Clásicos que siguen siendo furor entre los fanáticos.
Imperdible historia del BMW M3: 6 generaciones y 35 años de vigencia
En el Salón de Frankfurt de 1985 por fin vio la luz el que quedaría convertido en un auténtico objeto de deseo de varias generaciones completas aficionadas a los autos de altas prestaciones: se trataba del BMW M3 E30, el Serie 3 más rápido jamás producido hasta entonces. El objetivo fue homologar una versión para competir en el Grupo A, por entonces una división de modelos de turismo, con rivales como el Mercedes-Benz 190 16V o el Ford Sierra Cosworth.
Pero aquel proyecto pronto quedó convertido en el turismo con mayor éxito en las pistas, con nada menos que 17.970 unidades de producción puestas en circulación: una cifra excepcional teniendo en cuenta que el objetivo, para cumplir con la normativa de la FIA, era ensamblar al menos 5.000 ejemplares.
M3 E30: Primera generación
El motor que equipó la primera generación del BMW M3 era un cuatro cilindros que se fabricaba en grandes series, aunque llevado a 2.3 litros. La decisión de montar una motorización de cuatro cilindros en lugar de uno de seis cilindros, que ya se utilizaba en el BMW Serie 3 desde 1977, tiene varias explicaciones. Se quiso ahorrar el máximo peso posible y, además, el cigüeñal de mayor longitud del motor de seis cilindros que empleaba BMW, tenía mayor tendencia a vibrar antes a altas revoluciones que el de cuatro cilindros, algo que no era viable en un auto pensado para competir.
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Con una potencia de 200 caballos, el M3 cambiaba numerosos elementos con respecto a los BMW Serie 3 convencionales, como la dureza y geometría de suspensiones. Los frenos, equipados de serie con ABS, tenían discos ventilados en el tren delantero y contaban con una bomba de alta presión accionada por el motor, que también alimentaba la dirección asistida. Mención aparte merece el minucioso diseño aerodinámico, que ofrecía un excelente coeficiente de 0,33 y que, en comparación con otros modelos de dos puertas de la Serie 3, reducía la fuerza ascendente en el eje delantero a la mitad y a menos de dos tercios en el tren trasero gracias al efecto del alerón.
M3 E36: Segunda generación
El siguiente capítulo en la exitosa historia del BMW M3 se escribió en 1992, cuando salió a la venta el BMW M3 E36, desarrollado sobre la base del BMW Serie 3 Coupé E36. La fórmula empleada por los ingenieros de la marca para este modelo cambió con respecto a la de su antecesor, ya que optaron por un diseño exterior que, aunque lucía toques deportivos específicos, se alejaba del espíritu de carreras del M3 E30. Se optó por presentar un coupé de elegante imagen, sin estridencias, dotado con un motor muy potente.
Fue la primera ocasión en la que un BMW M3 montó un motor de seis cilindros en línea. Pero no fue más potente únicamente por su mayor cilindrada, sino también por la incorporación del sistema VANOS de regulación variable del ángulo de los árboles de levas, con el que era posible adaptar los tiempos de apertura de las válvulas de admisión en función de las revoluciones y de la carga de trabajo. Producía 286 CV, con un par máximo de 320 Nm disponible a 3.600 rpm, posicionándose así como la referencia entre los motores atmosféricos de altas prestaciones.
M3 E46: Tercera generación
En octubre del año 2000, BMW presentó la tercera generación del BMW M3, esta vez estaba basada en el BMW Serie 3 Coupé E46, introducido un año antes. El nuevo modelo adoptó una imagen más diferenciada con respecto a los demás modelos de la Serie 3, con un diseño más dinámico e imponente que retomó parte de los rasgos estéticos del BMW M3 E30.
En el perfil del BMW M3 de tercera generación destacaba la presencia de unas nuevas branquias, junto a un faldón posterior optimizado aerodinámicamente y que, gracias a las cuatro salidas de escape que integraba, dejaba intuir el soberbio rendimiento de este deportivo. En este caso el nuevo motor de seis cilindros en línea de 3.246 cc podía girar a 8.000 revoluciones por minuto, rindiendo 343 caballos a 7.900 revoluciones, con un par motor máximo de 365 Nm a 4.900 vueltas, lo que permitía acelerar de 0 a 100 km/h en 5,2 segundos.
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