¿Existen fiestas electrónicas en Mendoza? ¿Se venden drogas allí? ¿Hay que prohibir esos eventos? Una discusión incómoda, pero necesaria.
Mendoza, las fiestas electrónicas y las drogas
Mientras los coletazos de la tristemente célebre fiesta Time Warp se van apagando —por caso, tres de los chicos que estaban internados fueron dados de alta—, la discusión respecto de las drogas de diseño en Argentina va perdiendo fuerza.
Cuando ello termine de ocurrir, volverá a generarse el caldo de cultivo como para que vuelva a suceder lo mismo, una y otra vez. Es inevitable: si no hay concientización, no hay cura.
Por más que ese tipo de eventos se prohíban, nada puede evitar que jóvenes y no tan jóvenes sigan consumiendo drogas que terminan siendo mortales. Si no es en una fiesta, será en un cumpleaños; o en un encuentro privado de amigos... donde sea. La cuestión es clara.
Por otro lado, las medidas que hoy se llevan adelante para morigerar el consumo de estupefacientes sintéticos solo se circunscriben al ámbito de la Ciudad de Buenos Aires. Ergo, ¿qué ocurre allende la Av. General Paz? ¿Quién controla lo que sucede en el interior del país? ¿Y en Mendoza en particular?
Éxtasis, la pastillita de moda
El primer dato de relevancia a tener en cuenta lo publicó el Post hace unos meses: el consumo de éxtasis creció 1.400% en Mendoza en los últimos diez años y poco se está haciendo para frenarlo.
Ese elocuente incremento quedó evidenciado a través de una encuesta que realizó la Sedronar en estudiantes de escuelas públicas y privadas y ni siquiera se oculta en ciertos ámbitos donde la droga sintética es parte de la escena, como algunos eventos en boliches y fiestas privadas.
Ver además: Despenalizar, sí; hacer campaña contra las drogas, jamás
Víctor Festa, un ex adicto que actualmente trabaja en REMAR (Rehabilitación de Marginados) y conoce en profundidad el drama de la droga, le puso número a la tragedia: "De 100 chicos en una fiesta electrónica, 50 toman éxtasis y 80 toman, además, otro tipo de drogas".
Luego, sin dar respiro, arrojó un dato tremendo: "En Mendoza, de 10 adictos sólo uno se recupera para toda la vida" .
Víctor Festa, de REMAR, traza un panorama pesimista en la provincia
¿Prohibir o no prohibir?
Tras la muerte de los cinco jóvenes en el evento de marras, varias provincias decidieron trabajar en pos de prohibir las fiestas electrónicas, una de ellas es Buenos Aires.
En Mendoza, ello no ocurrirá. Al menos, es lo que anticipó el subsecretario de Relaciones con la Comunidad, Néstor Majul, quien advirtió que la solución no es la prohibición sino “trabajar en los controles y en la concientización”.
Ver además: Un juez prohibió los boliches en Buenos Aires
Para Claudio Izaguirre, presidente de la Asociación Antidrogas de la República Argentina, ello es un error: “Las fiestas electrónicas deben ser prohibidas hasta tanto se garantice que van a ser fiestas limpias, es decir, que no se van a vender drogas adentro”, dijo al Post.
Y añadió: “Para eso tienen que ser fiestas privadas, y a partir de ahí, permitir el ingreso de las fuerzas de seguridad para el control de todo lo que tenga que ver con la comercialización dentro de los boliches, sea ajena o sea parte del grupo organizador”.
Para dejar clara su postura, Izaguirre destacó que las fiestas electrónicas “se arman para vender drogas de diseño y para la presentación de nuevas drogas en experimentación”.
Izaguirre, a favor de la prohibición de las fiestas
En la vereda opuesta se encuentra el titular de Toxicología de la provincia, Sergio Saracco, quien también habló con este diario: “Ninguna fiesta tiene que ver con lo que hace el uso y el abuso de una sustancia; con ese criterio, tendríamos que prohibir las fiestas folclóricas para que no haya consumo de vino o fernet”.
Para el funcionario, es errado pensar que el problema de las drogas se logra con más prohibición de fiestas: “Lo que hay que abordar es específicamente el tema de generar un principio de precaución respecto del consumo de sustancias de diseño. Todas las drogas de diseño provocan arritmias e hipertensión, y llevan a la muerte. Lo que hacen falta son campañas de prevención”, indicó al Post.
Ver además: Mendoza controlará las fiestas electrónicas
-También está el tema de la adulteración de las drogas.
-Sí, pero el tema no pasa por si está adulterada o no la droga, sino porque las sustancias generan un daño a la salud. Es como si tuviéramos una conserva con botulismo y discutiésemos si hay que legalizar las conservas con botulismo. El tema es que ello tiene un riesgo para la salud, eso es lo importante.
-El problema es el abordaje siempre desde lo policial.
-Exacto. Que estén prohibidas esas drogas no es una cuestión policial o judicial, sino de salud pública. Ya lo dijo la ONU. Las drogas afectan la salud pública. Insisto, hay un serio problema y no se está trabajando en la prevención. Eso tiene que empezar en la escuela primaria, a los 11 o 12 años.
Saracco, en contra de la prohibición de las fiestas
-¿La discusión está equivocada entonces?
-Se discute sobre la sustancia y no sobre el sujeto. ¿Qué provoca que una persona necesite consumir drogas? Eso hay que preguntarse. Y trabajar al respecto.
Fiestas mendocinas
Independientemente de que haya que prohibir o no las fiestas electrónicas, es certero y real que poco y nada se controla lo que allí sucede.
En Mendoza, por ejemplo, ningún funcionario de Seguridad supo responder dónde hay eventos de ese tenor. Ello aún cuando muchos se promocionan en Internet.
Una de las más relevantes, es la Fiesta Unik Mendoza, que suele hacerse en el complejo Arena Maipú. La última se hizo el pasado 28 de abril. Basta ver los foros de Internet —algunos aún persisten en Facebook— para descubrir el descontrol que allí se vive respecto de las drogas.
Otra de las que supo despuntar en la provincia es la fiesta que casi mensualmente se hacía en el boliche Cinerama del Departamento de San Martín.
Pero hay más: está Clubsound, una de las pistas del boliche Al Sur, en Chacras de Coria; y Voodoo, ubicado en el mismo Departamento.
Como se dijo, solo basta mirar los comentarios en la web para saber qué ocurre en esos lugares. “Te recomiendo Voodoo, es el boliche de más concurrencia de Mendoza; no es muy buena la gente pero de vez en cuando tiran un buen fechon”, le responde un anónimo usuario a un porteño que amaga con viajar a la provincia.
En el contexto referido, el Post intentó hablar con algún funcionario del Ministerio de Seguridad de Mendoza, pero no tuvo éxito. Se hicieron las gestiones necesarias y todo indicaba que habría una voz oficial que respondería finalmente, pero ello no sucedió.
Concluyendo
Mientras se discute sobre fiestas electrónicas, si son convenientes o no, la problemática pasa por otro lado.
Lo describió Mauricio Girolamo, psicólogo e integrante del Observatorio de Consumo Problemático de Sustancias de la UNCuyo: “La Argentina ya no es un país de tránsito de droga. Acá hay tráfico y consumo y lo vemos cada vez que la policía encuentra un laboratorio de estas drogas sintéticas”, dijo a este diario.
Acto seguido, Girolamo arrojó una verdad de Perogrullo: “Evidentemente hay cierta facilidad para la compra de las sustancias con que se elaboran estas drogas y eso muestra que hay un mercado paralelo o los controles son escasos”.
Ello lleva a preguntarse: más allá de discutir sobre el uso y abuso de estupefacientes, acerca de cómo abordar la problemática del adicto y tantas otras cuestiones… ¿no es hora de atacar el problema del narcotráfico de manera más eficiente?
Está perfecto que se trabaje sobre el drogadicto como sujeto, su entorno social y sus carencias, pero también es imprescindible la lucha contra aquellos que venden narcóticos a gran escala. Esa es la clave.
Luis Cárdenas Palomino, destacado expolicía Federal mexicano explicó claramente ese punto, el mismo que llevó a México a ser un país infestado por las drogas: "Los narcos han ofrecido trabajo y oportunidades y un sentido de identidad que nosotros como sociedad no les pudimos dar".