Un hombre internado en El Sauce por abuso se aprovechó sexualmente de un joven con retraso mental. Silencio oficial. Exclusivo Post.
Fue internado por violador en el hospital El Sauce... y abusó de un paciente
La historia es insólita, pero real. Y mendocina, claro.
Tiene que ver con un hecho ocurrido en las últimas horas en el hospital neuropsiquiátrico El Sauce de Guaymallén.
Allí, en el servicio judicial B de ese nosocomio, fue internado un paciente por orden de un juzgado, por el presunto delito de abuso sexual.
Y allí viene lo increíble… y grave: una vez ubicado en El Sauce, obligó a otro paciente con diagnóstico de retraso mental profundo, a practicarle sexo oral.
A su vez, luego de golpearlo, habría sido sorprendido por el personal y trasladado al sector cerrado dentro del mismo servicio donde fue agredido por otros pacientes por la “violación” al enfermo débil.
El dato fue confirmado al Post por personal del mismo nosocomio —luego refrendado por los familiares del afectado—, con el agregado de un agravante: frente a lo ocurrido, la dirección del hospital trasladó al paciente, supuesto violador, a un servicio abierto con pacientes internados voluntariamente.
El lugar donde lo trasladaron ostenta pacientes mayores de edad y 7 pacientes con retraso mental profundo.
A todo lo antedicho, debe agregarse que jamás se cumplió el protocolo previsto para casos de violación. El abuso ocurrió a las 2 de la mañana de ayer lunes y aún nada se hizo para con el joven abusado.
Lo ocurrido se enmarca en una discusión que nunca termina de darse en Mendoza —como tantas otras—: la Ley de Salud Mental exige que el hospital deje de ser “manicomio” y deje de funcionar como penal para personas inimputables.
Ciertamente, no es la primera vez que El Sauce es merecedor de señalamientos. De los tantos que podrían recordarse, hay uno del año 2009, que trascendió cuando la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) denunció a ese nosocomio ante Fiscalía de Estado por abandono de persona y violación de los derechos humanos.
El gremio afirmó entonces que los internos eran atendidos en los pisos del comedor y los pasillos del hospital, además de dormir en el suelo.
Mientras las autoridades hacen silencio respecto de este tipo de cuestiones —ante la consulta de este diario, desde el hospital se negaron a hablar de lo ocurrido— los trabajadores de ese centro exteriorizan su bronca y malestar.
“Sería conveniente que se intervenga El Sauce; estamos cansados de ver violaciones de todo tipo, cansados de no ser escuchados.... se están violando todas las leyes de los derechos humanos, y no queremos ser cómplices. ¡Ni un débil mental más abusado! Ya tienen suficiente con el abuso de no recibir un centavo de sus subsidios porque su familia se queda con su dinero, ya tienen suficiente con ser olvidados por la sociedad, por ser rechazados por todos”, dijo uno de ellos al Post.
Como se dijo, no se trata del primer caso de este tipo; seguramente tampoco será el último. Como suele decir la chilena Isabel Allende, “no hay nada tan peligroso como la impunidad, amigo mío, es entonces cuando la gente enloquece y se cometen las peores bestialidades, no importa el color de la piel, todos son iguales”.