Las autoridades no reconocieron la tarea de los Bomberos de Luján, cuyos especialistas hallaron el cuerpo.
La disputa por el rastrillaje que encontró a Concepción Arregui
Tras varias semanas de búsqueda, el cuerpo de Concepción Arregui fue encontrado en el Dique Potrerillos el domingo. Ayer, cuando el fiscal de Homicidios, Gustavo Pirrello, el Procurador de la Corte, Alejandro Gullé, y el fiscal adjunto, Gonzalo Nazar, dieron detalles del hallazgo, “se olvidaron” de reconocer el trabajo de los Bomberos Voluntarios de Luján, partícipes en primera persona del operativo.
En la conferencia que brindaron en Casa de Gobierno, agradecieron la labor de los buzos de la Policía de Mendoza. Pero, a los Bomberos de Luján, les llamó la atención que no los mencionaran, y que tampoco estuvieran presentes, dado que en el acto hubo representantes de la Escuela de Buceo Aconcagua y la ONG ESCAM (Escuela Canina de Adiestramiento Mendoza).
“No queremos hacer propaganda, pero por lo menos cuando el fiscal agradeció a todos los intervinientes, tendría que haber dicho que estuvo presente Bomberos Voluntarios de Luján”, detalló al Post una fuente de la entidad.
Los Bomberos de Luján le hicieron llegar su desilusión al intendente de Luján de Cuyo, Omar De Marchi: “Estamos con mucha bronca porque la Policía de Mendoza se adjudica el hallazgo y a nosotros ni si quiera nos nombran, que hicimos el trabajo. Institucionalmente estamos orgullosos de nuestra gente y es bueno que se sepa la verdad y el profesionalismo con que se trabaja”.
Del enojo también se desprende las molestias por el “reconocimiento” que se le hizo a la Escuela de Buzos Aconcagua cuando no formaron parte del último operativo.
En el rastrillaje participaron siete buzos especializados: cinco de los Bomberos Voluntarios de Luján y dos de Bomberos de la Policía de Mendoza. “Es un trabajo en conjunto, no lo encontró un grupo o el otro, sino que estaban todos los buzos sumergidos”, mencionaron al Post.
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Ambos grupos habían realizado rastrillajes en las primeras semanas de búsqueda de Concepción, incluso antes de que Roberto Aduano confesara el crimen de su esposa. Los investigadores ya tenían el dato que el GPS del hombre había estado en la zona norte del Dique, y por eso convocaron a los especialistas para trabajar en discreción.
“Luego, por decisión del fiscal, se sumó el grupo de Buceo Aconcagua, y a los buzos de Bomberos Voluntarios no los llamaron más hasta que nos necesitara, como fue este domingo”, dijo la misma fuente, mientras que otra detalló que “los buzos de la Policía también estuvieron limitados, no sabemos por qué motivo”.
El rastrillaje del domingo comenzó pasado el mediodía y, entre los 18 y los 20 minutos de trabajo, detectaron el cuerpo.
Según los especialistas que estuvieron en el lugar, la visibilidad fue reducida por la composición del fondo, donde no se ve a más de un metro de distancia. En particular, donde se encontraba el cuerpo de Concepción (a 17 metros de profundidad), hay muchos sedimentos y vegetación. Además, en esa zona habían finchas y hay muchos palos, postes y otros elementos.
“Es un lugar con muchísima interferencia y eso dificulta la búsqueda. Son parámetros que se suman y tenés un escenario de búsqueda complejo”, precisaron.
El buceo estuvo en el orden de los treinta minutos y tiempo puntualizaron que “para una búsqueda, treinta minutos es nada”. Hay un protocolo para ascender porque no se puede hacer directamente el trayecto del fondo a la superficie para evitar inconvenientes.
“Por ahí la gente cree que vos podés entrar y laburar hasta que no te quede aire, pero el aire es un parámetro que no se tiene en cuenta para definir el buceo, sino que lo define la profundidad y el tiempo”, agregaron.
En el Gran Mendoza, la altura con respecto al nivel del mar ronda los 900 metros. En Potrerillo es casi 1.400, por lo que considera buceo en altura y para realizarlo hay que remitirse a un protocolo.
Autoridades de la Policía y del Cuartel General de Bomberos comunicaron sus disculpas por privado a los Bomberos de Luján, según le confirmó al Post una tercera fuente, aunque que el descontento y la indignación persistía porque el “daño” ya estaba hecho.