El Post entrevistó al fiscal Gustavo Fehlmann, quien enfrenta una acusación de supuesto acoso hacia una alumna de la Universidad Champagnat.
El fiscal mendocino acusado de acosar a una alumna se defiende
Ayer, desde las páginas del Post se contó una historia truculenta que involucra a un fiscal de Godoy Cruz llamado Gustavo Fehlmann.
La trama explotó después de que este último enviara un mensaje privado a una alumna con connotaciones sexuales, lo cual derivó en que esta última terminara en terapia psicológica y con asistencia de la abogada Carolina Jacky.
Al mismo tiempo, el procurador de la Corte, Alejandro Gullé, decidió pedirle explicaciones por lo sucedido. Ello a raíz de la nota que publicó el martes este diario.
En ese contexto, el Post logró hablar con Fehlmann, quien arrancó amablemente la entrevista de marras: “Entiendo perfectamente la nota de ustedes”.
Acto seguido arrancó con todo: “Yo a esta persona que teóricamente sindican, nunca la vi personalmente fuera de la facultad; yo jamás he tenido un contacto personal con ningún alumno. No tengo agendado los números celulares de los alumnos de la facultad, no tengo mail de ellos, de ella tampoco”, sostuvo.
-Ok, eso no invalida el hecho, ya que la comunicación se dio a través de las redes sociales.
-Sí, ha sido un error que ha llegado a esta chica, le tengo que decir “discúlpeme”. Imagínese que jamás me he quedado después de hora a tomar un café con un alumno. Los trato a todos de usted.
-A ver… usted sabía que esta acusación existía.
-A mí me avisaron un tiempo después, me pasó que vino un familiar, pero esa comunicación la borré. El mensaje le llegó a la chica el fin de semana, y yo me enteré el miércoles siguiente, justo antes de que empiece la feria judicial. Es algo imposible.
-¿Por qué es imposible?
-Yo no evalué a esta chica, no podía tomarle examen, porque era un viernes a la noche y yo estaba con otro tema: con el robo de un arma en la UEP de Godoy Cruz. La noche en que teóricamente le mandé el mensaje yo estaba tomando declaraciones para esa causa judicial.
-Pero el mensaje lo mandó igual…
-Sí, lo mandé, pero no era para ella. Era para mi mujer. Tampoco fue para tanto, fue un mensajito sin tanta importancia.
-Ok, imaginemos que es así, ¿por qué entonces se armó tal despelote?
-Le soy sincero, se me escapa. No tengo cómo saberlo.
-Insisto, la alumna (de quien se evita mencionar su nombre por cuestiones legales) está yendo al psicólogo por este tema.
-A mí en la facultad me dijeron lo mismo, que estaba traumatizada. Yo igual le ofrecí a la facultad disculpas.
-¿Habló en algún momento con la alumna?
-Quise hacerlo como diez veces, pero la familia no quiso, el tío tampoco quiso que lo hiciera.
-¿Qué concepto tiene de la alumna?
-Tengo excelente concepto de ella y del grupo, es gente muy responsable.
-Si es una persona “responsable”, entiendo aún menos… ¿por qué lo acusaría?
-Sinceramente, no lo sé. Que cada uno lo interprete como quiera. Insisto en que el grupo es muy bueno. Soy exigente con ellos, les exijo que lleguen a horario. La simpatía no es lo mío. Hasta les pido que apaguen los celulares.
-¿Qué dice su familia sobre esta situación?
-Mi mujer me apoya. Le dije de entrada lo que pasaba y le adelanté qué iba a pasar. Le dije que había sido un malentendido, que era un mensaje para ella.
-Insisto, ¿por qué le han dado tanta trascendencia todos a este tema?
-Yo tengo la misma duda que usted.
-¿Por qué dejó la Champagnat?
-Dejó de ser un gusto para mí, fue comprarme conflictos.
-¿No lo vuelve más sospechoso el hecho de renunciar, una suerte de aceptación de culpabilidad?
-Sí, lo evalué, pero no quería tener que enfrentar a los chicos, tal vez incomodar a alguien.
-Usted dice que habló con el tío de la alumna, que es un abogado conocido, ¿cómo fue ese encuentro?
-Él se presenta, me dice quién era, y yo me quería morir. Yo me decía a mí mismo “qué boludo soy”.
-¿Qué le dijo sobre lo ocurrido?
-Él me dijo: “No la vayas a contactar vos (a la alumna), yo le voy a decir que venga y le pedís disculpas”.
-¿Y después de eso?
-Nunca más pasó nada. En el medio apareció la Dra. Carolina Jacky.
-¿Qué le dijo Jacky?
-Nunca quiso hablar conmigo. Y luego me entero que la alumna está yendo al psicólogo. ¡Que vaya al psicologo porque recibió un mensaje equivocado me parece mucho!
-Perdón, pero uno lo ve de afuera y es imposible creer que todos se hayan confabulado, la familia, la propia afectada, etc…
-¡Si yo voy a hacer una picardía así, no lo voy a hacer tan mal! Aparte, un mensaje así se envía antes de que la alumna rinda, no después. Ahora, porqué ella cree que fue deliberado o hay una intención, no lo entiendo.
-Pero usted le agrega sospecha al renunciar a dar clases…
-Es cierto, suena raro que uno se vaya, pero es el remedio menos doloroso. Uno ama dar clases, pero bueno…
-¿Alguna vez le había pasado algo así?
-Jamás. Denuncias de acoso, es la primera que tengo, que en realidad no es acoso, es un mensaje equivocado, que se lo mandé mal a esta chica.
-Tenemos entendido que fue llamado por el procurador de la Corte.
-Sí, Gulle me pidió explicaciones por la nota que publicaron ustedes en Mendoza Post. Lo entiendo perfectamente, yo hubiera hecho lo mismo en su lugar.