El padre del niño le dijo que no quería que su hijo viviera con el homicida pero ella solicitó una restricción de acercamiento. El padre volvió a ver a su hijo pero ya muerto.
Triple crimen: hubo advertencias hacia Mayra sobre su pareja
El triple crimen de Guaymallén, ocurrido en la madrugada de este martes, seguida del suicidio del autor de los asesinatos, conmovió no sólo a Mendoza sino también al país. Una vez que mató a su pareja, al hijo de ella y a su suegra, el victimario intentó quemar la casa para borrar evidencias. Nuevamente nos encontramos ante homicidios múltiples, como los (3) cometidos por “El karateca” Zalazar en el barrio Trapiche y los cuatro sucedidos en Las Heras en 2011 a manos de un chico de 13 años.
Sin embargo, en este caso Mayra Soledad Bueno (25) fue advertida que algo extraño tenía su nueva pareja, José Molina (39). Uno de los que prendió las alarmas fue el padre del nene asesinado quién terminó con una restricción de acercamiento por decirle a su ex pareja que no quería que ese hombre (Molina) viviera con su hijo.
Hacía cuatro meses que Mayra convivía con el homicida en la casa de su madre, Mónica Outeda (51), ubicada en calle Barcelona al 100 del barrio Escorihuela. El asesino se había separado anteriormente de una mujer con quien tenía hijos y había sido denunciado por ella por amenazas en el contexto de violencia de género, además de tener antecedentes por otros delitos de baja penalidad.
Molina utilizaba otro apellido para que la joven Mayra no lograra conocer sus antecedentes. Sin embargo, el padre de su hijo Lautaro y el hermano de ella tuvieron la misma percepción y se lo advirtieron.
Vega, el padre del niño, sufrió un duro revés luego de decirle a su ex que no quería que Molina viviese con su hijo: ella fue al Juzgado de Familia y solicitó una restricción de acercamiento.
Aunque Vega lo intentó, no pudo hacer que su pequeño hijo continuara cerca suyo. Y los comentarios que realizó en la oficina fiscal de Guaymallén fueron anticipatorios: “Hace más de 30 días que estoy buscando ver a mi hijo, peleando por él y ahora lo voy a ver en un cajón”.
Para que se entienda: la restricción de acercamiento hacía que Vega tuviese que estar solicitando visitas para ver a su hijo.
Ya es sabido de la lentitud con la que trabajan los juzgados de familia mendocinos respecto a los regímenes de visita. Este caso es una muestra del daño irreparable como consecuencia de la falta de compromiso hacia los niños y sus derechos.
Ver: El autor del triple crimen antes de suicidarse: "Me mandé una cagada"
Pero no sólo Vega tuvo ese mal presentimiento respecto a Molina. El hermano de Mayra, al llegar a la sede judicial, también le dijo a su ex cuñado que estaba alejado de su hermana porque le había dicho que no le caía nada bien su actual pareja.
Esas malas percepciones acerca de Molina culminaron en el violento desenlace ocurrido antes de las 2 de la mañana de este martes.
Los vecinos escucharon una discusión, gritos y el llanto del niño. Luego llegó el silencio y a los pocos minutos observaron llamas saliendo de la vivienda.
Los vecinos realizaron cuatro llamadas al 911, según indicó una fuente policial, avisando sobre el fuego pero nunca indicaron nada sobre los gritos que provenían de la vivienda. Los bomberos llegaron, sofocaron el fuego y sacaron los cuerpos.
Las fuentes consultadas señalaron que no se ha podido determinar en qué lugar de la casa Molina atacó a cada uno pero habría sido a los tres en simultáneo. En medio de la discusión le habrían pedido a Molina que no viva más en esa vivienda y eso desató la furia homicida del asesino, quien tomó un objeto, que sería de madera con punta y algo de filo, y comenzó a golpear a su pareja, a la madre de ella y a Lautaro.
Los tres estaban muy golpeados
El informe preliminar del forense revelado al POST detalla que Outeda tenía muchos golpes en el cuerpo, pero sobre todo en la cabeza, que le produjeron una fractura en la base del cráneo, hundimiento del mismo y la quebradura de unos de sus brazos.
Mayra también presentaba diversos golpes en la cabeza al igual que su hijo, aunque Lautaro también tenía marcas en el cuello. Con seguridad, la joven madre falleció por inhalación de monóxido de carbono (fue encontrado en sus pulmones) pero porque quedó inconsciente en el piso antes de que Molina prendiera fuego al inmueble y escapara. La hora probable de fallecimiento de las víctimas, según la fuente consultada, sería las 3 de la madrugada.
La huída
José Molina cargó algunas cosas que sacó de la vivienda, antes de incendiarla, y fue hasta la casa de su ex esposa, con quien tenía hijos. Le dejó algunos de esos objetos y le pidió que cuidara a los chicos. Allí fue cuando le dijo “Me mandé una cagada” y avisó que se iba a suicidar.
Luego se dirigió hacia la casa de su hermana, a quien también le dejó algunas cosas, y se despidió. Posteriormente, se quitó la vida.