Gustavo Fehlmann, el hombre que envió un mensaje “hot” a una de sus alumnas, está complicado en varios frentes. Sumarios internos y eventuales juicios políticos.
El fiscal "acosador" de Godoy Cruz, cada vez más complicado
El caso del fiscal de Godoy Cruz Gustavo Fehlmann expone varias aristas de lo que es la Justicia en Mendoza. Por un lado, muestra la falta de probidad de puntuales referentes judiciales a la hora de impartir justicia; por el otro, la feroz lucha de intereses que se da en estas horas en torno a la disputa provincial que busca en estas horas cubrir una de las vacantes del Tribunal Oral Federal Nº 2.
Primero lo primero: Fehlmann es aquel docente que supo reportar en la Universidad Champagnat y que “invitado” a renunciar luego de que enviara un picante mensaje a una alumna a través de la mensajería privada de Facebook.
La historia la reveló el Post el pasado 13 de septiembre, con lujo de detalles. Ello, a pesar del cerco informativo que se planteó desde un principio respecto de esa compleja trama.
Es dable mencionar que el fiscal dijo a este diario que lo suyo fue apenas una equivocación, que el mensaje había sido enviado a su esposa un viernes por la noche. Sin embargo, no pudo explicar cómo es que recién se percató del error el miércoles siguiente. ¿Acaso no vio a su mujer durante esos días? ¿No le llamó la atención la ausencia de respuesta por parte de esta? ¿No se lo mencionó siquiera?
Como se dijo, el caso es complejo. Hay mucha especulación y pocas precisiones. Son muy pocos los que le creen a Fehlmann; la mayoría, incluidos los alumnos de la Champagnat —con algunos de los cuales logró hablar el Post— descreen por completo de sus dichos.
Ver además: El mensaje hot a una alumna que complicó a un fiscal mendocino
Tampoco le tiene plena confianza el procurador mendocino, Alejandro Gullé, quien le pidió al fiscal explicaciones por lo ocurrido hace semanas y aún espera su descargo.
Entre los que desconfían de Fehlmann, aparecen diversos “colectivos” que luchan por los derechos de la mujer. Ni Una Menos de Mendoza es uno de ellos. Por caso, una de sus principales integrantes, Cristina Rasso —a la sazón, secretaria de Género de la CTA mendocina— hizo una presentación contra su persona ante el Consejo de la Magistratura con el patrocinio del abogado de la central sindical Héctor Raúl Santander.
Hay severas sospechas detrás de la movida, principalmente por lo que ya se mencionó: la disputa para cubrir una de las vacantes del Tribunal Oral Federal Nº 2, donde conocidos abogados de Derechos Humanos buscan meter un pie. En ese contexto, Fehlmann aparece como un severo obstáculo.
La pelea será durísima: Rasso llevará el caso para difundirlo y reunir apoyos en el Encuentro Nacional de Mujeres que comienza hoy en Rosario y donde se espera la concurrencia de más de 60 mil féminas de todos lados del país. ¿Cómo se vuelve de algo semejante? ¿Cómo hará Fehlmann para rearmar su reputación luego de semejante exposición?
Este diario intentó hablar con él nuevamente para responder esas y otras incógnitas, pero el fiscal nunca respondió.
Directo desde la Champagnat
“Nosotros no le creemos a Fehlmann, lo conocemos demasiado”, dijo al Post uno de los alumnos del fiscal.
-Vos te arrogás la voz de tus compañeros, pero solo te veo acompañado de una sola persona más.
-Es cierto, no represento a todos, algunos lo bancan a Fehlmann, pero son los menos. Los demás ya sabemos quién es y lo que hace.
-Ok, ¿quién es y qué hace?
-Es una persona de doble moral, que venía chateando con otras alumnas.
-¿Y cuál sería el delito de hablar con alumnas?
-El problema no es la charla sino las cosas que habla con ellas. Hay varias que fueron a quejarse al decano de la Facu por eso, y decidieron hacerle un sumario a Fehlmann por eso.
El Post buscó la confirmación de esos datos a través del decano de Derecho de la Universidad, Abel Albarracín, quien se mostró demasiado cauto a la hora de hablar.
“Es cierto que se inició un proceso interno de información sumaria contra Fehlmann, fue después de la nota presentada por la alumna, a quien se la mandó a gabinete psicopedagógico”.
-¿En qué estado está?
-En este momento está interrumpido. Hablo de las actuaciones internas.
-¿Por qué se manejó todo con tanto misterio?
-Se trabajó con toda la reserva del mundo, tratando de que no trascendiera el caso por las lógicas cuestiones que involucran a la alumna.
-¿Volvió a clases la chica?
-Sí, la alumna ya está cursando nuevamente
-Un par de alumnos me dijeron que hubo otras quejas similares contra Fehlmann…
-Formalmente, solo hemos tenido la presentación de esta alumna, no hemos tenido otro reclamo formal.
Nótese que Albarracín no niega que haya habido otras quejas, solo aclara que ninguna de ellas fue “formal”. ¿Hubo entonces otras alumnas que se sintieron molestas y que elevaron sus protestas a través de alguna vía informal, como juran los alumnos?
Como sea, la mera sospecha sobre Fehlmann debería ser suficiente disparador para plantear la calidad y probidad que deben ostentar aquellos que deben juzgar las conductas ciudadanas. Por caso, ¿desde qué lugar puede un hombre bajo semejante sospecha impartir justicia con honestidad? ¿Cómo confiar en que trabajará de manera imparcial?
Fehlmann es apenas una anécdota, en el Poder Judicial abundan casos de jueces y fiscales cuyas conductas privadas dejan mucho que desear. El propio Alfredo Cornejo le dio un interesante contexto: “Hay mucha desidia" sostuvo respecto del accionar de la justicia.
Está claro que la discusión no puede postergarse un segundo más.