Godoy Cruz llegó a sus primeros cien años de vida. Las claves con las que el club fue gestando una evolución futbolística y social para hoy llegar a ser el más importante de la región.
Centenario del Tomba: Un Club de barrio que cumplió sueños y utopías
La historia de la fundación de Godoy Cruz el 1 de junio de 1921 ya la conocen casi todos. Sí, la del famoso grupo de jóvenes entusiastas que se juntaron en el bar Victoria, enfrente de la plaza departamental, y que plantaron los primeros cimientos del Tomba.
A esta altura también la mayoría debe saber los detalles de la fusión entre el Sportivo Godoy Cruz y el equipo de la Bodega Antonio Tomba, como que también el equipo hacía de local en un potrero ubicado donde hoy está la plazoleta Barraquero, para luego tener su primer estadio propio en Castelli y Las Heras, ya dentro del corazón del departamento.
Nadie está ajeno de que el paso de los años trajo el Estadio Feliciano Gambarte, ni del famoso amistoso contra el Santos de Pelé. Ni muchos menos los personajes ilustres que durante tantos años engrandecieron la institución, como por ejemplo el Loco Julio Roque Pérez, que de joven era una atrevido sin límites, pero de grande dejó florecer un corazón enorme con una inamovible humildad que le alcanzó para robarse el corazón de todos los hinchas mendocinos.
Lo que pocos proyectaban por esos años era lo que iba a suceder a partir de la década del 90. Por aquel entonces el Expreso era uno más del montón y seguía domado bajo la sombra de los grandes de la provincia: Independiente Rivadavia, Gimnasia y San Martín, entre otros.
Cansado de pelear descensos o terminar los fines de semanas amargado por los resultados, una comisión encabezada por Julio Vega decidió que era tiempo de soñar en grande. Esos también fueron jóvenes y no tan jóvenes entusiastas, quienes comenzaron a pergeñar una serie de utopías sin miedo al fracaso.
Es que esa es la clave de la vida. Los sueños están para cumplirse y las utopías bien encaradas no son tales. De repente Godoy Cruz se vio ganando un Regional y ascendiendo al Nacional B en 1994, para heredar la posta que había dejado el Deportivo Maipú hacía no mucho tiempo.
"Como me gustaría estar en Primera, para ganarle a Boca en la Bombonera, para ganarle a River en el Gallinero, para gritarle a todos soy Bodeguero", cantaban los hinchas en el Feliciano Gambarte.
Casi sin darse cuenta, tras 12 años de permanencia en la categoría, esa canción que los dejaba roncos de pasión y esperanza, se hizo realidad el 20 de mayo del 2006, con el histórico e inolvidable ascenso a Primera División, tras vencer a Nueva Chicago con los goles del Tanque Giménez y la conducción del Chocho Llop.
Nada es fácil y el descenso al año siguiente trajo temores que no se llegaron a quedar porque en 12 meses después, el Expreso otra vez estaba en la elite del fútbol argentino. Y en esta ocasión no era solamente para quedarse, si no para animarse a más.
Y así volvemos a los sueños, y las utopías. ¿Habrán pensado esos pibes del bar Victoria, entre copa y copa, cuando establecían la primera comisión directiva y firmaban el nacimiento del club, que 90 años más adelante el Bodeguero iba a pelear el campeonato argentino cabeza a cabeza con Boca Juniors?
¿O habrán pensado que Godoy Cruz iba a viajar por todo el continente jugando partidos oficiales y representando al país en todos lados, plantándosele sin temor a gigantes como Gremio y Palmeiras, entre otros?
Es cierto que el Centenario llega en un momento delicado, donde todos estos logros están en"jaque" porque el Tomba mira de cerca el precipicio del descenso. Pero de eso se trata también jugar al fútbol, de tropezarse y de sufrir, de salvarse del descenso o tratar de volver en el peor de los casos. Pase lo que pase nada podrá borrar las gestas perpetradas.
No obstante, los Cien Años se cumplen con Godoy Cruz todavía en Primera y con el fresco recuerdo de los campeonatos disputados y las copas internacionales jugadas.
Era un sueño, pero Godoy Cruz pasó de ser un equipo de barrio, a ser el Tomba de Mendoza. Luego cruzó fronteras y se convirtió en Godoy Cruz de Argentina.
Era una utopía, pero lo consiguió y se convirtió en el barrio más grande del oeste argentino.