A los 31 años falleció el oso polar que estaba en el Zoo de Mendoza. Pesentaba un cuadro clínico terminal debido a su avanzada edad.
Murió el oso Arturo
El oso Arturo murió. Tenía casi 31 años de edad y con un promedio de vida superador a lo habitual de esta especie, en un contexto de encierro, puesto que en hábitat natural el promedio de vida se extiende hasta los 20 años y en contexto de encierro logran llegar a los 26 años aproximadamente.
Con 8 años de edad llegó al Zoológico de Mendoza, en 1993 y pasó 23 años de su vida en este paseo.
El preciado animal falleció por un desbalance hemodinámico, lo que desencadenó en una descompensación multisistémica.
Desde el viernes, los funcionarios de la Secretaría de Ambiente y Ordenamiento territorial, al mando de Humberto Mingorance, junto a parte del equipo de veterinarios del paseo y la Unidad Fiscal de Medio ambiente de Nación (UFIMA) acompañaron al oso, contemplando la posibilidad de dormirlo para evitarle sufrimiento debido a que ya habían sido agotadas todas las instancias de tratamientos.
Tal como ya se había anunciado con anterioridad, Arturo había entrado en un proceso de descompensación y deterioro marcado irreversible. Su salud fue decayendo y empeorando rápidamente.
Durante los últimos días, el oso polar presentaba un cuadro médico terminal grave por su avanzada edad y diversas complicaciones físicas de deterioro. Entre otras pérdida total de apetito, consecuente disminución de su peso y pérdida de visión y olfativa.
El último parte médico presentado por el cuerpo médico veterinario del Zoológico provincial indicó que el animal permanecía poco reactivo con mínima respuesta a estímulos y depresión marcada de su sistema nervioso central.
Los estudios que se le realizaron en el último tiempo indicaron la presencia de osteólisis del hueso nasal, es decir, desgaste del hueso, producido por infección ya que se determinó presencia de bacterias y hongos en la zona, por lo que se le realizó un tratamiento antibiótico prolongado.
La inspección ocular reveló una pérdida de visión crónica en el ojo derecho, probablemente de larga data y asociada a su edad. El ojo izquierdo no pudo ser examinado debido a la inflamación que presentaba, producto del cuadro general infeccioso observado y que luego terminó con una ceguera total.
La Secretaría de Ambiente destacó la labor y el carisma de todo el personal del paseo y de las organizaciones no gubernamentales tanto nacionales como internacionales, que colaboraron con asistencia técnica para el diagnóstico y el tratamiento del oso Arturo.
También, desde esa área agradecieron a la Asociación Amigos del Oso Polar Arturo, que estuvo presente en cada momento del diagnóstico y el tratamiento del Oso Polar.