El Cruzado cayó por 1 a 0 ante el Tricolor y quedó muy complicado en la pelea por entrar al Reducido, ya que restan tres fechas, pero en una estará libre, y no sólo necesita ganar todo lo que le queda sino que también se caigan al menos cuatro equipos.
Maipú cayó ante Almagro y empieza a despedirse de la pelea
Luego de la caída como local ante Alvarado de Mar del Plata, que pelea por no descender, Deportivo Maipú perdió otro duelo vital en sus aspiraciones de entrar al Reducido por el segundo ascenso al caer este domingo por 1 a 0 frente a Almagro, derrota que lo dejó prácticamente sin chances de lograr la clasificación.
El partido, correspondiente a la fecha 34 del torneo de la Primera Nacional, se jugó en el estadio Tres de Febrero, con el arbitraje de Juan Pablo Loustau.
Esta derrota dejó a Maipú prácticamente afuera de la pelea por ingresar al Reducido. Es que, si bien el Cruzado con 42 puntos tiene chances matemáticas, no depende de sí mismo y además de no tener margen de error necesita que varios equipos tengan un mal cierre de campeonato para poder aspirar a la clasificación. Sucede que, de las tres fechas que le quedan al torneo, el Cruzado tendrá una libre, la penúltima, de manera que está obligado a ganar los dos partidos que le quedan, pero también necesita que Deportivo Madryn (43), Riestra (46), Deportivo Morón (46) y Chacarita (46), el último que hoy estaría logrando la clasificación no superen los 47 puntos.
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En la primera parte, Almagro manejó mejor la pelota y fue el que insinuó algo de peligro, pero no estuvo fino en los últimos metros y por eso se fueron al descanso igualados sin goles.
Y el segundo tiempo empezó con todo, ya que el Tricolor salió lanzado al ataque y cuando recién iban 33 segundos Maximiliano Rueda recibió en el área un pase desde la izquierda y con un derechazo superó a Juan Pablo Cozzani para poner el 1 a 0.
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En la segunda parte, Maipú se adelantó en la cancha, obligado a buscar el empate para seguir sumando y mantener las esperanzas, pero el arquero local, Emiliano González, estuvo muy fino y a puro reflejos se encargó de sostener el cero en su arco y dejar con las manos vacías al Cruzado, erigiéndose en la figura del partido.
Ahora el Botellero se aferra a la ilusión, ya que mientras haya chances matemáticas habrá esperanzas, pero no tiene margen de error y no depende de sí mismo.
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