tres veces la chaqueta'".
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