Rosana Sosa fue atacada a cuchilladas por su marido en noviembre de 2015.
Habló la enfermera atacada por su marido médico en Mendoza
Rosana Sosa, la enfermera que fue apuñalada por su marido, Fernando Fernández, ex Jefe de Residentes del Hospital Central, en noviembre de 2015. La primera jornada del juicio tuvo lugar el pasado 30 de octubre en Tribunales.
La mujer conversó con Te Digo Lo Que Pienso -que se emite de lunes a viernes de 6:50 a 9:00 en Radio La Red Mendoza 94.1- acerca de la noche del ataque y su relación con su ahora ex pareja.
Sosa contó que está con parte psicológico, y que cuando vivía con Fernández “no toleraba muchas cosas, cosas cotidianas, cosas pequeñas que a él le molestaban, pero para mí era común. Él me iba a buscar a todos lados, pero porque pensaba que yo estaba con alguien”.
“El me recriminó un tatuaje, son tres pájaros que significan mis tres hijos, debajo de la nuca. Lo primero que me dijo que por que me lo había hecho, y si lo tenía en otro lugar. Mis tres hijos los tengo con él”, agregó.
La enfermera contó que la noche del ataque “estábamos peleados, ya no nos hablábamos, estábamos en una crisis. Ese día empezamos discutiendo, se siguió la discusión, y cuando me fui a la habitación el apareció con un cuchillo de cocina grande”.
Los conocimientos de Sosa sobre medicina le permitieron salvar su vida luego del ataque de su marido. “Cuando sentí la herida del pulmón lo primero que hice fue tapar la herida, pedir ayuda, y pedir que me sostuvieran la zona, porque sabía que me iba a ayudar para cuando llegara la ambulancia. Yo no me acuerdo, pero mis vecinos dicen que iba avisando donde tenía las heridas y que revisaran donde sangraba”.
Ahora, casi dos años después del ataque, Sosa explica que ella y su familia están con psicólogos, y que sus hijos “no quieren ver al padre, no se habla del tema. Mis cicatrices solas hablan del hecho. Lo que pasó mostró como era su padre”.
Por último, la enfermera comentó que no ha vuelto a formar pareja ni tiene planeado hacerlo. “Tengo miedo de volver a equivocarme. Me echo la culpa de no haber elegido bien. Después del ataque me sentí muy apoyada por todo mi entorno, mi familia, mis compañeras de vóley, mis amigos, los chicos del hospital. No sé por qué lo hizo, no había ningún motivo. Está comprobado que lo hizo conscientemente. Es algo que quiso hacer, quiso matarme. No soy capaz de perdonarlo”.