Marcela Kloosterboer espera que su hijo haga un mundo mejor
La actriz Marcela Kloosterboer está en un parate laboral para disfrutar del su embarazo. Además, se da el lujo de probarse como diseñadora de la marca de zapatos y carteras de cuero sintético que lleva su nombre, despuntando su proactividad, y, al mismo tiempo, con su marido, Fernando, crean un mundito propio, lejos de la ciudad, para recibir a su primer hijo.
Con cuatro meses de embarazo, Marcela confía en que su misión es ponerse al servicio de un mundo mejor, según publicó el suplemento Ohlalá del diario La Nación que entrevistó a la bella actriz
Kloosterboer ha confesado ser vegana y que espera que su hijo tampoco coma carne, al menos ella no le dará ese tipo de alimentación. Incluso, sus diseños están orientados hacia el veganismo.
Al respecto le preguntaron: ¿Creés que es un valor agregado que sea moda vegana?
Sí, es una tendencia mundial ser más conscientes de lo que comemos, de lo que vestimos. Al haber más información, me parece que es este el camino. Por algo hay tanta gente vegetariana ahora, nada que ver con hace veinte años, cuando yo dejé de comer carne.
¿No creés que hubo una vuelta a comer carne ahora? Como que muchos se sumaron a una moda y ahora están volviendo...
Sí, es cierto. Es natural, tomás una decisión y podés cambiar de idea, sobre todo cuando no hay una convicción real. No es que todos tienen que tomar conciencia de la pobre vaca. A mí me pegó así, eso es lo que me sensibiliza.
Pero no sos una evangelizadora...
No, obviamente llevo mi mensaje y trato de concientizar, pero tampoco soy de "ah, vos te estás comiendo un bife". La otra vez iba con mi mamá - que no es vegetariana - por la Panamericana y vimos un camión con vacas. Y ella me dijo: "Qué feo, debe ser el único país en el que las ves así". Ahí salté: "¡Tendrían que ser de vidrio los camiones!, no seamos hipócritas, el que está pagando por eso, que las mire a los ojos".
Fernando, tu marido, ¿sigue comiendo carne?
En mi casa comemos mucho vegetariano, obviamente, yo cocino y él también me cocina a mí, pero él sigue comiendo carne. No tiene sensibilidad para eso, sí para otras cosas, pero no se conmueve con eso, y bueno, también es respetable.
¿Y a tu hija/o le vas a inculcar esta misma conciencia?
Eso es TODO un tema...
Porque tu marido también opina ahí...
Claro, es de a dos... Yo sé que el día de mañana él o ella va a decidir, pero la primera decisión es de los padres. Yo no le pienso dar nada, pero por ahí el padre sí. Lo charlamos, pero no llegamos a un acuerdo todavía...
Y casarse después de haber convivido... ¿Qué implicó el ritual de casamiento? ¿Les marcó un antes y un después o fue lo mismo?
Fue una fiesta increíble de amigos, así que me acuerdo del casamiento y digo: "Qué divertido, qué buena fiesta"... Y había mucho amor en el aire. Yo había dicho: "No me voy a casar", pero cuando mirás para todos lados y están todos queriendo que seas feliz esa noche, circula una energía muy fuerte. Y me parece que también cambia tu cabeza, no creo que sea casarnos "por un papel", sino que hay otro compromiso, celebrar el amor.
¿Te agarró un poco el vértigo del "para toda la vida"?
Me acuerdo de cuando se casó mi hermano en Hawái, en una ceremonia en la playa, y llegó el momento del "para toda la vida", yo después le dije: "Che, ¿qué onda esto?, es fuerte"... Es algo que puede ser o no. Ojalá que sea así, pero es un proyecto de todos los días.
Un hijo quizá condensa todavía más el "para toda la vida", porque no vas a poder cortar con esa persona así nomás...
Por eso también es importante elegir a la persona con la que querés estar desde el amor, pero también desde la inteligencia. Te podés separar el día de mañana, y una tiene que seguir eligiendo a esa persona por los valores que tiene más allá de que se haya acabado el amor de pareja.
¿Te sentís conectada con el bebé?, porque los primeros meses no te cae mucho la ficha.
Y, no. Fer me dice: "Bajá un cambio", porque yo sigo haciendo miles de cosas. Pero creo que mientras tu cuerpo te deje hacer, se puede, porque el cuerpo es sabio, y llega un momento en que tenés que parar.
¿Activás alguna fantasía, empezás a pensar cómo va a ser...?
No sé, creo que por algo son nueve meses, como para que vayas tomando contacto y conectándote desde distintos lugares, dejo que vaya fluyendo, soy muy maternal, soy de Cáncer.
Está bueno que puedas compartir el embarazo con amigas, ¿ya tienen su grupito de WhatsApp?
Sí, donde podés preguntar: "Che, ¿y las mamaderas...?". Somos ocho o nueve amigas de toda la vida y, en este último año, cinco estamos por ser mamás, incluso mi mejor amiga.
¿Sos una exploradora espiritual?, ¿cuál sentís que es tu misión?
Sí, soy espiritual, en su momento fui a hacer yoga, traté de meditar más de chica con un amigo mío que vivía en una montaña en Mendoza. Pero me costó cuando intenté hacerlo sola. Pero desde muy chica tengo mucha conciencia y empatía, por ejemplo, de que no maten animales y mantener la armonía de la naturaleza. Mi misión es concientizar, llevar esa información de cómo se mata un animal, de cómo se contamina con esto, de cómo reducir nuestra basura y difundirlo para que de pronto alguien lo reciba y diga: "Ah, no sabía esto".
En la última entrevista, decías que eras medio cabrona, ¿cómo descargás, cómo nivelás?
Soy de sacar para afuera, de putear: "Ahhhhhh", y listo... Mejor que todo salga.
¿Y te preocupó un poco la situación global cuando decidiste traer un hijo al mundo?, ¿lo vas a criar con una visión más optimista?
Sí, optimista siempre. Creo que el cambio de todo viene de uno, del granito de arena que cada uno sume. A mí no me gusta estar quejándome y no hacer nada, el que se queja es porque no hace. Yo soy de hacer, desde reciclar todo y no generar basura en mi casa hasta tener mi marca con conciencia. Por otro lado, está bueno traer una persona al mundo, para transmitirle este mensaje y que él o ella lo pueda transmitir también, de cuidar el planeta y de ayudar al que más lo necesita. Me parece que hay que darle la vuelta: traer un hijo al mundo no es algo negativo ¡que ese hijo venga a colaborar! Traigo un hijo al mundo para hacer del mundo algo mejor. Hay cosas que están mal y que siempre van a estarlo, pero también creo que el mundo tiene que evolucionar, y el mundo empieza por tu casa, por tu barrio, por tu país; así, desde lo más chiquito hasta lo más grande.