El dÃa que Alberto Fernández detalló los "delitos" cometidos por Cristina
Este martes, Alberto Fernández explicó -o intentó explicar- por qué los jueces no pudieron meter presa a Cristina Kirchner. Durante su visita por México, el presidente electo aseguró que su vice fue "vÃctima" de una "persecución judicial" y comparó su situación con la de Lula Da Silva.
Sin embargo, los motivos por los cuales CFK no terminó tras las rejas fueron reflejados por él mismo en una nota titulada "Hasta que el silencio aturda a la Presidenta", publicada por diario La Nación en 2015. AllÃ, detalló algunos de los supuestos desaguisados y delitos cometidos por la expresidenta.
La nota cobra relevancia hoy en dÃa, por las implicancias de las palabras de Alberto en México. Y merece ser releÃda completamente. Asà avanza:
En su Oda a la alegrÃa, Beethoven logra un instante culminante cuando el coro entona "ante Dios" ("vor Gott") y un potente acorde se prolonga acompañando ese grito. Inmediatamente callan el coro y los instrumentos. Tras la estridencia, sin canto ni música de por medio, el autor logra estremecer profundizando con el silencio la enormidad del momento previo. En la música, el silencio es un extraordinario recurso para sensibilizar al que oye. Y también en el trajÃn cotidiano, cuando todo ruido cesa, cierto escozor nos atrapa en la soledad reflexiva que el silencio funda.
AquÃ, un enorme estrépito acaba de aturdirnos. Un fiscal que denunció penalmente a la Presidenta apareció muerto dÃas después de formular su demanda y sólo un dÃa antes de fundar su imputación ante el Congreso Nacional. En el centro del poder, allà donde la denuncia tocaba fibras, hablaron de suicidio y de asesinato, acusaron al muerto de ser un padre desatento y un tÃtere de factores que operan en las sombras y hasta afirmaron que una suerte de lucha fratricida entre servicios de inteligencia acabó detonando esa muerte.
Todo lo dicho serÃa poco importante de no ser que ha salido de la boca de la Presidenta imputada por el fiscal muerto. Ignorando la tragedia, se indultó a sà misma apropiándose de la verdad, de la Patria y hasta de la alegrÃa y condenó cÃnicamente a los que quedamos agobiados por lo patético de lo ocurrido. Conoce que hay una herida abierta por una muerte que estremece y que no se entiende y sabe que el silencio ciudadano la interpela por ella.
Cristina sabe que ha mentido y que el memorando firmado con Irán sólo buscó encubrir a los acusados. Nada hay que probar. Merced a ese pacto, la evaluación de los hechos quedarÃa en manos de una comisión que funcionarÃa en la patria de los prófugos y en la que la mayorÃa de sus miembros deberÃa contar con el acuerdo iranÃ.
¿Para que pactaron ambos gobiernos notificar a Interpol lo acordado, si no era para levantar los pedidos de captura librados?
Pero Cristina se siente ajena a la disputa. Está segura de que la ley penal no caerá sobre ella porque perversamente hizo avalar su nefasta decisión con una ley nacional.
Irónicamente, senadores y diputados legitimaron con sus votos el encubrimiento de los presuntos asesinos. No es la primera vez que se actúa de ese modo. También encubrió la corrupción de su vicepresidente expropiando una empresa fabricante de moneda y logrando que los votos de diputados y senadores legitimaran el ocultamiento de pruebas.
Sólo un necio dirÃa que el encubrimiento presidencial a los iranÃes no está probado. La imputación que ahora se ventila apenas descubre cómo el Gobierno se embarra en pos de ese objetivo usando marginales de la polÃtica como sus mensajeros ante iranÃes perseguidos.
Éstas son las cosas que todos debemos saber cuando en silencio marchemos. Porque nuestro silencio no calla lo que pensamos ni evidencia nuestra ignorancia. Sólo indica a la Presidenta que su inexplicable arrogancia nada explicó y que con ella no se desataron "golpes blandos", sino "reclamos muy duros".
Para entonces ya no habrá palabras. Sólo hablará el silencio. Como en la música, será el silencio el que erice la conciencia de quien traicionó el reclamo de justicia de los 85 muertos en el atentado contra la AMIA y el que deje al descubierto el encubrimiento intentado. Y será el silencio el que descubra la magnitud de la tragedia vivida.
La misma tragedia que Cristina sólo podrá negar hasta que el silencio la aturda.