Buscan que haya un registro de los contratos de compra venta de uvas. Un proyecto con “guiño” del gobierno.
Una ley para que las bodegas, paguen…
Un proyecto de ley que fomentará la “grieta” entre productores y bodegueros acaba de ingresar a la legislatura provincial, de la mano de un legislador oficialista y con un “guiño” del gobierno provincial. Se trata de una iniciativa que intenta registrar los contratos de compra y venta de uvas, algo que en la actualidad no ocurre, y que deja a los productores primarios a merced de las condiciones que impongan las bodegas, y que generalmente no cumplen. El proyecto de ley –que fue presentado por el legislador radical y ex intendente de Rivadavia, Ricardo Mansur, no intenta regular los contratos ni las condiciones de pago, de momento. Pero sí avanza en algo: las bodegas deberán cumplir las condiciones que se pacten y se firman.
La herramienta, de acuerdo a lo que explicó Mansur a este diario, intenta “dar a los productores herramientas de protección”, porque “muchas veces las bodegas no cumplen lo pactado”.
La tirantez entre sectores no es nueva en la industria. Sobre todo, en el universo del vino común, blancos y tintos genéricos que se venden a granel. Son los de menor calidad, pero los de mayor volumen de producción y venta. Las tensiones se agravan cuando hay crisis. Pero no sólo económica: el excedente, el clima, la cantidad de producción, el precio de la uva y el vino, y el contexto internacional influyen para desestabilizar el mercado del vino. No es novedoso que cuando alguno de estos factores se desequilibra, “no hay precio”, o la negociación con San Juan o el pronóstico de cosecha adquieren ribetes escandalosos.
Lo que intenta Mansur con este proyecto para registrar los contratos, es evitar las “avivadas” o el poder desmesurado de la concentración. La iniciativa ya empezó a circular en el mundo del vino. De hecho, el legislador –que dice contar con el apoyo del ministro de Economía Martín Kerchner- quiere darle “volumen” con instituciones como la Unión Vitivinícola Argentina, el Centro de Bodegueros del Este, y diversas uniones y cooperativas de productores. También habrá que sentar a la mesa a los grandes actores: Peñaflor, Baggio, y Fecovita.
El otro efecto que tendría el proyecto, es anticiparse a un problema que ya se vivió en 2015. Nadie lo dice, pero hay un excedente de vino importante que tirará los precios por el piso, en un contexto de caída brutal del consumo interno. “Casi ocho meses y medio de stock” confió una fuente. A poco de aquellos días en los que la ex presidente Cistina Fernández de Kirchner preguntó, con el gobierno de Mendoza de entonces, ministros y representantes de la industria, “¿Cuánta ensalada tendríamos que comernos los argentinos?” para transformar en vinagre aquel excedente, que milagrosamente “desapareció” (o se transformó) poco después, cuando sucedieron dos cosechas tan malas, que las bodegas importaron vino chileno. Aquellas operaciones no estuvieron exentas de polémica.
El último registro del INV confirma que la comercialización de vinos fraccionados se ha caído como un piano. De mayo de este año al mismo mes de 2017, se vendió en el mercado interno un 8,5 % menos. En los primeros cinco meses del año, la caída en las ventas internas fue del 3 %. Los espumantes sufrieron la mayor caída, del 19,1 %. Y al mirar el informe del INV por envase, los populares como la damajuana (más del 23 % de caída) y el “tetra” (más del 8 %) son los que registran mayor caída, mientras que el coqueto y cómodo “bag in box” que sirve para conservar los vinos una vez abierto, se vendió en el mercado interno en un 50 % menos que en 2017.
En este contexto de mercado, con tasas altas, dólar alto, inflación, y los problemas estructurales de la Argentina, es claro que las negociaciones entre bodegueros y productores se anticipan sangrientas. Ya ocurren cosas raras, como siempre. “Uno de los concentradores de la zona Este que hizo fortunas en 2016 cuando la uva superó los 14 pesos, pactó la compra del 100 % de la uva a un productor, a 10 pesos. Después se lo cambió por el 30 % de la uva en cheques, a 9 pesos el kilo, y por el otro 70 % ofreció elaborarle vino” contó una fuente. El productor se quedó con vino que malvenderá más tarde, en un mercado repleto de excedente.
Como sea, lo que intenta el proyecto de Mansur es que los bodegueros cumplan con lo que pacten.
La discusión viene bien para intentar corregir vicios de la industria. “Un viñedo tiene una vida de cincuenta años. No es posible que productores y bodegueros nos estemos matando en cada temporada” dijo una fuente de peso en el sector. A modo de ejemplo, vale decir que bodegas clásicas como Norton, o Chandon, les compran a los mismos productores desde hace muchos años. Parcela, por parcela.
Otros creen que no habrá mucho para corregir. “Los grandes en serio no harán contratos de largo plazo, ni aflojarán las condiciones en momentos de crisis de precio, consumo y excedente. Cuando todo el mundo está apurado por vender, es natural que los elaboradores saquen grandes ventajas” dice otro.
La historia de la vitivinicultura es la del enfrentamiento entre los distintos grupos y sectores del vino. “No sirve la pelea permanente… hemos tenido conocimiento del proyecto, pero lo que necesitamos es que haya unión de los sectores del vino para trabajar juntos. La ley obliga… ¿a qué? Te van a vender en negro, o te van a dar cheques y en el acto vas a devolver uno o dos… ¿Y qué pasa si el bodeguero no cumple el contrato de venta de uva? ¿Lo van a denunciar? Ese productor no le vende a nadie más…” especuló otra fuente.
El proyecto
La iniciativa que ingresó Ricardo Mansur a la Cámara de Diputados es de cinco artículos, dejara muchos aspectos a la reglamentación si se transforma en ley, y establece “…la obligatoriedad de celebrar e inscribir el respectivo contrato de compra venta de uva…” en un registro contemplado en una ley anterior, la 7.101. También dice que la inscripción de los contratos de compra venta de uvas, y de elaboración de vinos y mostos, deberá “realizarse obligatoriamente antes del primer ingreso de materia prima al establecimiento elaborador”.
Aquí, el proyecto completo:
Luego de la presentación, vendrá una amplia rueda de negociaciones. Lo más duro será convencer al sector bodeguero que acuerden con este proyecto de ley. Algo difícil, teniendo en cuenta los vaivenes de la economía argentina.
Foto de portada: La Fiesta de la Cosecha de este año. La vendimia real, viene complicada. (Foto Marcelo Carubín)